“Los habitantes” (Teatro)

Fantasmas sin fronteras.

De Joselo Bella y Pedro Sedlinsky. Actuación: Joselo Bella. Iluminación: Leandro Orellano. Video: Hernán Pulido y Diego Calcagno. Fotografía: Paula Barrionuevo y Hernán Pulido. Diseño Gráfico: Julieta Nores. Dirección: Pedro Sedlinsky

Espacio Callejón. Humahuaca 3759. Domingos de febrero (capítulo 1 y 2) y de marzo (capítulo 3 y 4), 21 h.

Una miniserie de cuatro capítulos en el teatro. ¿Es posible? Parece que Joselo Bellas y Pedro Sedlinsky lo creen posible. En este caso, dramaturgia centrada en un solo actor, con los elementos técnicos usados (iluminación y escenografía –una sola silla-) para la creación de sentido.

Los cuatro episodios tienen nombres propios: Shemtob, Federico García Lorca, Carmen Luna y Antonio Machado. Cada uno de ellos, será protagonista del segmento pero con la trascendencia en el futuro, siempre con una referencia política más que obvia y relevante. No en vano todo comienza a principios de siglo XX en plena Rusia zarista con Shemtob tratando de hacer frente a un pogrom llevado a cabo por cosacos ávidos de matar judíos. Será su espíritu el que “atraviese el viento, sin documentos” para llegar a la España republicana, previo al avance del franquismo fascista. De ahí que se encuentre con los hermanos Manolo, Miguel Ángel y José Luis Justo, opositores al fascismo español que avanzaba como ese “monstruo grande que pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente”.

En ese viaje a través de los años, Shemtob unirá fuerzas con tres hermanos víctimas del odio falangista para tratar de salvar algo, ante la derrota inminente. La fábula se mezcla con el frío dato histórico para construir un relato sensible y cautivante.

Cada capítulo realiza un dibujo preciso del contexto asi como del protagonista del mismo. La identificación es inmediata, seguida de una empatía en la que el arte, la libertad –real- y el respeto juegan una carta importante. Más aún cuando se produce el avance de quienes atrasan el reloj -y la vida- de manera constante, en nombre de la moral, la ética y la religión. Son los primeros carniceros que borran con el codo lo que escriben con la mano y bravuconean de manera constante. Allí, las acciones que desarrollan son bien descriptas, con imágenes elocuentes no exentas de poesía.

Si bien el texto se ancla en la Guerra Civil Española durante la mayor parte del tiempo, el guiño a la actualidad es fuerte. Más aún cuando hay un rebrote de la extrema derecha en casi todo el mundo occidental. No hace falta más que leer un diario o no ser tan obtuso de abstraerse de la realidad, más allá del deseo personal por el motivo que sea.

El ritmo es dinámico, como si fuera una “road theatre” que mantiene una cadencia atrapante. De alguna manera, recuerda a lo que había sido, en su momento, “Rodando” y su forma de presentar la escena con un detalle técnico, para después, transitar un camino propio.

Joselo Bellas pone cuerpo, alma y corazón para llevar adelante una dramaturgia precisa y sentida. La atención se centra en su actuación, aunque, en ocasiones, la voz pueda tener algún traspié del que se sale a flote al instante.   

“Los habitantes” es una propuesta arriesgada al llevar una disposición propia de otros formatos al teatro. Igualmente, vale la pena agendar las fechas para febrero y marzo para disfrutar los cuatro capítulos que forman parte de una puesta absolutamente actual. El linkeo con la coyuntura dependerá del espectador aunque no hay que olvidar que el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra. Lo peor es que lo hace en más de dos ocasiones, eligiendo al verdugo en comicios libres y democráticos.

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