Hombres, “veteranas” y conductas varias

Esta es una breve (o no tanto) reflexión sobre un texto escrito por Ana Inés Macaroni -una amiga de esta casa-, sobre una situación que describo a continuación. Parece que Macaroni iba caminando por la calle y desde un auto, un tipo bajó la ventanilla y le dijo: “¡Que linda veterana que sos!”. Antes que nada, certifico que los 37 años de Macaroni son muy bien llevados y no aparenta, en absoluto, lo hecho mierda que puede despertar un apelativo como el de “veterano/a”. Si a los 37, es una veterana, ¿qué será a los 60? No obstante, al respecto, quiero meter el dedo en la llaga de este tema al decir que, los hombres, al día de la fecha, (y lo dice uno que pertenece a dicho género) está muuuy cobardes/pelotudos.
Es cierto que he amenazado a más de una amiga diciendole que «te llegas a meter con un tipo de más de 32 años que vive con los viejos y te juro que no te hablo más en la vida». En ese sentido, el hombre ha dado ocho pasos atrás con respecto a la mujer. La mina se anima a vivir sola. Si no sabe cocinar, no importa…porque de paso, adelgaza. El tipo, no!!!! Tiene que comer si o si y como es un vago a cuatro manos, se desespera y no sabe que hacer. Su dilema hamletiano será de «delivery o mamá» y se impone la vieja por varios cuerpos.
Hete aqui por lo que muchas convivencias fracasan estrepitosamente: la mina no cocina, el flaco tampoco y lo que éste busca, en realidad, es una mucama (el tipo se imagina a Pampita vestida asi y se pone como loco) que le cocine, le lave la ropa y le tire la goma.

Retomando a lo que decía Macaroni sobre las «veteranas», personalmente tengo en mi pedestal de babosidad (soy hombre, a no olvidarlo) a Susan Sarandon, Diane Keaton y Michelle «nunca va a ser fea» Pfeiffer. Pero voy a detenerme en mi amada Susan -foto de arriba-. Por Diossssss, que minaaa!!!!!!! Primero, ese tono de hablar…arrastrado y gangoso, sensualmente ordinario y encima militante política. Es de esas mujeres que uno piensa «si me agarra, me hace de nuevo». ¿Que no daría por charlar dos minutos con ella de filosofía o política? (Ok, amigos hombres, después «Dunga-dunga» pero….a mí, como dijo Eusebio Poncela en Martín H, «me enamoran las mentes»).

Además, la categorización de «veterana», «pendeja» también habla del tipo que pone el mote. Veamos. Si un pibe de 22 años se levanta a una «veterana» (según su criterio) de 38, es un maestro! No lo neguemos porque es asi. ¿A quién se tiene que levantar un tipo de 50 para que entre el apelativo «veterana»? A una de 80??? Pero por favor!!! Ahí estaríamos más cerca de la necrofilia que otra cosa!!!
Personalmente me ha pasado de estar, con mis 39 años, a punto de “concretar” con una chica de 20 años. La verdad fue que, cuando me dijo la edad, sentí que todo el peso de los años caía sobre mí con mayor fuerza que una piña de Mike Tyson. Y ojo, no es porque me sienta “viejo” pero también tiene que ver lo que se busca y la experiencia de vida que uno tiene. La chica estaba más buena que un cañoncito con dulce de leche y tenía toda una vida por delante. ¿Por qué la iba a cagar todos sus sueños y deseos de futuro encamándose conmigo? ¿Solo para satisfacer mi ansia sexual y poner su nombre como “otra de las que cayó”, en el CV de minas que un hombre se trincó? (Si, es un asco pero todos lo hacemos…..). Tengo mi vida, mis experiencias…cuando ella recién nacía, yo ya estaba en la Facultad. Tampoco lo veo como una hazaña, como la que quiso vender Cacho Grasaña que se casó con la hija de un amigo suyo……Cacho, hay códigos al respecto!!! (ya volveremos sobre ese tema).
También hay otras cuestiones cuando el flaco en cuestión se levanta una “pendeja”. Es sabido que nosotros no tenemos el “aguante” de ellas por lo que, si a eso le sumamos el hándicap de la edad, vamos para atrás. El tipo se tira un conejito y después, a dormir la siesta mientras que ella quiere seguir dándole a la matraca. Ahí el tipo se siente para el culo. No puede (el cuero no le da) y está el orgullo masculino que le está taladrando el oído diciéndole “Levantate, pelotudo, que estás quedando como el orto con la pendeja! Mirale el culo, una manzanita y vos, tirado en la cama, pidiendo un pulmotor a gritos!” Todo un papelón que se sostiene menos que los discursos de Macri. Seguro que ahí empiezan las excusas. El trabajo, el stress, mi ex que me pide alimentos para los chicos, mis padres que están mal, las expensas, que River se fue a la B –y yo con estas excusas porque no se me para y estoy molido, me estoy yendo a la J-, y demás mentiras que surgirán en el momento. 
Charlando con Macaroni sobre estos temas, le contaba –y ella se sorprendía- que debo ser uno de los pocos tipos que ha visto “Sex and the city” y que, personaje que he detestado a través de los años, fue el de Carrie, encarnado por Sarah Jessica Parker, mina tan sobrevalorada como David Beckham a nivel futbolístico, pero que cuenta con el mejor agente de prensa del mundo. Le hizo creer a todos que es buena actriz y encima es bella y fashion icon!!!!!!!! Nunca soporté a Carrie porque representa todo lo que, personalmente, detesto de una mujer. Consumista al 100%, reprimida, histérica y sin personalidad. Todo lo hace “hasta ahí”. No coge como Samantha –aunque le gustaría-, no es independiente como Miranda –aunque le gustaría- y tampoco es la princesita que es Charlotte –aunque le gustaría-. O sea, toda una serie y cierto patrón femenino gira en torno de esta veleta!! Por Diosssssssss!!!!
Con este derrotero de experiencias en las que parece un show de stand up (género que nunca me terminó de convencer), finalizo este texto con una pregunta ¿Por qué hacer más difícil lo más fácil cuando todos queremos básicamente lo mismo, no?

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