Al día de la fecha, las otrora bandas denominadas “de rock” van más allá de dicha categorización. Hay una búsqueda de expandir los límites al fusionarse con otros ritmos. Tal es el caso de Desierto y Agua que acaba de publicar su segundo disco “La quimera del caracol”.
La banda está compuesta por Daniel Riaño (voz, guitarras, ronroco, trutrucas y letras), Mariana Macchiarola (voz y coros), Maximiliano Morcillo (bajo) y Martín Rosetti (guitarras acústicas). Para la grabación del disco, contaron con la participación de Martin Millan (batería) y Hernán Bruckner (guitarras eléctricas y acústicas) de Árbol y los hermanos Santiago (violín) y Sebastián Andersen (voz) de El Plan de la Mariposa.
La paleta de colores que se aprecian en el disco es amplia. Rock con toques de ritmos latinoamericanos fusionándose de manera constante.
Riaño da cuenta de su buena pluma para canciones con conciencia social pero también con la sensibilidad a flor de piel. Se destaca el cuidado que hay en las letras que giran en torno a problemáticas en relación con la naturaleza y la ecología pero sin dejar de ver el costado político de lo que ocurre en la sociedad. Al respecto, la idea aparece desde el arte de tapa del CD con seres humanos caminando hacia el interior de un caracol (¿o será un remolino?) de color verde naturaleza
El disco abre con “La casa mayor”, un tema que será un buen compendio de lo que se va a escuchar a posteriori. El comienzo de guitarras rockeras darán paso al ronroco (instrumento de cuerda originario de Bolivia, de fisonomía similar al charango) para volver a su comienzo, mientras Daniel Riaño canta acerca de la explotación de la tierra cuando se pregunta “¿Quién controla ese afán de saquear? ¿Qué autoridad se cree dueños de los campos, aguas y montañas?”. En la misma línea letrística pero con un sonido más latinoamericano, suena “Se desintegra” con una fuerte crítica a la vida en sociedad (“el viaje al trabajo apretado como ganado/garpar todos los días el precio del ciudadano”), los medios de comunicación (“los chimentos de la tele solo empobrecen”) y el cuidado de los recursos naturales y la ecología (“el veneno de Monsanto agroquímico en el rancho”).
Con un clima más acústico, suena “La piba”, el tema más largo del disco y uno de los mejores de “La quimera…”. Aqui se relata la historia de una chica de clase baja que debe lidiar con las penurias de los sin jeta y excluidos de un sistema que los explota. Por el contexto actual, la letra se resignificará a cada momento en diálogo constante con cuestiones de género, aborto y el complejo de conciencia limpia de los que rigen los destinos del país. Al respecto, el final es tan metafórico como contundente “Toda decisión, sagrada acción, completa el plan de la perfección”. El arreglo de slide es un buen plus que enriquece al tema.
“Ese motor” capta al oído a partir de una melodía agradable que tiene un buen solo de guitarra y una rítmica sonando de manera sostenida, bancando la canción. El contrapunto que realizan Macchiarola y Riaño en voces es parte fundamental de un tema que apela al optimismo y la unión entre los seres al decir “Que juntos somos todo y solos somos nada”.
Con “La Muralla” y “Sangre nueva” se transitan los momentos más rockeros del disco. La primera va directo al hueso al comenzar con la frase “No, no te olvides de tus sueños. De eso se trata siempre”. Pero no es un optimismo naif sino que es un deseo genuino en medio de una sociedad de consumo exasperante con un pedido más que elocuente, “No sacrifiques más el milagro de la existencia”.
En cambio, dentro del sonido poderoso de “Sangre nueva”, la participación de los hermanos Andersen es enriquecedora. Sebastián canta junto a Riaño de manera sentida al tiempo que Santiago realiza su aporte a través del violín.
El particular sonido del ronroco es el puntapié inicial para “Pampas del olvido”, retomando un ambiente más folklórico, dando cuenta de la apertura de sonido y estilo que busca Riaño y la banda. A partir del sonido del ronroco y la percusión, se construye un tema que contará con un coro de niños.
Un bajo melódico anuncia a “En la pecera”, una especie de ska en el que la letra vuelve a ser importante en tanto se plantea la dicotomía del “adentro” bien conocido (“Deja el escudo que te armaste”) y ese “afuera” ignoto (“El mar de afuera te espera”) .
El disco cierra con “Errante”, en la que el ronroco y la trutruca (instrumento de viento de origen mapuche) se fusionan para construir una gemita de poco más de tres minutos. Allí, las voces de Riaño y Macchiarola brindan un clima de subyugante armonía, brindándole un broche de oro al disco.
“La quimera del caracol” es un muy disfrutable segundo disco de Desierto y Agua, banda que fusiona diversos estilos con buen gusto y letras por demás elocuentes.
Sábado 2 de julio. Desierto y Agua presenta “La quimera del caracol”. Vuela el Pez. Av. Córdoba 4379. A las 20.30 hs.