Del lado «Norita» de la vida.

Ayer 30 de mayo, partió Nora Cortiñas de este mundo. Una tristeza enorme. Los recuerdos de verla tanto en las marchas de las Madres de Plaza de Mayo como en reclamos varios por los derechos humanos y la democracia se avecinan constantemente. Su presencia iluminaba el espacio. Era sentir una protección divina que irradiaba su humanidad.

Como homenaje, recordamos la nota que le hicimos para la revista Noticias Urbanas (29 de junio de 2007), para la sección “Lo que aprendí”, con las palabras del/a entrevistado/a en primera persona. ¡Gracias por tanto, Norita querida!  

Mi mamá me había dicho que, cuando sea grande, debía ser bueno, luchar por las cosas justas. Veía a Superman que, en los dibujitos animados gritaba “¡A luchar por la justicia!” Pero hay ocasiones en que los héroes (y heroínas) no lucen capas ni tienen super poderes. Son muy pocas las veces que uno puede estar con una persona que es parte de la historia del país manteniendo una línea de conducta intachable. Un corte de luz inoportuno intentó sin éxito impedir que lleguemos a la sede de las Madres de Plaza de Mayo –Línea Fundadora- donde nos espera Nora Morales de Cortiñas.

“Nací en una familia común, clase media-baja. Mis padres eran muy trabajadores, venidos de Barcelona, España. Éramos seis hermanas pero una falleció por culpa de la meningitis. Crecí como muchas niñas, sin darse los gustos que otras se daban. De muy jovencita conocí a quien iba a ser mi marido, que era un vecino del barrio. Tenía quince años y me casé a los diecinueve. En casa, no se hablaba de política. Papá era radical y mi marido era peronista, simpatizaba con Evita”

“Tuve dos hijos varones: Carlos Gustavo y Marcelo Horacio. A los dieciséis, Gustavo empezó a interesarse por la política. Luego, empezó a trabajar en el Ministerio de Economía. Allí tenía una compañera que solía ir a la villa de Retiro. Le pidió que lo llevara a las reuniones que hacía el padre Carlos Mujica. Empezó a interesarse en las actividades solidarias con el pueblo. En el 74, cuando la Triple A mató a Mujica, el grupo ya estaba politizado. Gustavo se incorporó a la Juventud Peronista y después a Montoneros. Tanto él como su esposa eran militantes. Mi marido les dijo de irse del país pero se negaron. El 15 de abril de 1977, cuando iba a tomar el tren para ir a su trabajo, fue secuestrado. Después de un año supe que se lo habían llevado de la estación Castelar”.

Impasse 1: La sala principal de la sede de las Madres es grande. Desde sus paredes, numerosas fotos reflejan los rostros de muchos jóvenes que quisieron que el país fuese mejor. En la penumbra, solo la luz de la calle ilumina el rostro de Nora. Las palabras son serenas y contundentes al mismo tiempo.

“Un pariente me dijo que se habían empezado a encontrar en la Plaza de Mayo, un grupo de madres de personas que habían sido secuestradas. La palabra “desaparecido” no estaba instalada entre la gente. Había un grupo de madres. Eran pocas. Me acuerdo de María Adela (Antokoletz), de las hermanas (Gard), de Pepa (Noia), de Mirta (Baravalle)… Al principio nos parábamos en el monumento a Belgrano, mirando a la Casa de Gobierno. Queríamos saber que había pasado con nuestros hijos. La policía dijo que no nos podíamos quedar. Como estábamos en estado de sitio, debíamos “circular”. Ahí empezamos a dar las primeras vueltas, al monumento a Belgrano. Empezaron a venir las monjas Alice Domon y Leonie Duquet, aunque Leonie no venía tanto ya que era mayor que Alice. La idea de ir a la Plaza de Mayo había sido de Azucena Villaflor”.

“Después se infiltró Alfredo Astiz, haciéndose pasar por el hermano de un desaparecido. Fue quien programó el secuestro en la iglesia Santa Cruz, de Azucena, las monjas francesas y Remo Berardo. A Astiz lo recuerdo como un tipo joven, de aspecto atlético, tostado al sol por más que fuese invierno. Se quedaba con nosotras. Azucena le decía que se vaya, que era peligroso. En diciembre, estábamos juntando firmas y plata para una solicitada. Se enteró que había una reunión en la iglesia Santa Cruz. Primero pasó por la Plaza y después por la Iglesia. Allí había un grupo de madres que estaban arreglando todo. Llegó Astiz, se para frente a ellas diciendo que no podía pagar la solicitada y va señalando con un billete a cada una de las que tenía que ser secuestrada, diciéndole ‘Yo no tengo para dejar’. Así fue señalando a quien se tenía que llevar”.

Impasse 2: La luz volvió justo cuando terminamos de hablar de la dictadura. Es toda una imagen. Le pasan llamados a Nora. Esta pequeña –a la vez que enorme- mujer, que va y viene, ofrece té gentilmente.

“Nos preocupa la pobreza, la política económica. En la Argentina, la brecha entre ricos y pobres es grande. Nos preocupa una ley antiterrorismo que acaba de mandar el Presidente al Congreso, que fue votada por diputados que alguna vez fueron militantes políticos, que vivieron un país de luchas populares. Votar esta ley, que es tan peligrosa y que no es para este país, no se condice con nuestra situación. Esta ley es para castigar al pueblo. Nosotras la repudiamos y le mandamos una carta al Presidente”.

“La gente está tan mal que votó peor todavía. No es compatible lo que pasó con una sociedad que quiera mantener la memoria. De acuerdo a las declaraciones, el tema de los DD.HH estuvo alejado de este candidato. Esto nos preocupa. Un pueblo que pierde la memoria está expuesto a repetir hechos que fueron dramáticos y lamentables”

“Sigo pensando que los organismos de DD.HH no tenemos que hacer partidismo político. Dentro de los organismos de DD.HH, tenemos que respetarnos y tener en claro las pautas que nos dimos cuando fueron conformados. Tenemos que ser receptores de las denuncias de las violaciones a los derechos humanos. Con treinta años de militancia, nunca hice partidismo político. Nunca entré pidiendo favores personales a políticos a los que hubiera que complacerlos con alguna forma de apoyo. Los políticos, si actúan bien y con ética, los aplaudimos pero es lo que corresponde. Que defiendan los derechos de su pueblo y que gobiernen para el pueblo que los votó. No creo que hay que estar aplaudiendo todo lo que hacen. Hay que reconocer lo que está bien y ser crítico con lo que esta mal”.

“Seguimos exigiendo verdad y justicia. Exigimos memoria. Que se abran los archivos y nos digan qué pasó con cada uno de los desaparecidos. Que los jueces y las instituciones que dieron en adopción a los bebes apropiados, los pongan a la luz y que estos chicos puedan conocer su identidad. Que la justicia sea real. Cárcel a los genocidas y torturadores, que trajeron tanto dolor a este país. Que paguen por sus crímenes. Si perdemos la memoria ya no vamos a poder aspirar a vivir en un país libre y democrático”.

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