Disco: «Life in the Treehouse», de Marlango.

Marlango es una banda española que ya tiene su buen tiempo en la ruta. Hace poco vinieron a Argentina para tocar en el Festival Ciudad Emergente y presentaron lo que sería la edición local de “Life In The Treehouse”, su nuevo álbum. Este es el cuarto disco de un trio liderado por la talentosa actriz, cantante y compositora Leonor Watling junto con Oscar Ybarra y Alejandro Pelayo. Escrito todo en inglés, el disco tiene una atmósfera sugerente y apacible, con detalles y arreglos de apariencia sencilla pero que, en realidad, no lo son tanto. Como dirían de una chica, está maquillada para no aparentar su maquillaje. En este caso, se lo puede considerar como la creación de una atmósfera particular. El disco cuenta con artistas invitados de la talla de Rufus Wainwright y Jorge Drexler -con quién Watling ha tenido su primer hijo-. Este “Life In The Treehouse” da cuenta de la madurez musical que ha alcanzado Marlango en estudio a través de melodías tenues y sofisticadas, lejos del pop español for export como La Oreja de Van Gogh.
 

El disco abre con el que es el primer corte, “The Long Fall”, una linda y alegre canción, con interesantes arreglos pop, pared de sonido y teclados, que deja como mensaje en su estribillo, “Dejar pasar el tiempo sin tener ninguna prisa, porque todo lo que tenemos es esa larga caída…”.

Con “I Don’t Really Want To Know”, el disco mantiene una cadencia por demás interesante, de neto corte beatle en sus coros pero en “You won’t have me”, cambia el tono pop hacia algo más bluseado y la voz de Leonor mutando para obtener la exactitud interpretativa. Según dice Leonor, “Thank Someone Tonight” es la canción más compleja” del disco. Es climática, con sonido de relajación que tiene su punto justo en el dueto que entabla con Jorge Drexler. En cambio, “Too Many Ways”, se manifiesta con fuertes acordes de guitarra y una voz que destila esa bronca latente pero de manera cuasi monocorde. 

El disco tiene una identidad definida que no le impide mutar en diversos matices y texturas. Un piano machacante junto a una voz en segundo plano, dan paso a una canción con tintes épicos que va y vuelve en una melodía atrapante en “The Answer” mientras que Rufus Wainwright hace los coros. En “Play Boy Play”, la guitarra funciona como sostén principal de la canción con un ritmo campestre, luminosa, también con Drexler como acompañante y con su aura sobrevolando la canción. Lo mismo ocurre con “Let The Sky Fall”, con una impronta urbana y una guitarra rítmica de fondo mientras la voz es de esas se cantan mirando para abajo, con la cabeza inclinada y levantando los ojos, en algunos momentos de la misma. La introspección del disco tiene uno de sus puntos con “I Carry you”, profunda, reflexiva, con un clima para sentarse a pensar sobre el porqué de las cosas. Vuelve Drexler a colaborar con la banda en “White Noise”, que es más rápida pero mantiene un ritmo pop y pinceladas de teclados que enriquecen el tema junto con un saxo que da la impronta sexy al tema. Un sonido “Beach Boys” pero con más ritmo y no tan playera le dan a “Take me” una sonrisa inmediata que, junto con un silbido le da una empatía de contagiosa alegría. Para finalizar el disco, nada mejor que “Lullaby”, una canción de cuna, emotiva y feliz, con un bebe haciendo coros de fondo.

Y así pasó todo el álbum, impregnado de esa extraña melancolía, de esa tristeza con buena onda, de la particular, serena y sabia alegría de Marlango. “Life in the Treehouse”, desde el título, denota que este va a ser su momento de madurez intimista pero muy cercana a una alegría sincera y sensible. Digna de aquellos discos que piden ser escuchados para brindar, a cambio, un momento de excelencia y de paz.


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