Los cien años de Mario

Su pluma combinaba onírica pasión con una aguda mirada sobre la coyuntura reinante. Con más de ochenta libros escritos, su nombre quedó grabado a fuego no solo en ambas márgenes del Rio de la Plata sino en todo aquel que haya leído obra. Hace cien años, nacía Mario Benedetti, un escritor único, de los que trascienden su época y su idioma.

Quizás sea en la sencillez y el carácter directo de su pluma donde radique ese recuerdo eterno de Mario Benedetti. Más de uno lo habrá conocido a través de un poema que era un canto a la libertad de conciencia y al deseo de vivir la vida en detrimento de todo aquello que “se impone” como vida moderna llamado “No te salves”. Comienza de esta manera.


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo

La fría enciclopedia no podrá más que tirar datos respecto de uno de los más importantes escritores uruguayos. En su familia solía usarse cinco nombres para llamar a los hijos. Él no iba a ser la excepción. Su nombre completo era Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti. Nació en Paso de los Toros, Uruguay, bajo el signo de Virgo, un 14 de septiembre de 1920.

 El carácter itinerante de la familia, por las peripecias económicas de su familia, influyen en su crecimiento. De Paso de los Toros, van a Tacuarembó y finalmente, recalan en Montevideo donde comienza a la escuela primaria en el Colegio Alemán y la termina en el Liceo Miranda donde también hace el secundario, el cual abandona prontamente por problemas económicos. El aspecto itinerante de su vida lo lleva a vivir en Buenos Aires entre 1938 y 1941. Algunos años más adelante, el 23 de marzo de 1946 se produce un acontecimiento por demás importante en su vida, contrae matrimonio con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida.

La lengua lo encontró en desarrollando varias facetas. Publicó libros de poemas, cuentos, ensayos y críticas, dejando siempre su impronta particular. En 1943 dirigió la revista literaria “Marginalia” y dos años después, ingresó al semanario “Marcha” en el que trabajó –director literario desde 1954- hasta 1974, año en que fue clausurado por el gobierno de Juan María Bordaberry.  En ese 1945, inició su actividad de periodista que iba a incluir a “La Mañana”, “El Diario”, “Tribuna Popular” y al mencionado “Marcha”, entre otros.

Miembro de la “Generación del 45” (nombre de los artistas uruguayos surgidos en 1945, de importante influencia, que incluía a Idea Vilariño, Liber Falco, Carlos Real de Azúa, etc, siendo Juan Carlos Onetto, el referente del mismo), sus posiciones políticas en pos de los derechos humanos, contra las dictaduras militares en el continente asi como la injerencia de Estados Unidos en la política continental,  le provocarían una vida de exilio y permanente movilización.

En 1973, tras un golpe de Estado en Uruguay, debe dejar su cargo de jefe del Departamento de Literatura Hispanoamericana, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo y partir al exilio. De esta forma, vivió en Argentina, Perú, España y Cuba donde trabajó como Director de la Casa de las Américas. Igualmente, su sentir estaba en su Uruguay querido y añorado donde había quedado su esposa al cuidado de la madre de ambos.

Aquí, es menester hacer un punto. Como buen artista comprometido con su contexto, su obra es influenciada por circunstancias vitales, tal como los cambios sociales y políticos de Uruguay y del continente. Son dos períodos bien marcados en el que el primero, desarrolló una literatura realista de poca experimentación formal sobre la burocracia pública y el espíritu pequeño-burgués que la animaba. En el segundo periodo, su obra se torna más audaz, haciéndose eco de la angustia por las represiones militares y el deseo de una salida por la vía izquierda de esta situación.

Escribió cuentos fantásticos como los de “La muerte y otras sorpresas” (1968) después reflejar las circunstancias políticas, su exilio y posterior vuelta a casa en “La casa y el ladrillo” (1977), “Vientos del exilio” (1982), “Geografías” (1984) y “Las soledades de Babel” (1991). No tuvo empacho en denunciar la tortura con “Pedro y el capitán” (1979). En los ensayos, daba cuenta de su parecer respecto a la literatura contemporánea como en “Crítica cómplice” (1988) o reflexionaba sobre problemas culturales y políticos en “El desexilio y otras conjeturas” (1984), donde retoma sus textos periodísticos realizados en Madrid.

La poesía de Benedetti es poéticamente simple y de efectos contundentes. En “Hagamos un trato”, el amor es un compromiso que se ofrece siendo él mismo, la materialidad de ese amor, mientras que usa el término “compañera” para su amada. Todo en plano de igualdad y compañerismo, complicidad y respeto.


Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
 conmigo (…)
 
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
        es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

“Táctica y estrategia”, se describen los métodos y deseos amorosos. Algunos dirán que tendrá su correlato en una campaña militar, otros aludirán al ajedrez (Bobby Fischer estaba en el pináculo de su popularidad). La concepción del plan y su puesta en práctica. Pero siempre con el amor como esa única batalla digna de ser vivida y celebrada. Donde el objetivo no es la rendición del opuesto sino el amor.

 
Mi táctica es
Mirarte
aprender como sos
quererte como sos
 
Mi táctica es
Hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
 
Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
 
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
 
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
 
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

Su propio exilio se manifestó en su poesía y no tuvo reparos en llamarlo por su propio nombre. En esta línea se puede ver “Hombre que mira su país desde el exilio”, donde da cuenta de su dolor al estar lejos de su país. Su pluma denota nostalgia, melancolía y tristeza sin dejar de hacer mención a la represión y muerte que atravesaba todo el continente. 


País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre

País ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre
 
País lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo
 
País violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre Artigas
 
País estremecido
puño y letra
calabozo y praderas
 
País ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo

En “Te quiero”, se analiza el porqué del amor como tal. Examina el compromiso, la ética y su capacidad amorosa. La resignificación tuvo el poema, a través de la interpretación por parte de Sandra Mihanovich y Celeste Carballo, fue importante a nivel visibilidad del amor profesado entre personas del mismo género.


Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
 
Tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
 
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Recién pudo regresar en 1983. Apenas retornado, retoma su actividad y crea el semanario “Brecha” que sería la publicación sucesora de “Marcha”. Dos años después, dos potencias se saludan cuando el mismísimo Joan Manuel Serrat toma los poemas de Benedetti como inspiración para concebir su disco “El sur también existe».


Pasado el período que el propio poeta definió como “desixilio”, integró la Comisión Nacional Pro Referéndum, constituida para revocar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, promulgada en diciembre de 1986 para impedir el juzgamiento de los crímenes cometidos durante la dictadura militar en su país (1973-1985).

Al hacer un recuento de su obra por demás frondosa, la sorpresa es inmediata. Entre sus novelas, Benedetti dejó obras como “Quién de nosotros”, “La tregua” (filmada en 1974 por Sergio Renán  y nominada al Oscar), “Gracias por el fuego” (Renan vuelve a filmar una película a partir del texto de Benedetti en 1984), “El cumpleaños de Juan Ángel” –escrita en verso-, “Primavera con una esquina –que hace mención a su propio exilio-, la autobiográficas “La borra del café” y “Andamios”. Como cuentista, se aprecian trabajos como “Esta mañana y otros cuentos”, “La muerte y otras sorpresas”, “Con y sin nostalgia”, “Despistes y franquezas” y “El porvenir de mi pasado”. Con respecto a los ensayos, se puede subrayar a “Peripecia y novela”, “El país de la cola de paja”, “Letras del continente mestizo”, “El recurso del supremo patriarca”, “Cultura entre dos fuegos”, “La realidad y la palabra”, “Perplejidades de fin de siglo” y “El ejercicio del criterio”.

Sus últimos trabajos serían los poemarios “Canciones del que no canta” (2006) y “Testigo de uno mismo” (2008), el ensayo “Vivir adrede” (2007) y el drama “El viaje de salida” (2008)

El lector atento se percatará que, si bien Benedetti no dejaba de producir, con los años dicha producción fue disminuyendo. Los homenajes y reconocimientos se sucedían uno tras otro mientras era convocado para múltiples entrevistas. Tenía el raro privilegio de recibir los reconocimientos en vida. Era una especie de celebridad que los jóvenes miraban con asombro y curiosidad. Tal es el caso de su aparición en la película “El lado oscuro del corazón” (1992) donde se lo ve recitando sus poemas en alemán.

Tras la muerte de su esposa en 2006, decidió radicarse definitivamente en Uruguay por lo que donó parte de su biblioteca personal en Madrid, al Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante. El fallecimiento de su compañera por más de sesenta años, fue un duro golpe para el poeta que, según sus palabras, solo lo pudo sobrellevar “escribiendo”. En el 2007, recibió las más altas distinciones de dos países latinoamericanos como Venezuela y El Salvador, “La Condecoración Francisco de Miranda” y “La Orden de Saurí, Primera Clase”, respectivamente.

El año 2008 lo tiene a mal traer. Entre enero y febrero, fue internado tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación; la segunda vez en marzo, con problemas respiratorios y la tercera, en mayo, por una descompensación general. En el 2009, ingresó a una clínica el 24 de abril y permaneció en ella hasta el 6 de mayo, cuando el escritor recibió el alta médica. Regresó a su domicilio en el cual permanecería hasta el 17 de mayo, día en que fallece tras padecer de una patología intestinal crónica que los últimos meses había afectado su salud. “Falleció mientras dormía en su domicilio y en profunda paz. De a poquito dejó de respirar”, dijo su secretario Ariel Silva, minutos antes que los médicos firmaran el acta que certificaba su paso a la inmortalidad.

Mario Benedetti es un referente ineludible de la palabra, que ha trascendido las fronteras de Uruguay para convertirse en un faro de inspiración a todos los escritores de nuestra lengua.

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