Aburrimiento chair (Teatro)

Las reglas del «buen» espectador
Texto y dirección: Juan Gómez. Con María Marta Guitart, Iride Mockert, Carolina Setton y Carolina Suarez. Música: Juan de la Fuente. Diseño: Juan Cañamero.
Camarín de las musas. Mario Bravo 960. Jueves, 21 hs.
¿Qué ocurre cuando se desenmascara al público respecto de su relación con una obra de teatro? La experiencia del sopor + contrariedad que genera una obra es mostrada a través de una puesta imaginativa y delirante que busca modificar la óptica de algunas cuestiones “naturales”. Lo que parece ser el inicio de un experimento científico “serio” –nivel e influencia del aburrimiento causado por una obra de teatro y su influencia en un espectador-, termina desvirtuándose en algo completamente diferente pero igual de divertido y irónico. 

Desde el comienzo, una azafata que advierte sobre lo que se va a ver en los siguientes minutos. Una espectadora como podría ser cualquier joven amante del teatro, llamada María José, será la elegida para que sea la carne de cañon para el aburrimiento atroz. La identificación que se busca con su elección y el posterior desdoblamiento/partición de las escenas de lo que sería el teatro y lo que contempla María José es factor fundamental en la creación de sentido. Más aún cuando el «chair» del título sería esa carcel en la que el espectador se encuentra preso pero de la cual no puede escapar por más que no haya cadenas que lo aten a la misma salvo aquellas «simbólicas», creadas por el habitus de ser espectador de teatro, retomando algunas ideas de un tal Pierre Bourdieu. 

Aparece Lady Mockert, que estará siempre en escena, siendo aquella que corporiza (literalmente hablando) todas las situaciones que se vayan planteando. Quien será la cabeza de todo es nada más y nada menos que Madame Párvole, pitonisa y médium encargada de ver lo que es el aburrimiento y hasta donde puede afectar una obra que, dicho en criollo, es un bodrio, en las acciones futuras de la sufrida espectadora. El juego de situaciones extremas deriva en un delirio intenso pero no carente de sentido ya que en la sátira misma y el humor absurdo, reside la real valía de la obra. A todo esto, hay que sumarle la forma en que se modifica la forma de ver el escenario ya que, en el mismo, habría una persona del público mirando una obra que se puede ver por detrás de la grada principal. 
Por otra parte, a medida que se desarrolla el «experimento», es interesante la forma en que María José pasa de la identificación inmediata a ser ese «otro» objeto, lejos de cualquier tipo de relación con el público presente, del cual había formado parte un par de minutos antes, dando pie incluso a cierto sadismo no reconocido por parte de la «bien pensante» audiencia.
Gracias a la creatividad de Juan Gomez y a una iluminación excelente, se experimenta una sensación diferente en la que la imaginación juega un rol fundamental. El elenco es sólido en todas sus intervenciones. La plasticidad de Iride Mockert, una Droopy teatral, de sempiterna aparición en todas las situaciones de la protagonista; María Marta Guitart como Madame Párvole, exacta y seria como una médium de sus kilates lo requiere y las Carolinas, Settton y Suarez. La primera como la querible y sufrida María José y la segunda, como esa azafata imperturbable cualquiera sea la situación requerida.
Inspirada en la obra “El Público” de Federico García Lorca, “Aburrimiento chair” parte del sopor de un espectador para internarse en las aguas de su psiquis con una puesta imaginativa y arriesgada que plantea una nueva experiencia para ver teatro.

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