Daniel Fiorentino: Una voz tanguera en tiempos de deconstrucción

Compositor y cantante que se acerca a los treinta años de trabajo constante en la música, Daniel Fiorentino presenta su nuevo proyecto en plena pandemia. Tango y canción popular se unen en «La Cuadrilla Cultural Tanguera”, a disposición en las plataformas y redes sociales. Fiorentino tiene mucho por decir sobre el tango, la deconstrucción de sus letras, los “clásicos” y la influencia del baile.    

-Daniel, ¿en qué momento de tu carrera te encontró “La Cuadrilla Cultural Tanguera”?

-La encontré trabajando. Comenzamos a trabajar en la calle, en algunos sectores emblemáticos de la ciudad como el Conventillo de la Paloma, la casa de Evaristo Carriego, la intersección de Av. Las Heras y Cnel. Díaz o en Corrientes y Scalabrini Ortiz en homenaje a don Osvaldo Pugliese. Allí, mientras veía a las cuadrillas de operarios que están arreglando las calles, realicé un paralelo con nuestro trabajo. Vi que en algo nos parecíamos. Todos estábamos en la vereda pero en nuestro caso, las herramientas eran las guitarras, la voz, la poesía, el tango y reparábamos lazos sociales con los vecinos a través de esa acción. Así surgió la Cuadrilla Cultural Tanguera.
-¿Cómo fue la selección de los temas y el proceso de producción?
-Fue naciendo a medida que íbamos trabajando, aunque los primeros tienen que ver con esos tangos que uno trae adentro del alma por haberlos escuchado. Te gustan y tienen que ver con la propia historia de uno. En la interrelación con los músicos que te acompañan en ese camino se va puliendo el repertorio.
– ¿Cómo es darle una nueva vuelta de tuerca a clásicos como “Cafetín de Buenos Aires”, “Malena” o “Naranjo en flor”?
-El proceso que tiene cada tema es largo. Llevé esos temas al interior del trío (Víctor Lasear en guitarra, arreglos y dirección general y Gustavo Corrado en piano), se armaron y los expusimos ante el público. Así nos dimos cuenta de la respuesta que tenían en cada presentación, una verdadero banco de pruebas. Nunca nos propusimos dar una vuelta de tuerca, sino simplemente interpretarlos a nuestra manera. Es decir, con la voz de Fiorentino y los arreglos de Víctor Lasear (un puntal importante en esta construcción).
-¿Quedaron temas fuera del disco?
-¡¡Uh, sí!! Un montón. Serán para el próximo.
– ¿Cómo es tu relación con el estudio de grabación? ¿Te sentís cómodo o es un momento de una presión diferente y extra al “vivo”?
-Para mí, es un momento de presión. Lo que salga ese día va a quedar para siempre aunque se pueda corregir. Prefiero el vivo y la emoción de ese momento. Esa adrenalina es única.
-¿Quiénes son tus influencias tanto en el canto como en la composición?
-¡Sería una lista interminable! Desde mi primer maestro de guitarra a quien quedaré eternamente agradecido, el paraguayo César Fleitas, hasta todos los cantantes que he escuchado a lo largo de mi vida. Cantautores y/o compositores, desde el tango al folclore, el jazz, el rock. He tenido el privilegio de vivir una época absolutamente revolucionaria en lo musical (los 60, los 70), de absorber todo ello y tratar de capitalizarlo.
– En ocasiones, parece que el tango debe salir de las fronteras de nuestro país para que sea nuevamente valorado. ¿Es así?
-El tango está valorado por lo que no necesita salir del país. Las veces que, como turista estuve en otras partes del mundo, noté que está muy vigente. Tengo muy buenos amigos en el País Vasco y en Cuba. Es un sueño que tengo el poder viajar y cantar allá.
-¿Qué sentís cuando al tango se lo liga más a la danza que a su música y sus letras? ¿O que es “for export”?
-¿Sí? No lo sé a ciencia cierta. Tal vez, la danza llame mucho la atención por su vistosidad, que la tiene, desde luego. Es maravilloso ver bailar tango. Tal vez en los países de habla hispana se valore más la música o la letra. Inclusive, ambas cosas. A veces se montan espectáculos for export para un turismo que cree que esos ámbitos son los únicos que quedan en este Buenos Aires. Por suerte, hay muchos reductos de la noche porteña en donde se sigue cultivando lo más auténtico que tiene el tango: sus bares, bodegones, espacios donde se canta y se baila al abrigo de nuevas orquestas y voces, que las hay y muchas.

– ¿Qué opinión tenés del “tango electrónico”?
-No he escuchado tanto como para opinar. Particularmente mucho no me gusta, pero si es una puerta de entrada al tango no electrónico, bienvenido sea.
-¿Crees que hay una nueva generación de “tangueros”? ¿Hay “tangueros” o “músicos que hacen tango”?
-No recuerdo quién fue el que contestó: “no soy ornitólogo, a mí déjenme el vuelo”. Te diría lo mismo: no soy musicólogo, solo me gusta volar (cantar y hacer canciones). Eso se lo dejo a los especialistas.
– ¿Cómo se vive el paso del tiempo en relación con algunas letras machistas que tiene el tango a partir de la coyuntura de hoy?
-Suelo cantar muchos tangos que eran parte del repertorio de don Edmundo Rivero (y me pongo de pie). Nosotros abordamos esos tangos porque son parte de nuestra historia y cultura. Lógicamente que, en tiempos de deconstrucción (y bienvenida sea) debemos hacer algunas aclaraciones en nuestros show para que nadie se sienta molesto, fundamentalmente el público femenino. Creemos que son pinturas de un momento determinado y forman parte de la historia del tango. De ninguna manera hacemos apología de la violencia de género, de la que estamos decididamente en contra. Prueba de esto es la excelente recepción de la audiencia que entiende los motivos.
– ¿En qué momento te agarró la cuarentena? ¿Cómo la estás viviendo?
-En pleno trabajo de cierre del disco. Es muy raro presentarlo sin salir a tocar. Lo presentamos en las redes sociales. Ya vendrán nuevamente los tiempos de vernos a las caras.
– ¿Estuviste componiendo en este tiempo?
-No mucho pero sí cerrando algunos temas que ya había hecho y faltaban terminar.
-¿Hiciste presentaciones por Instagram y redes sociales?
-Aún no hemos hecho nada al respecto.
– ¿Cómo es tu relación con las redes sociales?
-Me tuve que amigar para dar a conocer mis trabajos. Diría que buena.
– Si no eras músico, qué hubiera sido de tu vida?
-Tengo dos oficios. Músico y corrector de textos. No sé qué otra cosa hubiese sido.
– Si por la puerta de tu casa entrase el Daniel que tenía dieciocho años, qué le dirías? Algún consejo o recomendación?
-“Tranqui, que lo que estás pensando hacer está bien. Mandate nomás, no dudes!!!

↡↡↡Hete aquí “La Cuadrilla Cultural Tanguera”, de Daniel Fiorentino↡↡↡

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