Sergio Langer: «Dibujo para no laburar»

La semana pasada, posteamos una invitación que había hecho Sergio Langer por la presentación de “La Nelly volumen 5: Aventuras en la Revolución de Mayo y otras historias» y «La Nelly volumen 6: El Calzoncillo de Sandro y otras aventuras», ambos realizados con Rubén Mirá, con quien va a compartir una mesa mañana viernes 7 a las 19 hs, en la Feria del Libro -también participan Sendra y Liniers-. Ahora, subimos una jugosísima charla que tuvimos con Langer en la que no quedó tema por hablar: sus personajes, su visión del humor y el judaísmo.

– Sergio, ¿cómo surge la pasión por el dibujo?

– Surgió como en casi todos los casos que a los pibes les gusta dibujar. No es que sucede algo, tipo apareció la Virgen o algo. ¿viste?. Siempre me gustó dibujar y dibujé. Elegí una carrera que tuviese que ver con el dibujo, que es arquitectura. Privilegié lo que más me gustaba -que era dibujar- y esa era la carrera más parecida. Más aún, teniendo en cuenta el mandato familiar de “hay que estudiar”. Elegí arquitectura por mi vocación al dibujo y me recibí. Podría haber elegido Bellas Artes pero está bien. No se como pero así surgió.

– Te recibiste pero ¿ejerciste?

– Si, si…laburé en un estudió de decoración, hice trabajos. Me gusta la arquitectura aunque no ejerza. Mi mujer es arquitecta. Algo hice en la materia…(risas).

– En tu página dice “historietista” antes que arquitecto..

– Capaz.. Ya ni se porque se cruzan reportajes y eso, pero soy más dibujante que arquitecto. O más humorista gráfico que arquitecto aunque en el fondo me encanta la arquitectura.

– ¿Cómo fue tu primera historieta?

– ¿Historieta…? Será mi primer dibujo publicado, una viñeta. La historieta es cuando contás una historia a través del tiempo. Lo primero que hice fue una viñeta y salió en Rico Tipo en el 79. ¿Ya habías nacido?

– Nací en el 72.

– Ah, bueno. El que dirigía la revista era Ferro, el de Langostino. Le lleve unas carpetas, miró los dibujos así (se agacha y se acerca al papel), porque era medio chicato y firmaba como “Sergio”. Después, los primeros que empecé a publicar como Langer fueron en la revista «Humor» también en junio del 79.

– Estuviste haciendo cosas para Rolling Stone e Inrockuptibles y también para el under, ¿cómo es esa mixtura?

– A ver. En la Rolling Stone, hice algunas cosas. No mucho pero me llamaron y en la Inrocks -que habré empezado en el 97/98-, hacía una tira llamada “Clase Media”. Para mí, se entremezcla. No es que una cosa es incompatible con otra. Lo under siempre estuvo presente porque consumía y me gustaban historietas que venían de afuera como Robert Crumb con el personaje «Mr Natural» o Art Spiegelman. Dibujantes norteamericanos que trabajaban en el under. Esto era ni más ni menos que la historieta hecha por sus propios autores que la editaban para venderlas en la universidad o en la calle.

– Ese espíritu del under…

– Muchos tipos que empezaron en el under, son re talentosos y empiezan haciendo historietas que tocan temas como el sexo y las drogas. Son contestatarias por su crítica a la sociedad pero, llega un momento y un nivel en que trascienden esos márgenes y los convocan de diarios y revistas importantes. Los tipos asoman a la superficie y laburan en diarios y revistas pero siguen con su espíritu under y contestatario. Se entremezcla. Capaz que los llaman justamente por eso o llegan al diario y deja de hacerlo. El viaje mío dentro de la historieta fue y vino. El espíritu contestatario sigue presente aunque esté en la contratapa de Clarín y al mismo tiempo estoy haciendo en la Barcelona historietas como “Mamá Pierre” o “Clase Media” que nunca podría hacer en Clarín porque me echan con una patada en el orto. Uno puede ir acomodándose.

– Es cierto.

– Es como tocar en el Luna Park y después en un sótano. Por ejemplo, la revista Barcelona tiene mucho rebote pero no es masiva. Mucha gente la mira y dice “¿que es esto?”. Se mete con todos, con los mogólicos, con los judíos, con los homosexuales, con todos. Ellos corren los límites y ese espíritu me encanta. Me gusta laburar así porque en otro lado, no lo podría hacer. Para mi, el humor, como publicación, pasa por la revista Barcelona. No hay duda. No digan que no hay revistas de humor. Es esa la que hay.

– ¿No será que los argentinos tenemos un humor muy pacato y la Barcelona empuja más el límite? Ironiza con los defectos de los argentinos

– ¡Pero se trata de eso el humor! No sabría decirte si los argentinos somos pacatos. Si uno hace generalidades, desde el consenso y lo políticamente aceptado, todas las sociedades lo son. Inclusive las sociedades europeas muy correctitas como el no meterse con los musulmanes. No joder y no herirlos. Esa cosa de bienpensante, progre que, por otro lado, está todo mal. Dentro de los buenos modos si, pero no los integran. Si uno sale a la calle, vas a la cancha o estas con tus amigos, el humor es cruel. Que después eso salga…La pacatería siempre está en la superficie. El humor que circula entre los amigos y la gente en general es más cruel y ácido de lo que hago en Clarín con “La Nelly” o “Mamá Pierri” en la Barcelona. Ahí corro todo y me tiro sin red. Me acerco más al humor que está flotando.

– ¿Cómo surge “Mamá Pierri”?

– Como personaje…en el 2003, en el mismo momento casi estoy haciendo “La Nelly” en Clarín. Alli empiezo a publicar ambas en septiembre del 2003. «Mama Pierri» es un personaje anacrónico, solo tiene blanco y negro, sin matices. Es una mina fascista, autoritaria, que tiene un hijo y es así…de hosca. Capaz que Nelly también es anacrónico tiene matices. Esta con la amiga…Por un lado es egoísta pero tiene buena onda, habla con los pibes chorros. Es un personaje multifacético.

En cambio, «Mamá Pierri» nace de unos dichos de Alberto Pierri (N de R: ex diputado justicialista) que acusó a Román Lejtman de judío piojoso. Me dije “Ah no, ¡yo soy judio!». No soy religioso pero tengo una historia grosa en mi familia de persecuciones. Mi vieja estuvo en un campo de concentración-. No podía dejar pasar eso de Pierri. Desconozco si Lejtman hizo algo pero me tocó. Entonces hice una tira chiquita en Inrockuptibles que se llamaba “Mamá Pierri” y nunca más la retomé. Me llaman de la Barcelona para hacer algo y agarré eso porque estaba hasta las recontra manos. Reciclé esa tira. Es como si un músico toca una canción y la guarda. Hay dibujos que los rehago…Uno hace diez chistes en la vida y los demás son repetidos…(risas). Se me cruzó que podía hacer a una vieja hija de puta y facha. Los de la Barcelona me dijeron “Si, si, hacela”. Fueron años de mucho agobio. Hacer una tira en un diario y después lo de Barcelona, que salió semanal con TXT y después salió mensual, quincenal y al final, quedó.

– ¿Tuviste algún bolonqui con Pierri?

– No, ¿por qué? No quiero tenerlos. Es buen tipo, (risas). Además, la anécdota que me disparó para el personaje ya ni me acuerdo. Le empecé a sacar punta al personaje después.

– ¿Hay algún parentesco entre Nelly y Mamá Pierri? ¿Nelly no sería la amiga buena de Mama Pierri?

– Hummm, por lo salvaje pueden ser parecidas pero el registro de «Mama Pierri» es muy arriba. Tiene un cáncer en una teta y se hace tratar; hay un aborto de un personaje que sale de una chica violada. Esos son temas que jamás va a tocar Nelly. Además, hago la aclaración que Nelly no es un personaje mío sino que lo hacemos con Rubén Mirra. Es distinto también. Personalmente, capaz que soy más reventado pero el hecho de hacer la tira con Rubén me hizo más tranca. Somos parecidos y diferentes al mismo tiempo. Él es muy sacado pero tiene un registro más de lo popular y es escritor mientras que yo aporté mi parte de la comicidad y mi experiencia de resolver gráficamente una historieta. No fue fácil, él tiene una visión más macro que la mía. Además, es cansador y no le llegas a toda la gente tirando mierda para todos lados. Es muy adolescente.

– ¿En quién te inspiraste para la Nelly?

– Hay algún embrión de la Nelly en alguna historieta anterior, medio prehistórica que había hecho. Cuando lo construimos con Rubén, estábamos laburando y para mí había que sacar tira día a día y él me decía «¿y en diciembre vamos a hacer…?” Él va a la narración de la novela…y “Nelly” es una novela en la que vas contando día a día pero empieza y termina. La gente no sigue la lectura ya que no compra el diario todos los días. Necesariamente tiene que terminar con un remate. Ese es el esquema. Por ahí el chiste está en el segundo cuadro o en un comentario que hace Nelly…¿Vos me preguntaste como surge Nelly…? Nelly surge…primero te cuento los entretelones de la construcción del personaje.

– ¡Dale!

– Se fue construyendo y ese es el aporte de Ruben, que veía a una mina quijotesca, exagerada o egoísta. Como esas viejas que te agarraban la pelota y te la cortaban o se la guardaba y a fin de año las devolvía todas juntas. Es esa vieja mala onda que hay en todos lados. Por otra parte, el nombre Nelly es de una época y suena a vieja. Nadie le pone Nelly ahora a una nena a menos que se vuelva fashion. La vieja esta…necesitaba de un personaje que equilibre todo y la haga interactuar. Ahí aparece Elba, que es más apaciguada o progre. Le dice a Nelly “¿me llevas a un concierto?” y la lleva a un casino o al bingo. Esas son las cosas quijotescas, Don Quijote y Sancho Panza. No es un personaje bueno sin embargo, a los pibes más chicos les encanta. Me llegó de distintos lugares que a los pendejos les gusta. Será la gráfica que es media monstruosa, grotesca. Clarín venía de una línea limpia con “El Loco Chavez”, “El Nene Montanaro”…Fue una apuesta del diario por algo netamente humorístico.

– ¿Cómo surge ese estilo “sobrecargado”?

– Es muy personal, como la manera de hablar. Es todo lo que uno quiera expresar de una manera o gritar. Capaz hubiera sido un serial killer o un karateca. No sé pero es cuando uno quiere gritar. Como me gusta dibujar, dibujo de esta manera. Me explotó por ahí. Hay que buscar las distintas maneras de expresarse. Uno interactúa con gente sino es un loco, un ermitaño. Le encontré una salida a esa parte mía de no tolerar muchas cosas que me rodean y de tener una antena para detectar las cosas negativas. Tampoco es lo mejor para vivir. Es como ir caminando por la calle y ves los soretes nada más. «Mirá que lindo día, hay sol” y vos estás mirando los soretes. Te amargas. De hecho, muchas veces estuve amargado. Ahora aprendí a equilibrar y a canalizar todo por la historieta y el dibujo, que es lo que más me gusta.

– Hiciste hace un par de años una muestra en la AMIA..

– Lo de la AMIA no es algo que me es ajeno. De hecho, cuando era chico fui a escuela judía, al Hertzl y a Ramban. Hablo hebreo e yiddish…Soy más judío que no sé que. Fui con Tapuz a Israel, a un kibutz, en Ein Shemer. Mirá, había hecho unos chistes cuando fueron los bombardeos de Israel al Libano hace un par de años. Más allá que hayan secuestrado a los soldados, me pareció que se estaba yendo todo a la mierda. Se estaba retrasando el reloj. Por la violencia no se va a resolver nada. Ahí hice un chiste con el que crucé la raya. Eran dos judíos….pero ¿como graficas a dos judíos? ¿Con kipá (N de R: el pequeño gorro ritual que utilizan los judíos para rezar; los muy religiosos, lo usan en todo momento-)? Yo soy judío, vos sos judío y ninguno de los dos usamos kipá o cosa por el estilo. Como en todos mis dibujos son narigones, los hice con kipá y estaban puteando porque un misil había les había roto el jacuzzi. Eran dos religiosos, narigones, tenían plata…y esa fue la cagada.

-Ya me imagino por donde va la mano….

– Discutí con mi familia por eso y por otra parte, defendía a Israel de los que lo acusan de ser fascista. “Que cagada”, dije. Lo más gracioso es que mi hermano se estaba volviendo a España y le iba a regalar una Barcelona. La abro y estaba el chiste. La guardé y no le dí nada. También discutí con mi hermano y ¡los propios judíos me trataron de antisemita!. Me mandaron mails con dibujos de la época de los nazis donde retrataban a los judíos de esa manera. “Vos que te la das de cazador de nazis” (porque siempre jodo en los chistes con los nazis y eso…) o “Si viviera tu madre…”. Me comí un garrón y me hizo mierda. Entonces hice en la Barcelona una historieta en la que mi mamá bajaba del cielo y me preguntaba “¿Qué hacés dibujando esa basura antisemita?”. Ahí pude cerrar todo.

– ¡Estuvo bueno eso!

– Si, y me sirvió. Pasa el tiempo y me envían un mail de AMIA. No sabía para que. Le contesto “si es por los chistes antisemitas, ¡ya pedí perdón!” pero era el curador del espacio de arte y quería una historieta que hice a Nelly con las barreras de la AMIA, que ella puso en su casa por si le caían cohetes. Ahí hablaban del humus, los knishes, la comida judía, la comida árabe, etc. Eso sirvió para decir “Loco, somos todos hermanos”. Me siento hermanado con los árabes. Uno tiene que sentarse a hablar. No hay otra. Por eso me puso tan loco lo de los bombardeos.

– Un desastre todo…

– Se volvió todo para atrás. Hubo momentos bárbaros…como con Arafat, que era un ladri pero era un símbolo y con Rabin pero después se fue todo a la mierda de nuevo. Me acuerdo que hablábamos con Pablo Marchetti, de la Barcelona, sobre la tapa que decía “Tolerancia: una negra y un judío definen el destino de la humanidad” y estaban Olmert y Condolezza Rice, (risas). Recibo un mail de una prima mía de Israel diciéndome sobre esta revista antisemita. “¡Pelotuda, yo trabajo ahí!”. Para digerir determinado humor….Ojo y no es solo de la comunidad judía. No tengo nada que ver con esos pelotudos que decían “salgan a destruir esa revista antisemita”. Hay que asumir las reglas y si tuviese que hacer de nuevo ese chiste lo haría de otra manera. Por ahí, caí en el estereotipo. Es un recurso gráfico y una contradicción. Es algo que uno tiene que pensar al respecto. Reflexionar y decir que uno es judío y no tiene que tener una kipá.

– ¿Cómo fue todo en AMIA?

– Ah, si si…Me llama este tipo y nos juntamos. Teníamos muchas cosas en común y para mí, fue como una especie de “reparación”. Llama por otra historieta que había hecho sobre los campos de concentración por la que también recibí el mote de “antisemita” de una revista llamada Comunidades, de Natalio Steiner….

– Lo conozco a Steiner…dios…

– Otra vez que me acusaban de antisemita. ¿Qué tengo que hacer? ¡Ojo! Si hay chistes que lo hace otro con la misma crudeza, capaz que no me gusta porque estamos acostumbrados a ser perseguidos y a la discriminación. Pero hay que cruzar ese límite y salir de ese mundo sino te quedás siempre con lo mismo. Mirarte desde otro lugar. Por eso, me río de la pelotudez de esa “cosa judía”. De hecho, estoy atravesado por esto. La cuestión es que me ofrecen hacer la muestra. Si mi vieja me viese desde el cielo…“¡Vieja, estoy exponiendo en la AMIA!” Además, había hecho teatro en el viejo edificio de la AMIA . Allí aprendí yiddish para comunicarme con mi mamá, que vino de Europa. ¿Quién es ese tipo para acusarme de antisemita? La verdad es que me pone loco. No soy partidario del humor blando y blanco. A veces uno cruza determinados límites y ese chiste me costó bastante.

– Con respecto al contenido, ¿apelas más a la sonrisa cómplice que a la carcajada?

– Hay de todo. Chistes de los que te podes reír, quizás no son los más. Hay otros en los que te quedas serio y decís “que hijo de puta”. Te estoy mostrando la otra cara de lo que creo ver de una situación y lo doy vuelta. Me gusta mostrar el otro lado. Un tipico chiste es que estaban dando los premios Martín Fierro y había una inundación terrible. Hacía a dos viejas con el agua hasta el cuello diciendo “Esto es un desastre”, “Y si…no le pueden dar el Martín Fierro a Nicolás Repetto”. Me gusta mezclar cosas que están sucediendo y meterlas en un chiste.

– ¿Cómo era Sergio de chico?

– Era bastante retraído. Hay bastantes etapas, que se yo. Por la historia de mi vieja era temeroso por la guerra y el Holocausto. Ella era muy delicada de salud, muy tocada emocionalmente con ese tema y me afectó. Mi viejo en cambio, vino de Polonia y se salvó de la guerra pero no de que lo maten en un asalto, cuando tenía doce años. Tuve una infancia complicada. La tuve que remar. Tanto mi viejo como mi vieja me dieron herramientas como para que pueda salir. Además uno mismo…La vida está para eso, para mejorar. No te voy a decir una infancia pero tuve momentos buenos como otros de mierda. Creo que el humor me sirvió como una herramienta sino terminaba loco, no se…No me imagino haciendo otra cosa que la que hago. Siempre digo que dibujo para no laburar.

El viernes 7 de mayo, a las 19 hs,  Langer estará con Liniers, Sendra, Rubén Mira y Patricia Breccia en la mesa de Revista Ñ, en la Feria del Libro. Modera: Fernando García

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