Trabajó con todos los grandes del teatro y de la televisión y sigue activo como siempre. Tiene un programa de radio(“Luces de mi ciudad”, AM 1110, lunes 22 hs) al tiempo que dirige “Malambo para Ricardo III” y protagoniza “El Dibuk”. Miguel Jordán le cuenta al Caleidoscopio el secreto de su vigencia.
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer “Malambo para Ricardo III”?
– Esto fue muy pensado porque yo quería dirigir espectáculos musicales, de café concert, o para niños y como soy muy exigente como profesional –como actor siempre me gustó que me exigan- , tenía miedo de dirigir un texto para mayores y quería encontrar un texto que me gustara. Con Mariano Fernández, que es el actor, encontramos este texto de Claudio Nadie, al que le quisimos hacer un homenaje a dos años de su partida. Una versión de su obra “Malambo para Ricardo III”, que es un texto bellísimo. Después, con mucho ensayo, porque es una obra que requiere un entrenamiento físico, corporal, de voces –Mariano hace varios personajes: un actor, el diablo, Ricardo III, un angel de la guarda, los custodios del rey. Entonces era una obra difícil de hacer de puesta. Quería hacerla intimista, con una música que fuera adecuada, en un lugar físico que sea bello. El Korinthio es muy lindo teatro y dijimos “manos a la obra”. Estoy muy feliz porque si hay algo difícil en el teatro –te lo digo como hombre de teatro que ha hecho tanto teatro- , que es cautivar al público.
– ¿Fue difícil para usted dirigir este unipersonal?
– No porque aunque es un solo actor, hace siete personajes distintos. Es una obra de siete personajes que interactúan entre si. O sea, fue difícil encontrar un espacio para que no se lleven por delante entre ellos. Fue una tarea muy ardua. Me puse en este emprendimiento como actor y a mi me gusta que cada director me exprima y saque lo mejor de mi.
– ¿Cómo ve el nivel actoral en nuestro país?
– Creo que Argentina tiene actores talentosisímos. Hay chicos que están muy preparados, que estudian clown, cantan, bailan y tocan instrumentos. Por supuesto que hubo, como siempre, actores buenos, regulares y demás pero te digo que hay un ramillete de actores jóvenes argentinos que son excelentes. Tal el caso de Mariano Fernández, que tiene una formación maravillosa. Estudió canto, toca el violín y física y corporalmente, tiene lo que yo le he exigido. Cuando terminaba un ensayo, me preguntaba “Que tal?” y le decía “Ahí…”, para ir mejorando. Veo las funciones y en las primeras doy unos toques de lo que se puede ir mejorando. Siempre digo que “si hay madera, siempre se puede lustrar”. Igual, la televisión es distinto a todo. Es más popular y los actores empiezan allí y al año son famosos pero todos tienen un camino a seguir. Hay actores jóvenes que hacen televisión, son talentosos y van al teatro son bárbaros.
– ¿Y la televisión?
– La veo, con sus más y sus menos, hay cosas que son muy buenas y cosas que no lo son. De pronto, me para gente en la calle –que es esa suerte maravillosa que tenemos los actores que hemos estado sembrando durante tantos años- y me preguntan “Por qué es esto?” y les respondo “¿por qué lo mira entonces?”. Si tiene rating, es porque el público lo mira. Si no les gusta, no lo miren. “Que canal 9 tiene tantas novelas mexicanas…”, ¡no las mire! Es el público el que va. Si vos tenés un negocio y vendés artículos en mal estado y la gente sigue yendo, ¿por qué ese comerciante debería cambiar? Esto es igual. La televisión tiene un público y es el que decide tanto como para mirar, hacer zapping o apagar la televisión o escuchar radio. Justamente, con Mariano Fernández, tenemos un programa de radio los lunes por AM 1110, de 22 a 24. Ya vamos por el tercer año. Es gente que apaga el televisor y allí hablamos un poco de todo.
Intermedio: Vamos al Teatro San Martín para la nota y lo encontramos a Miguel escuchando un show de música. “Hay mucho ruido acá. Vamos al café de los actores”. Pasamos puertas, llegamos y pedimos un cortadito para la nota. Miguel es amable. Cuenta todo con paciencia al tiempo que todos lo saludan, desde actores hasta auxiliares. Se nota que es un tipo querido en el teatro.
– Le pregunto por “El Dibuk”.
– Me impactó la obra. Había visto una versión que se hizo en el FIBA a cargo de un grupo polaco. Debo rescatar de esta obra tan bella que somos veintiséis actores y la unidad que hay entre todos es fantástica. Se combinan actores veteranos y actores jóvenes muy talentosos. La historia es muy bella y transcurre en el año 1800, en Polonia. ES una historia de amor, sueños, de esperanza. El Dibuk es un espíritu que se introduce en el ser que ama. Soy el padre del novio, que es rechazado y después soy el rabino viejo, en el juicio que se desarrolla en el tercer acto. Soy el rabino mayor.
– Usted me contaba que está muy activo pero ¿con la tele?
– El año pasado tuve la suerte de ser dirigido por Bruno Stagnaro, con un protagónico para uno de los capítulos de “Impostores”. Lo que pasa es que el teatro es de miércoles a domingos y la televisión te demanda muchas horas. Particularmente, a mi, no me da el cuero. El año pasado estuve haciendo “La Cocina” en El Regio, y filmando 15 días, lo cual me agotó demasiado ya que empezaba a la mañana, a las 8 y terminaba a las 18 hs y de ahí, corriendo al teatro. Por lo cual, las dos cosas, para mi no son compatibles.
– La gente lo saluda mucho. ¿Cómo se lleva con la popularidad?
-Tuve la suerte de hacer programas muy populares. Ahora en el teatro también la gente te espera porque te recuerda. Es tan mágico y tan lindo. Me ha tocado de subir a un colectivo y que el colectivero no me cobre y diga “Pase, y muchas gracias por los momentos que me ha hecho vivir”. Esas cosas cosas tan lindas que te regala la gente, son una caricia al corazón.
– Si no hubiese sido actor Miguel Jordán, ¿qué hubiese sido?
– Actor. Desde chico, mi abuelo me inculcó el teatro. Me llevaba siempre a ver teatro y me inculcó cosas de los actores que aún sigo manteniendo. Por ejemplo, de tener los zapatos limpios porque me decía que es lo primero que uno ve desde la platea. Cosas que te van inculcando de chico y que con los años, se van incorporando, no? De chico uno dice “uh, mi abuelo”, “uh mi mamá, que pesada” y después decís “cuánta razón que tenían con lo que nos inculcaron”. La radio también la abracé desde muy chico por su aura especial. Fijate que es el primer medio que hubo y en el cual la gente imaginó en colores. El relator hablaba de los “malvones de tal color”, con el desarrollo de su imaginación. La magia de la radio es única. Es el medio que acompaña a la gente cuando está sola. A los taxistas, enfermeras y enfermeros en los hospitales o todos aquellos que trabajan de noche.
– Si por esta puerta del bar entrase el pequeño Miguel Jordan que iba con su abuelo al teatro, que le diría?
– El pequeño Miguel Jordan es ese pequeño ser que todos tenemos dentro. Es tan importante tenerlo….Le diría que siga los pasos de Miguel Jordan. Mi padre me dijo que tenía que estudiar y eso lo seguí al pie de la letra y me sirvió para mi vida posterior. Era un niño inquieto y travieso pero en el único lugar en el que se quedaba quieto, era en el teatro. Recuerdo la frase maravillosa de mi abuelo que era cuando alguna vez no me gustaba alguna obra, decía “quiero pis”. Una vez fuimos al teatro y vimos un espectáculo maravilloso, bellísimo. Cuando llegamos a casa, mi madre le pregunta al abuelo ¿Cómo se portó Miguelito? Y él respondió “Muy bien. En el escenario, había un artista”.
– Vi alguna obra que le haya gustado en los últimos tiempos?
– Ayer volví a ver “un largo viaje hacia la noche” de O Neill, con un soberbio trabajo de Claudia Lapacó. También vi una obra que en su momento había hecho, que es “Todos eran mis hijos”, con una estupenda actuación de Ana María Picchio y de Esteban. Además, me gusta mirar teatro despojándome del lugar del actor. Soy público. Me emociono, me desvivo, aplaudo. Que después, cuando salga pueda hacer un análisis, es otra cosa. Me despojo. No soy como esos actores que van, se sientan y dicen “a ver que van a hacer estos”, de buscar el pelo en la leche.
– ¿Y con los críticos como se lleva?
– Es perfecta en tanto y en cuanto sean talentosos y sepan de lo que hablan. Ahora, fijate que hay mucho blog, que se abren y para conseguir entradas gratis y después escriben cualquier cosa. Eso si me da mucha bronca. El crítico tiene que tener un talento, saber de lo que escribe. No porque uno quiere que siempre lo elogien pero que si te critican, que sea bien criticado. Con lo de “Malambo”, vinieron de un blog a hacer una crítica y pusieron la foto de otra persona en lugar de la del actor. Dijeron que “se abusa del violin” y se toca una sola vez porque después aparece un violoncello. Cuando lo leí, me dio bronca porque no sabían de lo que escribían. No es para que te regalen elogios pero si desde el comienzo, ponen otra foto. Después, confundir instrumentos, como violin como violoncello, que no esta dentro del espectáculo. O vieron otra obra.
“Malambo para Ricardo III”. Teatro Khorintio. Junin 318. Viernes, 23 hs
“El Dibuk”. Teatro San Martín. Av Corrientes 1530. Miércoles a sábado, 20 hs y domingos, 19 hs.