Omar Letizia: “Quería hacer un libro distinto para el lector”

Si bien se había dedicado a otra cosa diferente en su vida, Omar Letizia sacó su primera novela “El llanto fértil” (Editorial Antigua) y su debut fue más que auspicioso. Con una búsqueda diferente en lo que es el diseño del libro y una historia bien relatada, Letizia cumplió su sueño de editar su libro con una temática romántica no amorosa, que abre el abanico a distintos espacios.


– Omar, ¿cómo surge “El llanto fértil”?

– Hace diez años, tal vez más, mi padre trabajaba en el cementerio. Trabajó veintisiete años en Philips hasta que lo dejaron cesante con pago del retiro voluntario. Lo echaron y como era jardinero, terminó haciendo jardines en el cementerio de Chacarita. Iba a visitarlo y lo terminaba ayudando. Un día, en el cementerio veo a una mujer embarazada. Ahí me pregunto qué pasaría con una mujer embarazada al fallecer. Con el tiempo hice un rompecabezas con una pareja conflictiva, inseminación artificial para ver como podía ser que tengan un hijo.


-¿Cuánto te llevó la escritura?

– Dos años, donde le doy más pila en los últimos ocho meses. Lo terminé en junio del 2015. En marzo del 2014 inicié un taller literario el cual me ayudó muchísimo. El libro es de muy fácil lectura. Cuando hice el testeo entre mis familiares y gente cercana, me dijeron que es muy atrapante. La correctora también dijo lo mismo. Hay dos personajes rotos como Basilio y Marcela. Es una bola de nieve que atrapa a todos y que, en la mitad del libro, te preguntas sobre el porqué del nombre del libro. ¿Será que Basilio llora? Todo hay que tomarlo pero a partir de las expectativas creadas.


-¿Siempre tuviste el final antes que el desarrollo?

– Si. Por eso lo pongo en los agradecimientos diciendo “Gracias Gustavo por decirme que tengo un final pero que me falta el camino y un principio”. Era verdad. Cuando logré armar, a partir de ver la película de Lucia Puenzo, “XY”, se me vino la idea de la inseminación. Tenía que armar algo. También había pensado en una pareja no tan conflictiva pero opté por esto último, que salió –me parece- bastante bien.


-Además el libro tiene como dos finales. Cuando parece que hay un corte, remonta desde otra óptica.

– Quise darle emoción y un clima para que vuelva a subir. Esto se puede ver en los diálogos de Basilio, el protagonista, en la segunda parte, o los agradecimientos a un médico y la charla con Agustina Quintana, otro de los personajes, que solía ir a la clínica para ver si podía quedar embarazada.


-¿Cómo creaste a Basilio y a Marcela, la pareja protagónica de la historia?

– Son difíciles como personajes pero también es algo verídico de gente que conocí. Una vez, hablando con el papá de ella, me desasnó de un montón de cosas. A partir de ahí, se me ocurrió escribir algo y empezar a armar el rompecabezas. Ella era así por todo lo que había pasado, por la crianza que tuvo. Una adolescencia de abandono por la madre, que estaba cuidando a un familiar que tenía una enfermedad terminal.

En cambio, Basilio tenía las características similares al del real, de quien fue tomado como inspiración.


-Basilio es un personaje extraño….

– Hago un parangón con mi papá. Trabajó toda su vida y nos tuvo poca dedicación. Por ejemplo, nunca me fui de vacaciones con mi papá. ¿Por qué lo comparo con Basilio? Porque cuando le agarra un ACV, yo tenía 35 años. Ahí hace un vuelco y nos empieza a tratar mejor. También entiendo su historia. Era un tano que vino después de la guerra y llegó a la casa de un tío cuyo hijo lo hace entrar en la Phillips donde después termina trabajando durante 25 años. Hizo jardinería porque el tío le enseñó el oficio.


-Los nombres de los personajes son muchos de tus familiares…

-Si. Aprendí que los nombres tenían que ser muy importantes para que los leyera el lector. Tenían que sonar bien. Antes de estos nombres tenía otros pero los probé antes y coincidió con los de mis hijos y familiares. Ejemplo, Lorentina es mi prima que realizó los dibujos y el diseño de tapa. Y me pegaba Lorentina con Pedro, otro de los personajes. Después tenes a Renato Quintana o Franco Segovia que suenan muy bien. Lo mismo Agustina Ramirez. Cacofónicamente suena muy bien.


-Además, el libro tiene muy buen diseño, con los dibujos y demás….

– Quería hacer un libro distinto para el lector. Tiene todos los datos propios de una publicación pero me pregunté “¿Qué es lo que quiere leer una persona?” Y traté de cambiarle el diseño para que, por ejemplo, los agradecimientos no sean tan pesados. No necesitaba hacer prólogo porque es una novela en la que preferí arrancar directamente. Otro detalle, que me estas señalando que es el diseño, es el nombre del libro y en la página inversa, mi nombre. Es una cuestión estratégica para evitar que me lo copien. El nombre de las hojas también es relativo. Nadie dice “me quedé en la pagina 28”. Entonces los saqué.

Con respecto al diseño, pensé agregar los dibujos y ponerlos justo donde se hace alguna referencia al texto. Después, con respecto a la lágrima, esta es una curiosidad surgida de la improvisación. Le pedí a mi prima que me haga una viñeta porque necesitaba hacer cortes pero sin caer en eso de “capítulo” 1, 2, 3, etc. Entonces, tenía que hacer separadores por lo que le dije a mi prima que haga viñetas que tengan que ver con el libro. Ella hace todo y se olvida de hacer las viñetas. Venía muy jugado de tiempo porque tenía que editar. Me estaba corriendo la editorial para imprimirlo. Le dije al editor que me levante el ojo y después que le haga la lágrima para ver cómo queda. Quedó muy bien y le hace un corte muy fino al libro.


-¿Siempre tuvo el título de “El llanto fértil”?

– No. Tuvo tres títulos pero también esto se relaciona con el dibujo que ilustra la tapa. Hay muchos que piensan que es un mundo y otros, una luna. Mi profesor me decía “Nunca subestimes al lector” cuando quería ser “claro” con lo que escribía. “Dejá que lo interpreten como quieran. Va a haber diez personas y podes tener diez interpretaciones diferentes”.  Trato de dejar muchas cosas abiertas para que los lectores puedan interpretarlo como quieran.


-Cerras el libro con palabras del Papa Francisco. No es religiosa pero hay una impronta de fé…

– Si. Está referida al perdón y eso va más allá de una religión porque lo tienen todas. El islamismo, el judaísmo, el catolicismo…todos. Este perdón atraviesa a los personajes. Incluso podría perdonar a través del sacrificio. Todo tiene un ensamble con respecto a que todo tiene que ver con todo. El amor y el perdón.


-¿Será una obra de teatro a futuro?

– Estamos viendo al respecto. Estuve hablando con el director Ariel Leira y me dijo que el libro tiene diálogos muy buenos. Que serían dignos de verlos en teatro, con dos buenos actores que expresen esto. Se ofreció a guionarlo pero también estoy moviéndome por otros lados. Otra locura mía es ver si puede verse en cine asi como teatro.

Estoy convencido que el libro da para una serie o una obra de teatro porque hay una idea de, inclusive girar hacia el tema de cuestión de género que es muy importante al día de hoy.


Omar Letizia. “El llanto fértil” (Editorial Antigua)   

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