Maia Gattás Vargas: «‘Vientos del este’ es un proyecto que tuvo un largo plazo y fue renaciendo varias veces».

A partir de la reconstrucción de la imagen de su padre, Maia Gattás Vargas concibió «Vientos del este», un film sutil y personal que aborda la situación de Palestina. Con un relato pausado y reflexivo, plantea otra forma de llevar a cabo un documental. Gattas Vargas analiza la concepción de su obra, reflexiona sobre sus orígenes y las identidades que la atraviesan asi como sobre la situación actual del cine argentino.

– Maia, ¿cómo surge la idea de filmar “Vientos del este”?

– Nació como una intuición, un impulso, de que había algo que contar a raíz de encontrar algunas coincidencias muy llamativas en mi historia personal. Luego vino la parte de experimentación audiovisual. Al no estar formada en cine sentía una libertad creativa que me entusiasmaba. También fueron importantes algunas películas que me inspiraron y dieron impulso, como el cine de Gustavo Fontán, Naomi Kawase, Eric Pawles o Ignacio Agüero. Son cines que trabajan con lo pequeño, lo cotidiano y lo precario. Te hacen sentir muy cercano como espectador/a. 

– ¿Cuánto tiempo te llevó la filmación completa? ¿Tenías mucho material para cortar?

– Viento del este es un proyecto que tuvo un largo plazo y fue renaciendo varias veces. Podría decir 10 años, pero no fueron de corrido, sino con muchas interrupciones. Creo que más del 50% del material quedó afuera… ¡Es la parte más difícil y más saludable!

– ¿Cómo recibieron tu mamá y tu abuela tu idea del documental?

– Lamentablemente mi abuela no llegó a verlo, murió unos meses antes. Mi madre lo vio muchas veces, y cada vez ¡le pasa algo distinto! Pero creo que está muy contenta y emocionada con todo el proceso.

– El documental toca la temática palestina desde la sutileza. ¿Cuándo y cómo fue que elegiste esta característica para encararlo?

– Empecé la película en 2012 con mucha consciencia de que Palestina es un territorio ocupado que lucha por existir desde hace más de 70 años. En un momento pensé que la película iba a ser más explícitamente política. Luego, en 2015, con Isabel Di Campello armamos una banda de rap llamada Palestina Monamur. Ahí se canalizó mi faceta más militante. 

Por otra parte, la película tuvo muchas idas y vueltas. Creo que encontró su temple en la época de la pandemia. Fue apareciendo una voz más tranquila, más poética o sutil, como vos mencionas. El eje empezó a estar en el duelo por la pérdida de esa cultura y de mi padre. En un momento tuve que sincerarme conmigo misma y decir: quizás no es una película militante sobre Palestina como había pensado en un primer momento. Pero Palestina está siempre ahí, tan fantasmagórica como mi padre.

– Hay dos palabras que, me parece, atraviesan el relato que son “memoria” e “identidad”.

– Sí, creo que inevitablemente la memoria invoca el olvido y el miedo al olvido. Con respecto a la identidad, cada vez más pienso que una tiene el derecho a ir construyendo e invitando esa identidad. Hay un libro que me marcó mucho en el proceso de hacer esta película y se llama «Volverse palestina» es de Lina Meruane, una escritora chilena que vivió el proceso de reconstruir e inventar esa identidad de diáspora palestina. Me sentí muy cercana cuando lo leí.

– ¿Cómo ves la situación actual del cine argentino?

– Está en su momento más dramático desde que tengo memoria. Por supuesto no es solo el cine, es el panorama general que atraviesa nuestro país. Es una pérdida no sólo para los realizadores audiovisuales sino para lxs espectadorxs. El derecho a ver productos diversos y a tener una propia voz. Una identidad de cine argentino que se arriesgue a producir desde saberes locales.

Se cierran cada vez más cines y se consumen películas en el espacio doméstico sin compartir la sala oscura con desconocidxs que es parte de un ritual. En mi caso, aprendí sobre cine viendo cine. Nunca habría podido hacer esta película sin el INCAA. Sentí que la 5ta vía documental era un espacio en el que este proyecto podía tener lugar, y así fue. Fue fundamental el acompañamiento de Marcelo Burd, quién ya tenía mucha experiencia de trabajo con el INCAA.

 Es una oportunidad muy especial el financiamiento a cosas pequeñas, a nuevas voces que se salen de la industria. Es un apoyo para que muchas personas puedan empezar un recorrido, una apuesta.

– ¿Crees que la producción cinematográfica argentina va a caer ante la política del gobierno nacional?

– No, creo que va a resistir, se va a reinventar. Quizás bajará el número de producciones por un tiempo, pero a la larga, el cine vencerá y sobrevivirá!

– Te dan un formulario y te preguntan “profesión”. ¿Qué respondes?

– Hace poco tiempo empecé a decir: artista visual a investigadora. Hace varios años que soy becaria del CONICET.

– Ahora, la última, si por la puerta de tu casa, llegase la joven Maia de 18, 19 años, ¿qué le dirías? ¿Un consejo? ¿Alguna recomendación?

-Mi recomendación sería: inventar una propia forma de hacer las cosas y hacerlas, aunque lleven muchos…muchos años.

Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635. Del jueves 27 de febrero al miércoles 5 de marzo, a las 19.45hs

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio