Alejandro Vaccaro: La vida por Borges

Sin querer, queriendo, como diría el Chavo del 8, se convirtió en EL biógrafo de Jorge Luis Borges. Hombre ecléctico si los hay (es contador público y dirigente deportivo), Alejandro Vaccaro habla sobre su pasión por Borges sin dejar de tocar ningún tema.

-La primera pregunta va relacionada con Luis Alberto Spinetta y Astor Piazzolla. Al igual que a ellos, ¿a Borges se lo cita más de lo que se lo lee?

– Seguro, sin ninguna duda. Borges ha tenido una trascendencia a nivel mediático, por su figura, por sus opiniones –que muchas veces, enervaban a la gente, como en los 70-, por sus dichos, su ironía, que por el reconocimiento de su obra. No hay ninguna duda. No es un escritor muy leído.

– ¿Cómo llega usted a Borges?

– Involuntariamente. Fue como lector, en los años 70, en los cuales eramos lectores voraces de la obra de Borges. Recuerdo que llegó a mis manos un libro de Borges. Lo empecé a leer y me di cuenta que era un escritor distinto. De esta manera, me acerqué a su obra. Fue involuntario. No fue algo que uno se propone. La vida lo va llevando a uno por diferentes circuitos como este que te acabo de nombrar. Con los años, estudié bien sus obras. Iba a ver las conferencias que él daba. Nunca fui amigo suyo ni lo conocí personalmente salvo por las conferencias. Nunca hablé con él. Lo seguía en todo lo que hacía. Coleccionaba sus libros con una dedicación distinta a la normal. Con los años me transformé en un estudioso, un especialista. Así fue que empecé a trabajar en los libros que saqué sobre Borges.

– Metodológicamente, ¿cómo fue la investigación para la biografía?

– Siempre me deslumbró su obra literaria en sus tres expresiones: poesía, narrativa y ensayo. Me interesan esas tres facetas –Borges tenía muchas más- desde el punto de vista estético. He abordado su obra y desde allí, me pareció magistral las cosas que dice, cómo las dice y todos los contenidos que tiene, ya sea a nivel filosófico, onírico. En fin, de todo tipo. Son fantásticos pero siempre con el acento puesto en la literatura.

– Si descubre un aspecto que no le gusta del personaje, ¿qué conducta toma el biógrafo?

– Uno puede tener mayor o menor gusto por determinadas cosas. Primero, de lo único que puedo decir “me gusta” o “no me gusta” es con respecto a su obra literaria. Sobre la persona no opino. No tengo ningún derecho a opinar. Él podrá decir cosas que, políticamente, no comparto pero es algo intrascendente y no tiene ningún valor.

-Pero…

-Lo que si me parece es que Borges era un hombre ético, generoso, bondadoso y buen amigo. Tenía valores que, para mi, son importantes y eso, es lo esencial. Lo demás, que uno no coincida con sus opiniones políticas….Es más, el mismo Borges decía que no hay nada más banal ni nada más transitorio que una opinión política. “Ahora puedo estar diciendo una cosa y la semana que viene, puedo estar diciendo algo completamente distinto”. Se puede apreciar esto que él decía con el tema de los programas de archivos y las múltiples contradicciones que se ven.

-En esta época de revisionismos varios, ¿cómo está instalada la figura de Borges?

– Es considerado el mejor escritor argentino y uno de los mejores de la literatura universal. Creo que en literatura es malo hablar del “número 1”, “número 2” y asi, sucesivamente. No existe esto. Si uno analiza, como hizo Harold Bloom, el “canon de la literatura occidental”, ahí está Borges. No está ni primero, ni segundo, ni décimo; está. También está como están Shakespeare, Cervantes, y demás grandes escritores. Por eso digo que Borges es el más grande escritor argentino.

-No habría manera de llegar a él…

-Digamos que Cortázar está ahí nomás también. Han pasado veinticinco años de su muerte y su trascendencia a nivel internacional es increíble. Estuve en gran cantidad de países del mundo dando charlas sobre él. La Biblioteca de Alejandría de Egipto, la Universidad de Jerusalén o en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Varsovia, Helsinki y los lugares más remotos. En Seúl, compré libros de Borges en las librerías al igual que en Tokio y Yokohama. Uno va y los compra tal como si fuera acá. Busqué “Ficciones”, “El Aleph” y estaban. Su obra completa está traducida al chino, al ruso.

Borges ha trascendido de tres maneras. Primero, al tiempo, el cual decía Borges, es “el antólogo más importante que hay”. El tiempo va decantando lo que es bueno y lo que es malo. Murió hace veinticinco años y sigo estando tan vigente como cuando estaba vivo. Después, su obra creció y trascendió las fronteras geográficas ya que se estudia en todos lados. Finalmente, ha traspasado las barreras de la lengua ya que está traducido en idiomas como el chino, el farsi, el hebreo, el árabe. Tiene las tres formas de trascendencia que es tiempo, espacio y lengua.

– ¿Hay alguna forma de que Borges se instale en las escuelas secundarias?

– No se si es para la escuela secundaria. Sería importante que se lea pero no creo que a todos los alumnos les pueda llegar a interesar su obra. Borges es un escritor transparente y muy erudito. Una de las premisas fundamentales de su obra es hace trabajar al lector, que no puede ser indiferente. No es un lector pasivo que lee una novela y está todo bien, “que divertido”. Borges lo desafía permanentemente. Le pone trampas y claves en su obra. Por eso, un chico joven, a veces, no está preparado o no tiene ganas de entrar en ese mundo complejo del cual, a veces cuesta entrar pero del que es muy difícil salir.

– Últimamente han salido varios reportajes que ha brindado María Kodama sobre Borges. ¿Tiene alguna opinión al respecto?

– No opino sobre María Kodama en tanto no esté tristemente relacionado con la obra de Borges. Es heredera testamentaria de los derechos de la obra pero no es albacea. Borges no la designó a ella (ni a nadie) albacea testamentaria pero ha modificado la obra de Borges en innumerables ocasiones lo cual me parece que está mal. Eso lo expreso y lo digo. Después, lo que ella diga u opine, no me interesa. No tengo una buena relación con ella. Eso es obvio.

– Además estuvo hablando de la relación de Borges con Bioy Casares….

– Lamento que haya entrado en esa chismografía que nada tiene que ver con Borges. No se debería hablar de personas fallecidas y poner en boca de los muertos algunas cosas…Igual ella es una figura intrascendente. Lo que importa es la figura de Borges.

– ¿Cómo ve el panorama de la literatura argentina?

– Creo que tenemos, casualmente, un pequeño problema, casualmente relacionado con Borges. Esto es porque ha sido un monstruo y no ha dejado discípulos. Su obra no permite una continuación. Se adueñó de una serie de temas, de giros idiomáticos de los que es muy difícil escapar. Nuestro gran desafío, como escritores entrando en el tercer milenio, es escribir con Borges y sin Borges. Con todo lo que Borges nos dio pero sin entrar en una mimetización, una réplica de lo que él hizo, algo que a muchos les pasa. El gran desafío es como aprovechar todo lo que él nos dio y ver que lo que hagamos no sea una imitación burda de su estilo y su manera de escribir.

– ¿A qué escritor admira además de Borges?

– Muchísimos. Cortázar, Mujica Lainez…Amo la obra de Lugones, me parecen muy importantes algunas cosas de Güiraldes. La poesía de Almafuerte es excepcional. Sarmiento era un escritor brillante. Me interesa Echeverría, Mansilla (aspectos, no todo). Tenemos una literatura muy importante. Silvina Ocampo era una escritora extraordinaria tanto como cuentista y poeta. Bioy, si bien no es lo que más me interesa, era un hombre con mucho oficio y ha dejado obras de mucho valor literario, sobre todo algunos cuentos que son magistrales. Podría seguir nombrando, como Olga Orozco. Me parecen figuras realmente notables.

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