Como ya hablamos de su primer álbum solista, el excelente Plastic Ono Band, queríamos recordar a John Lennon con otro gran álbum, que fue su segundo disco en solitario. Su nombre es “Imagine” aunque, si bien contenía la canción homónima –que no saldría como simple en Inglaterra hasta 1975-, el contenido completo del disco es genial.
No nos vamos a explayar mucho más con el primer tema del álbum que ya todos saben cual es. El video del tema fue realizado en la mansión que tenía John en Tittenhurst Park –que después compraría Ringo Starr- y termina con él sentado al famosísimo piano blanco junto con Yoko Ono. Es en esta casa donde grabará casi todo el álbum, que contará con la producción de Phil Spector.
El disco mantiene su aura de rock, con instrumentación básica pero con mayores arreglos que el crudísimo álbum debut en su carrera como solista. Aquí, Lennon se arma una banda muy sólida con Jim Keltner (alternará en la batería junto con Alan White –baterista en la presentación “fantasma” de la Plastic Ono Band, junto con Eric Clapton- y Jim Gordon), el viejo amigo de la época beatle, Klaus Voorman, en bajo y Nicky Hopkins en piano. La utilización de instrumentos de viento le dan otro matiz al álbum al igual que el excelente aporte en guitarra slide que hace George Harrison.
En “Imagine” se exacerban dos aspectos que sobresalían en Lennon en esos años. Su compromiso político y social va creciendo cada vez más y utiliza sus canciones para marcar su pensamiento como en “I don’t want to be a soldier” y “Give me some truth”. En la primera de las mencionadas, Lennon dice que “no quiero ser un soldado, no quiero morir, no quiero ser un soldado, no quiero volar” al tiempo que la guitarra slide de Harrison le da identidad al tema mientras que en la segunda canta con una voz ronca de rabia “estoy cansado y enfermo de escuchar a esos políticos paranoicos y neuróticos, con cabeza de cerdo”. Aquí el ritmo machacante es exacto en su melodía mientras Harrison despliega un solo digno de su estilo. Por otra parte, sus preguntas/reflexiones existenciales se hacen patentes en temas como en la excelente “How” y en “It’s so hard”, siempre mezclando la ironía y el humor. “Tenes que comer, tenes que beber, tenes sentir algo, tenes que preocuparte, pero a veces es todo tan duro que me siento caer” canta en “It’s so hard” con el acompañamiento que sería de un blues pesado, con arreglos de saxo. En cambio, en “How”, el piano es la base de una canción con la cual John plantea sus dudas. “Como puedo ir por algo cuando no se a que me enfrento? Como puedo sentir algo si mis sentimientos han sido siempre negados? Como puedo amar si nunca tuve amor?”.
El otro aspecto de John que se destacó en este disco fue la consolidación de Yoko como musa inspiradora. Su grito de amor a través de “Oh Yoko”, con un ritmo alegre y una confesión a flor de piel se condice con lo que había dicho tres canciones antes con “Oh, my love”, con un ritmo más lento y confesional, con un piano que lleva el tempo y el ritmo de la canción. Aquí también podemos enrolar al otro gran clásico del álbum que es “Jealous guy”, en el que muestra la vulnerabilidad e inseguridad que denotan los celos.
Con “Crippled inside”, el dobro a cargo de Harrison le da un toque country a un muy lindo tema. Aquí, Lennon demuestra que él también podía hacer muy buenas melodías, aspecto un poco dejado de lado por su facilidad para componer. Esta virtud se manifestó sobremanera en la forma en que le dedicó una canción a Paul Mc Cartney.
En su disco “Ram”, Mc Cartney había puesto una foto de dos escarabajos (beetles en inglés) uno arriba del otro y había hecho alguna alusión a John en “Too many people”. La respuesta de John fue con “How do you sleep” en la que dice “Asi que Sgt Pepper te tomó por sorpresa, esos freaks tenían razón cuando dijeron que estabas muerto, con nosotros lo único que hiciste fue “Yesterday” pero ahora solo sos “Another day”. Además, el tema contó con un solo de guitarra slide de George en el que también se cobra su venganza personal contra Paul.
Según una encuesta de Rolling Stone, “Imagine” fue el segundo mejor disco de la Historia, detrás de “Seargent Pepper”. Los rankings son muy subjetivos pero que este disco es una gema no queda ninguna duda. Para escucharlo mil veces y no cansarse nunca de la música y la lírica de John Lennon.