Mariana Baranchuk: “La comunicación es un bien común”

La Ley 26522, conocida popularmente como Ley de Medios, es un hito en lo que a legislación referida a la comunicación. Al respecto, salió el libro “Ley 26522. Hacia un nuevo paradigma en comunicación audiovisual” que cuenta con el prólogo de Gabriel Mariotto. Una de las coordinadoras del libro, Mariana Baranchuk, le cuenta a EDCL las bondades de este libro que explica la ley de manera amena y didáctica. 

– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer el libro en si?
– El hacer el libro fue una decisión de Gabriel Mariotto y a mi me convoca en noviembre del año pasado para que me ocupe de la coordinación del libro. Se suma Gabriel Rodríguez Usé. Una de mis funciones fue ver el tema del título, que parte y que aspectos debían ser fundamentales para su inclusión en el libro y más diseccionado, quienes eran los mejores autores para dar cuenta de esos temas específicos. La convocatoria fue para escribir sobre libertad de expresión con determinadas pautas y una unidad de criterio. Esa fue la idea original y lo que se llevó a cabo. Fue lo que termina siendo la versión de la gestión de Gabriel y toda la historia de la Ley en si misma.

– ¡Está muy bien hecho el libro!
– Gracias! Después tenés temas específicos como “Niños y adolescentes” y todo lo que tiene que ver con grupos en estado de vulnerabilidad. Por último, como nos ven de afuera. Es tan novedoso que tuvo mucho respaldo de Frank Rue y del campo académico y político del campo internacional. En el libro hay una mirada desde América Latina (con Moraes, un brasilero que trabajó mucho este tema) y una mirada en Europa (a través de lo que dice Chamorro), también para pensarlo en términos geopolíticos tanto en America Latina y Europa. Mientras Moraes dice que lo que está ocurriendo es “un faro para todos los países del sector, que están dentro de un proyecto progresista, empiezan a mirar a través de esta ley, sus propias transformaciones”, lo que dice Chaparro es que “Europa está tan envejecida que solo puede mirarse a si misma por lo que no puede mirar lo que pasa fuera de sus fronteras”. Esto, más allá de que haya sectores académicos que miren y celebren esta ley, en su conjunto, en términos políticos, va a seguir mirándose a si misma. No puede y no tiene la estructura para cambiar de paradigma y mirar lo que hace su antigua colonia. En parte, pasa por ahí. En ese sentido, me parece bien que el libro termine con esas miradas internacionales y siempre con la intención de “seguir abriendo”.  

– El subtitulo es muy interesante al mencionar un “cambio de paradigma”.
– Tiene que ver con un cambio de paradigma comunicacional. La Ley habilita este cambio de paradigma pero va mucho más allá. Teníamos una ley subsumida al concepto de “seguridad nacional” y ahora hay una Ley que es congruente con el nuevo paradigma de los Derechos Humanos en términos internacionales. Es otra cosa. Estás pensando la comunicación como un bien común de todos y todas. El libro va por ahí y lo divide en tres patas fundamentales, libertad de expresión, participación y diversidad y pluralismo. Un artículo para cada uno de estos ejes especiales. Otra es “los viejos actores” reasumidos y los nuevos actores, los medios públicos, medios universitarios, la cuestión comunitaria –de los pueblos originarios- y también el papel de los trabajadores de la comunicación y la cultura. 

– ¿Cómo está la Ley ahora?

– Está vigente y en proceso de aplicación. Sabés que, desde que se promulgó, ahora se dio lo que la Presidente dijo el otro día como una nueva rama del Derecho Cautelar. Se le fueron poniendo trabas y tardamos un año para destrabarla del todo. A partir de ahí, se reglamentó pero cayeron cautelares sobre artículos específicos o para grupos específicos. Estamos en un proceso en el que se abre el tiempo de cumplimiento de la Ley y gestionar para su cumplimiento absoluto.

– ¿Qué modelos tomo la Ley para que surja en si?
– La Ley es una ley comparada. Siempre se dijo eso. Tiene todas las notas al pie de donde está viniendo. Fue realizado un arduo trabajo de Legislación Comparada y se pueden ver cosas que se han tomado, tanto de recomendaciones internacionales de la Corriente Interamericana de Derechos Humanos a algunos aspectos de leyes norteamericanas, canadienses y francesas. Se ha ido estudiando mucho que es lo que existe y por sobre todas las cosas, encuadrándolas dentro de las recomendaciones a las cuales Argentina había suscripto en tanto libertad de expresión, pluralidad y diversidad.

– Ahora, ¿cualquiera puede tener una radio?
– Depende quien sea ese “cualquiera”. La puede tener cualquier sujeto físico, jurídico (exceptuando determinadas circunstancias) está habilitado a presentarse para un concurso. No es que, apenas naces, te dan una licitación. Con la normativa que había, de la época del Proceso, el sujeto privilegiado para ser prestador de radiodifusión era aquél con interés comercial. No podía ingresar quien no tuviera interés comercial y el Estado estaba en un rol subsidiario con respecto a los privados. Solo podía prestar servicios en lugares donde el privado no llegaba, o sea, donde no había rentabilidad. Podía prestarlo en un pueblo perdido en el noroeste pero no en Córdoba capital, por dar un ejemplo. Hubo un intento de cambiarlo con el decreto 1214, en la etapa de Duhalde pero ARTEAR puso una cautelar y no se aplica. En cuanto a los “sin fines de lucro”, en el gobierno de Nestor Kirchner, hay una modificatoria en la ley donde permite el ingreso de los sin fines de lucro pero cambia el proyecto original en el Parlamento. Si bien hay un avance importante, las cooperativas de servicio público quedan impedidas de prestar un servicio de radiodifusión. En la legislación actual, tomando los recaudos para que no se convierta en otro monopolio, las cooperativas de servicio público pueden ingresar al cable. Hubo una cautelar sobre ese tema pero fue levantada.

– Justo hablás de monopolio y hay un gran miedo que haya un “monopolio del Estado”.
– No, para nada. Suele haber una confusión al respecto. No veo donde puede haber y a que se llamaría el monopolio estatal. Hay que fortalecer el sector público y que haya sector privado (comercial y no comercial), está muy bien que exista.

– ¿Crees que llegó el tema de la Ley a todos los estratos de la sociedad?
– Trabajo desde hace muchos años con este tema pero, en su momento, no salía del ámbito de la facultad. Muchas veces hablábamos de la importancia de democratizar las comunicaciones. Cuando vemos a la población salir en pos de una legislación que antes era de un reducido grupo y que ahora se haya transformado en una cuestión social plenamente asumida, es fantástico. Fue haciéndose carne la importancia que tiene para la práctica democrática que haya más de una voz y desconfiar del emisor, incluido el Estado. Es decir, siempre la emisión es interesada y no existe la voz independiente. En ningún lugar existió pero si yo digo desde donde hablo, vos ya sabés cual es la mirada. Cuando vos escuchás la radio de Las Madres, sabés que perspectiva tiene ese medio. Me parecería bárbaro que la Sociedad Rural tuviese su medio y que sea la voz de la Sociedad Rural pero no me digan que la “voz independiente” es la voz de la SRA. Todos diciendo desde donde hablan para que todos puedan elegir que es lo que se quiere escuchar.

– ¿A la gente le importa, le interesa una Ley de Medios?
– Eso va atado a lo que hablábamos antes. Es mucho más sencillo como se ve en términos inmediatos la Asignación Universal o una modificación en la educación de tus hijos. Cuanto se hace carne en los sectores involucrados en la comunicación de este tema. El otro día en el discurso, Cristina hablaba de las tres instancias de distribución o redistribución. Creo que también se va haciendo carne que, si no redistribuís la palabra, difícilmente puedas redistribuir la riqueza, porque no tenés voz para la demanda ni se puede escucharla en ese aspecto. O tenés la voz y no tenés el canal. Las voces siempre estuvieron pero lo que no había era una forma para hacersela saber al conjunto de la sociedad. Me parece que, entres por un lado o por el otro, de demandas insatisfechas de expresión o de otro tipo, poderlas poner en común, para eso, necesitás que la Ley se cumpla. Sino estarían invisibilizados. Cuando vos tenés el 65 % de lo que se transmite en las provincias argentinas, y proviene de Capital, las identidades de cada uno de los pueblos de la Patria, están invisibilizadas. No es que no tengan reclamos o demandas, sino que no saben y no las sabemos nosotros. Ellos si la saben pero no nosotros porque no tienen una forma o un medio para expresarla.

– La Ley está pero ¿se puede competir con Tinelli?
– Son diferentes cosas. Si con cual cosa nos vamos a mover. La Ley es un marco que permite la apertura. Si me decis que con la Ley sola, democratizamos las comunicaciones y mejoramos la calidad, te digo que no. Ahora, sin la Ley, ¿había alguna posibilidad de iniciar el camino? En absoluto. El cumplimiento de la Ley es fundamental y después viene un lento camino de transformación cultural. Gran parte del rating se basa en la lógica del mercado. Como cambio de paradigma, tal como dice el libro, estás pensando las comunicaciones en tanto “bien social” y “bien colectivo”. Por supuesto que si tomamos los viejos conocimientos referidos a la televisión, son de cultura, educación y entretenimiento, ahora solo hay entretenimiento y de baja calidad pero que otra opción tuvo el público? Si vos me decis que tenés a Tinelli y Canal Encuentro, quien va a tener más encendido? Obviamente que Tinelli. Es un proceso muy lento y también se va a necesitar productos “intermedios”. Se va a tener que explorar y abrir la posibilidad (que lo permite la Ley) a prestadores con diferentes intereses. También se da el camino de pensar nuevas estéticas, nuevas lógicas, nuevas agendas porque tener una radio para hacer la misma agenda que hace Mitre, pero en chiquito y menor recurso, no tiene sentido. Eso sucede o tiene la misma lógica cuando una radio chica llora pidiendo la primicia. Una radio universitaria no puede correr detrás de la primicia porque no tiene los recursos. También tiene que haber una construcción de “ciudadanía” para ver para donde va la cosa pero no podemos obligar a donde tiene que ir la cosa. Hay que hacerse cargo y seguir trabajando en productos para ganar audiencia con una lógica distinta. Pensar como puede ser respetuoso de las cuestiones de género, no discriminatorias y de la totalidad de las audiencias y que al mismo tiempo, sea entretenido para que la gente lo quiera ver. Ir cambiando la lógica porque hay una cosa. Me parece que si Tinelli se adecuase a lo que no puede hacer –y que hace, no sería un producto que yo querría ver. Hay que tener otras opciones.

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