Lucio Mantel: «Siempre me importó más construir una obra que mostrarme».

Músico de gran prestigio y bajo perfil, presenta “Los Ancestros”, su última –y excelente- producción discográfica el próximo 20 de noviembre, en el ND Teatro. Lucio Mantel analiza su álbum y se hace el tiempo para referirse a su participación en la música de la última obra de Toto Castiñeiras, los géneros urbanos, la reaparición de los “simples” y la visibilidad de los artistas.  

– Lucio, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “Los Ancestros”?

– Tengo períodos en que compongo mucho. Cuando encuentro que hay un relato que se arma entre algunas canciones, empiezo a hacer el ejercicio de reunirlas. Para este disco, tenía la canción “Los Ancestros” desde hacía un tiempo, a raíz de una charla de Darío Sztajnszrajber que hablaba sobre la ilusión de la trascendencia y la manera en que nuestros antepasados están borroneados en las historias que cada uno tiene. La idea de los ancestros me empezó a interesar de grande. Cuando era chico escuchaba a mis viejos contar historias de mis bisabuelos, sus antepasados, etc y no me llamaba la atención. Cuando vi que ellos estaban más grandes, entendí que tenía que ir a buscar esas historias para que no se extinguieran. Un par de años después de eso, murió mi papá. Ahí entendí que las canciones estarían todas girando alrededor de ese campo.

– ¿Cómo fue la selección de los temas que vas a presentar? Al respecto, se aprecia un trabajo minucioso en su grabación. ¿Grabaste varias versiones de algún tema?

– No busco poner en el disco mis mejores canciones, sino las que arman una historia. Había canciones que me gustaban y quedaron afuera. Hicimos un par de versiones de algunos temas hasta que se encaminaron. “Cenital” en particular tomó forma cuando invitamos a Chancha Vía Circuito y a Ampersan, de México.

– ¿Cómo fue el proceso de grabación? ¿Fueron muchos días en el estudio?

– Juanito El Cantor, con quien produjimos el disco, propuso aprovechar su estudio para encontrarnos sin plan. Pasar jornadas largas primero encontrándonos nosotros, luego escuchando las canciones e imaginando con qué instrumentación iría cada una, y empezar a grabar con lo que teníamos a mano. Guitarras, sintetizadores, bajos, la compu, etc. Salteamos la etapa de las maquetas y fuimos buscando la producción de cada canción in situ. Creo que eso derivó en un disco que se abre como un abanico en distintas direcciones, a la vez que cuenta un relato muy claro.

– ¿Ya tenías los arreglos en mente o se desarrollaron en el mismo estudio?

– De algunas canciones tenía muy definido de antemano cómo quería que sonaran. Por ejemplo, en “Los ancestros” y en “Fantasma del ocaso”, el trabajo fue conducirlas a lo que imaginaba antes de entrar a grabar. Creo que «Los ancestros» fue la única canción que tuvo una maqueta que había hecho mucho antes de pensar en el disco. Sonaba muy parecido a lo que quedó. La mayoría de las otras canciones se armaron con el correr de las sesiones, siguiendo ese plan.

– ¿Coincidís con la idea de que la producción de un disco no se termina, sino que “se abandona”?

– Siempre esas aseveraciones tienen sus matices. Cuando tomo distancia de un disco que hice, lo veo terminado. Es probable que, parte de esa pátina que le da la terminación, sea el hecho de que el disco está siendo escuchado por la gente. Igualmente sentir que está terminado no significa que, al escucharlo, no piense que cambiaría algo.

– ¿En qué se diferencia “Los Ancestros” respecto a tus discos anteriores? ¿En la forma de componer o producir?

– Cada vez que hago un disco, siento que éste es tajantemente distinto al anterior en la manera de ser concebido. Tal vez «Los ancestros» tenga puentes a los anteriores. Hay canciones que podrían estar en otros discos.

Con respecto, a la forma de componer, siento que la complejidad va moviéndose con el correr de mis discos. Antes estaba más explícita, ahora siento que está en un lugar más secreto. Las canciones son más fáciles de escuchar, pero siento hay algo que pasa dentro de ellas que es más complejo. Borges decía que, al principio, un escritor es vanidosamente barroco y luego si tiene suerte se encuentra no con la simpleza que no es nada sino con una “secreta complejidad”. Siento que estoy haciendo un movimiento así.

– ¿Lo vas a editar en vinilo?

– Me encantaría.

– ¿Con qué nos vamos a encontrar el próximo 20 de noviembre?

– Con un recital de los que no hacemos desde hace casi una década. Es la primera vez que tocamos en un teatro así en muchísimos años.

– Al día de hoy, en las canciones, ¿importa más la música o la letra?

– Lo que más me importa es ese elemento misterioso que está en la unión de una cosa con la otra. Una canción linda no es una linda letra combinada con una linda música. No alcanza con eso. A la vez, muchas veces la música de una canción hermosa no se sostiene sin la letra, lo mismo pasa al revés. Por ese misterio, me interesa hacer canciones.

– ¿Te sorprende la popularidad y/o masividad de los géneros urbanos?

– No, creo que es un claro signo de los tiempos. Es una época donde la imagen es mucho más importante de lo que era hace un par de años. La imagen y el carisma de los artistas. Es la época del culto a la personalidad. Importa mucho más los artistas que sus obras. Yo soy de otra escuela. Siempre me importó más construir una obra que mostrarme. Como sea, es increíble lo adorables que son algunos, ¿no? A mí me resultan magnéticos cuando los escucho hablar.

– ¿Cómo ves que se haya vuelto a cortar “simples” más que en la presentación de un disco entero?

– Tiene que ver con la involución de nuestra capacidad de atención. Espero que algún día podamos revertir eso.

– ¿Cómo fue la experiencia de realizar la música para “Las lágrimas de los animales marinos”, la obra de teatro de Toto Castiñeiras?

– Nunca ensayé tanto para nada como para esta obra. Es una experiencia de muchísima intensidad y aprendizaje. Me gusta que, teniendo casi 50 años, todavía pueda ser “nuevo” en una tarea, aprenderla de cero. También es increíble la experiencia de subirme cuatro veces por semana al mismo escenario. Es algo que los músicos no estamos acostumbrados. Aprendo también de la dirección de Toto, de la dramaturgia y de lo que es estar en un escenario encarnando a alguien que no es exactamente uno. Siento que, en estos tres meses que llevo entre ensayos y funciones, pasaron muchos años.

– Te dan un formulario y dice “profesión”, ¿qué pones?

– Músico.

– Si no eras músico, ¿qué hubiera sido de tu vida?

– Me siento músico desde muy niño. No me puedo imaginar de otra manera.

– Si por la puerta de tu casa, llegase el Lucio Mantel de 17 años, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?

– Que no dude tanto.

Miércoles 20 de noviembre. Lucio Mantel presenta “Los Ancestros”. ND Teatro. Paraguay 918. A las 21 h.

Entradas: LUCIO MANTEL – Plateanet

Aqui, «Los Ancestros», de Lucio Mantel

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio