Disco: “El barco de Sococco” de Los Paquitos


Si hay una banda que viene desarrollando su carrera de manera metódica y seria, es “Los Paquitos”, quienes acaban de sacar su segundo álbum, denominado “El Barco de Sococco”. Si bien mantiene el espíritu de su disco debut “Despechados por Latinoamérica”, hay un sonido más maduro, que da cuenta de la mayor consistencia de la banda.

El repertorio de Los Paquitos se basa en boleros, vallenato, cumbia, rancheras, joropos, corridos y demás ritmos de nuestro continente. Los integrantes de la banda son Gustavo «Mosco» Martin en voz, Mathías Goyburu en percusiones y coros, Sebastián Gallinal Alzaibar en bajo, guitarra, clarinete y coros, Juanchi Bidegaray en guitarra y steel guitar, Santiago Weisbek en güiro, bajo y coros, Simone Giovine en acordeón y piano y Sol Alonso en voz, coros y accesorios.

La versatilidad de los temas se aprecia en el repertorio de doce temas que conforma un disco que se inicia con un recitado de esos que calan la piel. Épico y trágico inicia “Yo soy el viento”, un gran comienzo para un disco que navegará por distintas aguas musicales, siempre con sabiduría y buen gusto.  “Ambicioso corazón” es un bolero de aquellos, que invita a salir a la pista de baile, con la compañía adecuada para dejarse llevar por la música al tiempo que “Aquel” desgarra las penas por la pérdida de un amor.

El disco es más bien nocturno, para disfrutar a media luz con una impronta que parece de otro tiempo pero que Los Paquitos traen a la actualidad. De esta manera, temas como “Amarte más no puedo” invitan a bailar con pasión. En “Un puñado de oro”, la voz de Sol Alonso le imprime aires españoles a una tragedia de amor. La cumbia dice presente con “Adicción”, donde el amor de una mujer se transforma en una droga que se sacude bailando.

El barco conducido por Los Paquitos tiene muchas paradas en lo que a estilos se refiere. Una de ellas es en el asfalto porteño de la Reina del Plata con “Grises del cemento”. Un ritmo más rioplatense pero sin perder la impronta latinoamericana para una letra que combina algunos versos de “Mi Buenos Aires querido” para resignificar la melancolía propiamente tanguera de estas costas. Este tema de Los Paquitos me lleva a pensar que tan “latinoamericana” es Buenos Aires pero este es un debate largo que amerita más reflexión al respecto.

En “No te estoy viendo”, la steel guitar brinda el pulso de un tema de excelencia, donde “quiero resistir a mi manera” frente a la situación que plantea el título de la canción. “Reina de corazones” es de esas canciones que desbordan dolor pero que se cantan a flor de piel, incluso con una sonrisa. El tema inicia con un pedido/afirmación, de “Llévatela por favor/ tal vez a ti te entregue el cariño que a mi me negó”.

Una particularidad de los Paquitos es la excelente dualidad entre su producción en vivo y en estudio. Si bien en vivo, la fiesta es constante, en estudio, la banda logra un nivel de sutileza por demás destacable.

Con “Callejera” se inicia la última curva del disco. Un bolero de calidad donde  el “besar tu boca/ trasnochada y mustia/ te robé en un beso/ todo el corazón” se combina con la descripción –particular- de la destinataria de dicho amor. Los arreglos de esta canción son excelentes, dando cuenta de otra faceta importante de los Paquitos, la de arregladores.

En “Cumbia que te vas de ronda”, vuelve a dibujar la enésima sonrisa en los rostros con el contrapunto de los silbidos apenas se inicia. La voz de Sol Alonso es exacta en su interpretación.

Para el final, “Uno más” donde el pedido de despojarnos de armaduras que endurecen el corazón, se condensa en la frase “se llora por desgracia/también por felicidad”.  

“El barco de Sococco” es un disco de gran calidad, ideal para escuchar a toda hora y deseando siempre que Los Paquitos se presenten en vivo para ir corriendo a ver uno de los shows más calientes de la ciudad.

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