Roll over Beethoven
De Moises Kaufman. Versión: Fernando Masllorens y Federico Gonzalez Del Pino. Con Marilú Marini, Lito Cruz, Malena Solda, Rodolfo De Souza, Francisco Donovan, Gaby Ferrero, Alejo Ortiz y Natalio González Petrich. Diseño de Escenografía: Jorge Ferrari. Diseño de Iluminación: Eli Sirlin. Diseño de Vestuario: Mini Zuccheri. Supervisión de Sonido: Pablo Abal. Director Técnico y de Montaje: Jorge Perez. Asistente de Dirección & Stage Manager: Martin Henderson. Asistentes de Escenografía: Albertina Klitenik y Ana Passarelli. Asistente de Vestuario: Florencia Antacle. Fotografía: Estudio Sisso Chouela. Producción Gráfica: Romina Juejati. Asistente de Comunicación Visual: Johanna Wolff. Comunicación Visual: Gabriela Kogan. Productor Ejecutivo: Diego Pando. Productor Ejecutivo: Damian Zaga. Director de Producción: Ariel Stolier. Productor general: Pablo Kompel. Dirección: Helena Tritek.
Teatro Metropolitan. Av Corrientes 1343. Miércoles y jueves 20.15 hs; viernes 20.30 hs; sábados 20.25y 22.15 hs y domingos, 20 hs
La música vuelve a instalarse en el Teatro Metropolitan. Esta vez, es el turno de Ludwig Van Beethoven pero en línea directa con la actualidad. ¿Cómo es esto? Moises Kaufman pergeñó la idea de unir al genial músico con Catalina, una voraz investigadora que está obsesionada con saber el motivo que lo llevó a Beethoven a dedicar tres años a un simple vals que le había entregado Antonio Diabelli. La obsesión de Beethoven por este vals lo llevó a realizar treinta y tres variaciones al original presentado por Diabelli.
La puesta va y viene a través de los tiempos, saltando de la génesis del vals a la actualidad en la que Catalina investiga mientras su salud se va deteriorando paulatinamente. Las dos historias paralelas cuentan con diferentes vericuetos. Mientras Beethoven debe hacer frente a las vicisitudes propias de las reiteradas variaciones, Catalina se avoca a la profunda indagación de los arreglos realizados al vals al tiempo que se percibe la fluctuante relación que tiene con su hija Clara, quien se niega a su viaje a Berlin en búsqueda de más material para su tarea. No obstante, el desarrollo de la puesta se vuelve lento y pesado, como los desplazamientos de Beethoven mientras discute con su asistente o piensa como será ese vals que tanto lo obsesiona. La intersección de los personajes principales se da a través de la música y llega a su punto extremo en un diálogo en otro “tiempo y circunstancia”, donde se toman algunas licencias como que Beethoven cite a Tchaikovsky en su diálogo con Catalina. Tchaikovsky nació en 1840 mientras que Beethoven murió en 1827. Ergo, a menos que tenga una bola de cristal, es imposible que uno sepa de la existencia del otro. Esto recién pasó en 1956, cuando Chuck Berry compuso su clásico “Roll over Beethoven” y allí si, “Roll over Beethoven/And tell Tchaikovsky the news”.
A diferencia de “Amadeus”, en “33 variaciones” se habla de música y se escucha música en vivo. El oficio de Natalio González Petrich en el piano ilustra con buen gusto las variaciones y diversas piezas musicales que se escucharan a lo largo de la puesta. La escenografía es muy ilustrativa al tiempo que dinámica en su desplazamiento para enmarcar el desarrollo de la acción. Con respecto a las actuaciones, caemos en la obviedad de destacar a Marilú Marini. Su Catalina es exacta, dando cuenta de cada uno de sus estados pero sin caer en sobreactuaciones y cliches. La forma en que trabaja con su cuerpo, a medida que este va deteriorando por su enfermedad es para destacar, como en los momentos en que se desplaza con la silla de ruedas, con la sola movilidad de su mano para accionar los controles de la misma. Quien también se destaca es Gaby Ferrero quien le da vida a Gertie, esa bibliotecaria alemana de excesivo celo que termina convirtiéndose en amiga de Catalina. Ferrero combina sutileza y encanto, para un personaje que gana su lugar con el devenir de la historia. Por su parte, Lito Cruz es un Beethoven cansino y un tanto malhumorado, con un physique de rol que le ayuda acercarse al genial músico en la parte física, con su pelo al viento, pero sin obtener una conexión interna con el mismo. Malena Solda es una Clara correcta pero fría, que no levanta vuelo en un personaje que podría dar bastante más, en la relación con su madre a partir de sus diálogos.
“33 variaciones” es una buena excusa para volver a deleitarse con Marilú Marini, descubrir un talento como Gaby Ferrero y empezar a escuchar (o desempolvar) los discos/CD del genial músico alemán.