Disco: Watts at Scott’s de Charlie Watts

La carrera de Chalie Watts como solista (si! La tiene!) dista mucho de lo que hicieron sus compañeros de ruta de los Rolling Stones. Durante los descansos de giras y grabaciones en estudio, que en los últimos años hay más de lo segundo que de lo primero, Charlie Watts utilizó su tiempo sabiamente formando una banda con la que podría dar rienda suelta a su profundo conocimiento y amor por el jazz. Digamos, se daría un gusto grande con gente “del palo”. Watts reunió a algunos de los mejores músicos de Inglaterra para darle forma a este deseo, en el que incluye al director de orquesta, compositor, arreglador y saxofonista alto y soprano Peter King, el trompetista, Gerard Presencer, y al saxofonista, héroe de cierta vanguardia jazzera, Evan Parker. 

Este disco -“Watts at Scott’s”- refleja las presentaciones que realizó la que podría llamarse “Charlie Watts Jazz Band”, en junio del 2001, en el club de Ronnie Scott’s de Londres. El repertorio es amplio, divertido y por sobre todas las cosas, muy bien interpretado. Se nota que hubo un ensayo concienzudo para llevar a cabo estas presentaciones. Más aún si la lista de temas (son quince en los dos CD que forman parte de esta edición), incluyen composiciones de monstruos sagrados como Duke Ellington, Thelonious Monk y Miles Davis. Si bien el show tiene un hilo conductor, el mismo tiene sus variantes que permiten el enriquecimiento de la performance. Se puede ir del Bebop hasta alguna melodía con sutiles arreglos de funk. Todos los músicos tendrán su momento de lucimiento si bien es LA banda la que suena como un todo ensamblado y aceitado en un 100%. Recordemos que Charlie Watts siempre se consideró un baterista de jazz y que ya, en los 60, solía tocar con Alexis Korner, la Graham Bond Organization piezas que muy lejos estaban de lo que después iba a formar parte de su forma de vida, junto con Jagger, Richards, Brian Jones y Bill Wyman. 

“Watts at Scott’s” es un disco más afable para el jazzero de oído refinado aunque estaría bueno que algún fan de los Rolling Stones también lo escuche y pueda apreciar como el baterista de su banda favorita le abre un nuevo universo de música que se extiende más allá de los contoneos y los riffs de guitarra.



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