Leo un posteo en el Cara-libro que dice lo siguiente “Si leyeses algo de Historia, no me felicitarías por el Día de la Mujer”. No solo que esto es cierto sino que se da la situación en la que el “caballero” que felicita, se ofende ante el llamado de atención. Este hecho fue el punto de partida para este texto.
Primeramente diremos que el 8 de marzo de 1857, en Nueva York, 40 mil costureras hicieron una huelga para mejorar sus condiciones laborales. El dueño de Cotton Textile Factory -la fábrica en la que trabajaban-, las encerró en su lugar de trabajo y después prendió fuego a la empresa. Murieron 129 mujeres.
Hoy en día, continúan apareciendo mujeres golpeadas y muertas con números más que alarmantes. Temas como la violencia de género y la trata han logrado un poco más de visibilización en los medios pero las «justificaciones» siguen apareciendo…Por este motivo, y al ser hombre, me resulta difícil decir «Feliz día» cuando sería un motivo de reflexión y lucha al respecto.
Como hombre, no me sorprende en absoluto el carácter irascible de quien se ofende ante el rechazo de la felicitación. Al día de hoy, una gran cantidad de hombres siguen atrasando años por más que las redes sociales permitan el acceso a la información de una manera por demás veloz. Ahí es donde falla la ecuación. Muchos tipos “no quieren” informarse y darse que el mundo ha cambiado, dando muchas vueltas sin pedirle permiso a su ego inflado de crianza machista, a través de los años.
Parece que los chicos tienen miedo. Si. Tienen miedo. Y muchos de ellos son grandes y muy idiotas. Con un complejo de Peter Pan eterno, viven una vida en la que su deseo se transforma en un capricho pero que no encaja con sus cánones con los que ha crecido. La respuesta es muy simple. El tiempo pasó y el hombre en cuestión, no. Se ancló en ese “tiempo que fue hermoso” –a su considerar- y que ahora no entiende. Todo lo sorprende y pregunta el porqué del cambio –sin alusiones políticas-, para después echarle la culpa a ese “otro” que, obviamente, no es él mismo.
Saben en su fuero íntimo que, si se ponen a tono con el paso del tiempo y el cambio de paradigmas, va a tener que resetear su propia formación, dándose cuenta que estuvo pensando/sosteniendo algunas cuestiones que dejan mucho que desear. ¿Qué hacemos? Nada. Que todo siga igual y “me la banco” en ese lugar. Este bodoque verá a mujeres que reclaman por sus derechos y no las entenderá, poniéndolo en otro lugar pero siempre con el miedo al que hicimos mención en el segundo párrafo. El hecho que tenga pareja e hijas, lo llevará a otra geografía.

Es el tipo que hace chistes machistas de toda índole por más que tenga hijas que pueden estar del otro lado de sus “bromas”. Igualmente, es un gran trabajo el que hace para obviar lo que ocurre y negarlo al mismo tiempo que es un consumista consumado, que vive en una nube de pelotudez infinita.
A todo esto, recordemos la forma en que «debutó» la gran mayoría de los hombres de nuestro país, algo de lo cual debemos reflexionar…
Ayer caminaba en la marcha y había algunos hombres acompañando a su pareja. Eran pocos. Las excusas esgrimidas serán múltiples pero se resume muy bien en “La familia argentina”, la ácida y humorística canción de las Viudas e Hijas de Roque Enroll.

Reflexioná, debatí, pone en duda todas las pavadas que te inculcaron y contrastalas con lo que ocurre hoy en día. Nosotros somos parte de esta sociedad en la que, practicamente, muere una mujer por día. Alguna vez, sentí orgulloso de algo que realmente vale la pena como el crecer como ser humano. Enriquecerte como individuo, como…..¿hombre? ¡je!