Flema (y calidad) británica
¿Qué sucede cuando uno es víctima de sus miedos, de las presiones familiares, y de las obligaciones sociales? ¿Cómo puede llegar a afectarnos semejante cóctel a nuestra voluntad, incluso, a nuestra forma más básica de expresión: el habla? Simple: todo se trastoca. Y de eso (y de cómo duele superarlo) trata esta película. El segundo hijo de una familia con ciertas obligaciones para con su país, acosado desde pequeño por un padre estricto, un hermano mayor arrogante y una madre con las mínimas expresiones de cariño necesarias para subsistir se encuentra con que su tartamudez puede llegar a poner en peligro a todos. Sin embargo, hay alguien dispuesto a ayudarlo, y no sólo a hablar bien, sino a convertirse en el hombre que su nación necesita.
En resumidas cuentas, no sólo se trata de la historia del padre de Isabel II, sino de cómo una nación entera encontró en la figura de su monarca la fuerza necesaria para pasar una de sus épocas más difíciles. Y de cómo él se convirtió en ese hombre.
Excelentes interpretaciones (Colin Firth y Geoffrey Rush, impagables, al igual que ver a Helena Bonham Carter -una debilidad de la casa- en otro registro bastante alejado del que solemos verla) y una dirección de cámaras extraordinaria (en el sentido estricto de la palabra, sale de lo ordinario, y eso es muy bueno) hacen de este relato no sólo un documento histórico, sino también una historia de vida digna de ser vista.
Ficha técnica
Título original: The King’s speech. Con Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Guy Pearce, Derek Jacobi y Freya Wilson. Dirección: Tom Hooper. Guión: David Seidler. Duración: 118 minutos. Año: 2010. Origen: Reino Unido, Australia. Formato: 35 mm , color. http://kingsspeech.com