La lucha por los derechos humanos, contra la discriminación y el racismo ha sido una constante dentro del BAFICI. Es más, tuvo una sección destinada a los DD.HH. Más allá de esto, hay películas que son muy críticas respecto a la coyuntura a la que se vive. Muchas veces, tomando la historia de minorías que deben hacer frente a diversas y dolorosas vicisitudes.
En esta ocasión, destacamos dos películas de distintas geografías. Desde Francia, llegan “Los bárbaros” de la enorme Julie Delpy y “Cuatro estrellas”, de Argentina, dirigida por Ulises Puigross. Ambas cuentan con múltiples méritos para ver, disfrutar y sobre todo, reflexionar. Más aún, con el contexto liberidiota que nos atraviesa como sociedad en que, parece, que ser malo, racista y discriminador ha pasado a ser una virtud que, encima, debe mostrarse con orgullo. Un asco.
“Les Barberes”
Borrar con el codo….
La Revolución Francesa, para muchos, la cuna de la democracia, se basaba en los preceptos de “igualdad, fraternidad y libertad”, algo por demás destacable. Como las sociedades están conformadas por hombres y mujeres falibles, plausibles de incubar gérmenes nefastos como el racismo y la discriminación, las ideas acuñadas en el pasado pasan a ser una piedra atada con un grillete.
A lo largo del tiempo, Julie Delpy ha construido una carrera cinematográfica, tanto como actriz como directora, tan sólida como personal. Si a todo esto, le sumamos que siempre ha dejado en claro sus posiciones, estamos en presencia de una artista comprometida con su tiempo. Con “Les Barbares”, mete el dedo en la llaga no solo en los postulados que han hecho famosa a Francia a nivel político sino también en las ideas y decisiones que toma el colectivo denominado “gente” en las pequeñas “situaciones” cotidianas. Esas que tienen que ver con las relaciones interpersonales.

En este caso, el pueblo de Paimpont está revolucionado por la llegada de una familia de refugiados ucranianos. Amparándose en los principios que ya hemos mencionado, en medio de una coyuntura en que hay que ayudar a los agredidos por los “bárbaros” rusos que han invadido su país, hay que hacer algo. El gran inconveniente surge cuando se dan cuenta que, quienes van a llegar al pueblo no van a ser ucranianos sino sirios, de apellido Fayad.
Cuando se percibe este cambio, uno dice “uhhhh” pero ¿a qué viene la exclamación? Si se mantiene la tríada de conceptos que venimos repitiendo no habría problemas, pero ya sabemos que no es así. Hay un refrán que dice que “en la tierra de los iguales, hay algunos que son más iguales que otros”, algo absolutamente cierto y comprobable. No es lo mismo recibir a gente “blanca”, de otro país europeo que a uno asiático, con gente de piel más oscura y que, encima, ¡profesan el Islam!
Es en ese momento donde estallan las buenas intenciones por los aires para dar paso a los prejuicios y creencias varias, insostenibles bajo todo punto de vista. Se visibiliza la tan mentada “grieta” con cabezas bien conocidas. De un lado, la maestra Joelle que apoya la integración de los recién llegados y del otro, Hervé, el plomero que teme a todo aquello que es desconocido para él. Entre medio de ambos, la población de Paimpont entre la que figura el alcalde de la ciudad –que debe manejar las “presiones” del “afuera”-, el guardaparques que debe su nombre a una estrella de la canción francesa, Anne la amiga “inocente” de Joelle o el viejo Ives, revolucionario de otros tiempos que vive lejos del centro del pueblo pero que tira frases que te dejan pataleando en el aire.
Es fundamental en el film el humor y la ironía para llevar a cabo un guión que parece simple en su planteo, pero no lo es. Por el contrario, tira pequeñas “trampas” para ver si el espectador cae o no. La manera en que se encaran las situaciones son elocuentes. Es la “micro historia” la que impacta más que un documental de Le Monde. La sonrisa socarrona y cínica aparecerá frente a los diálogos entre las posiciones contrapuestas por la burda argumentación esbozada por una de las partes. De más está decir que, después de la pandemia, el virus del “terraplanismo” y la idea de “mi opinión debe ser respetada por más que diga una barbaridad” está en boga. Tanto que hay gobiernos que sientan su legitimidad en estas idioteces…que han sido votadas por la mayoría de la población.
Por otra parte, hay oasis de esperanza en tanto los recién llegados brindan un aire nuevo a la población a la que enriquecen no solo con su tinte “pintoresco” sino con sus propios conocimientos y habilidades. Ni hablar de cuando las distancias son sorteadas a partir una mirada interna y pura. La misma que también se desvía para no hacer frente a la realidad. Surge la pregunta de si esta familia, si estuviese bien en su país, con crecimiento y prosperidad, sin guerras ¿desearía ir a Francia? Más que seguro que no pero tampoco hay que olvidar que Francia –al igual que Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, Rusia y siguen las firmas- ha tenido una política colonialista de la que no ha hecho mucha autocrítica que digamos. Uno de los daños colaterales es, justamente, el que está yendo a su territorio, pidiendo vivir lejos de su tierra. El gran León Gieco cantaba “Si me pedís que vuelva otra vez donde nací/yo pido que tu empresa se vaya de mi país”.
La fotografía es excelente y da cuenta de esos pueblos ubicados lejos de las metrópolis, con paisajes bellísimos y una arquitectura especial. El elenco es de calidad, con momentos especiales para cada uno. Párrafo aparte para las apariciones de papá Delpy que brinda “aire” con unas estocadas de veneno, inolvidables.
“Les barbares” es ácida, ponzoñosa, molesta, con un humor que le hace derribar cualquier tipo de barrera que impida ver la realidad de su planteo. Será esa gracia la que le brinde la posibilidad de “gambetear” cualquier crítica negativa en su planteo. Más que criticar, habría que mirar puertas (y corazón) adentro que tan lejos está de la realidad, para poder modificarla.
Ficha técnica
Dirección: Julie Delpy. Guión: Julie Delpy y Matthieu Rumani. Con Julie Delpy, Sandrine Kiberlain, Laurent Lafitte, India Hair, Jean-Charles Clichet, Albert Delpy y Rita Hayek. Fotografía: George Lechaptois. Edición: Julia Huteau-Mouglalis. Sonido: Julien Sicart. Música: Philippe Jakko. Producción ejecutiva: Michael Gentile. País. Francia. Año: 2024. Duración: 102 mins. Idioma: francés, inglés y árabe.
Domingo 13 de abril. Cinepolis Houssay 4. A las 20 h
“Cuatro estrellas”
Brillar en un cielo sin diamantes.
Ellas son cuatro, tal como aquellos a los que aludimos en el subtítulo. Se llaman Lila, Ambar, Lisete y Marcela. Algunas son trans, otras no, pero todas son trabajadoras sexuales habitando un pequeño PH que es el universo de sus existencias. Ellas conformaron esa institución tan exaltada y por la que se lucha en nombre de su “pureza” aunque sea también de las más hipócritas que hay. Estamos hablando de la familia, la que, cuando funciona bien, es un núcleo fuerte y hermoso.
Como cualquier institución que se precie de tal, si tiene un funcionamiento interno correcto y aceitado, es el “afuera” el que empieza a molestar. Las cuatro cuentan con pesadas historias previas, así como un horizonte de expectativa diferente. El amor, la vida, la muerte, el trabajo y “el vivir solo cuesta vida” forman parte de sus existencias aunque con algunas particularidades. Estas, a partir de su visibilización en los gestos y situaciones mas pequeñas, que son las más elocuentes. El poder ir a comer a un restaurant sin que nadie diga nada es una fiel postal de esto. Es la misma que debería para empezar a abrir cabezas y mitigar la discriminación tan en boga que se ve hoy en día.

La lente de Pablo Sigliani se ubica en lugares tan estratégicos como certeros. Muestra lo que tiene que mostrar sin recargar tintas. El excelente guión de Ulises Puigross es llevado a buen puerto por una dirección precisa. Las palabras son precisas, sin caer en sentimentalismos que no vienen al caso, ya que se convierten en un boomerang de consecuencias nefastas. La performance del elenco es acorde a lo requerido, con especial hincapié en María Fernanda Callejón, actriz lamentablemente subvalorada ,cuyo trabajo sorprenderá a más de uno. Ulises Puiggrós y Ana Celentano (ambos, de reconocida trayectoria en el teatro independiente) son quienes llevan adelante, en diversos momentos, la carga emotiva de la película.
“Cuatro estrellas” es de esas películas que son como un iceberg. Al principio, podes ver la punta para después apreciar todo lo que hay debajo. Allí es cuando el enriquecimiento llega al espectador a partir de un film de calidad.
Ficha técnica.
Dirección: Pablo Stigliani. Guión: Ulises Puiggrós. Con María Fernanda Callejón, Romina Escobar, Ana Celentano, Jorge Sesán, Ulises Puiggrós y Mila Jaimes.. Fotografía: Luis Sens y Federico Martini. Edición: Glenda Daus. Dirección de arte: Mirella Hoijman. Sonido: Guido Deniro. Música: Diego Luna. Producción: Mariano Mouriño. Producción ejecutiva: Ulises Puiggrós, Pablo Stigliani y Mariano Mouriño. País: Argentina. Año: 2025. Duración: 89’. Idioma: Español.