Dos caras del teatro

Este comienzo de año, trae algunos puntos a considerar en tanto a los estrenos de la cartelera del teatro porteño que, de a poco, va tomando carrera para iniciar este 2017 de variadas incógnitas respecto al futuro.


El teatro comercial ha picado en punta con sus propuestas. Dicen que “el que pega primero, pega dos veces”. Es probable y por nuestra profesión, tenemos la posibilidad de asistir a los estrenos de prensa en su mayoría. De más está decir que estos, al contar con invitados, amigos y demás, es muy poco probable que cuente con un público que no coincida con lo visto sobre tablas. El aplauso es inmediato, con un ambiente por demás amigable con lo propuesto. Los comentarios a posteriori serán más “sinceros”, en su apreciación aunque en voz baja si no es positivo. Igualmente, lo serán más que algunas críticas de varios medios.  


Pero queremos hacer una reflexión con respecto a estos estrenos. Creemos que, algunos han traído propuestas que, a nivel ideológico, dejan mucho que desear, partiendo del saber común que “la política (y los políticos) no sirven para nada y es todo corrupción”. No nos resulta ajeno que estas propuestas, justo con este tenor, lleguen en este preciso momento en que el revival de los años 90 ha llegado para quedarse por un tiempo. Tenemos puestas en las que se ve a dos políticos hablando de candidaturas y sospechas de corrupción, pasando por un dios pasteurizado que se olvida la letra o se traba cuando habla. Desde el mismo planteo de “la política es corrupta y no sirve” se está a un paso de la tan mentada “no-política” y a medio centímetro de las fantochadas de Fukuyama con la “muerte de las ideologías”. A partir del hecho de calificarse como “apolítico” o sostener que “no me interesa la política”, se está brindando una cabal muestra de una toma de posición…política (mal que les pese y tanto les cueste entender)


Todo esto es refutado por Brecht cuando afirma que “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, ni participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del pan, del pescado, de la harina, del alquiler, de los zapatos o las medicinas dependen de las decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro, que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe, el imbécil, que, de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político trapacero, granuja, corrupto y servil de las empresas nacionales y multinacionales”.


A lo que apuntamos es que es muy fácil hablar de ese intangible que es “la política”. Hasta no hace mucho tiempo, la misma se encarnaba en una persona que tenía nombre y apellido del cual, por ejemplo, Fátima Florez usufructuó hasta el cansancio. Esto ha cambiado, valga el juego de palabras. Ahora, con el nuevo gobierno no se puede hacer una imitación del Presidente en el programa de televisión de mayor popularidad del país, sin que la máxima autoridad se sienta ofendida. Si es que hay algún esbozo de decir algo, es para mirar hacia atrás y terminar la puesta con “Juguetes perdidos” de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, con la construcción de sentido que esto implica. Siempre mirando hacia atrás. Decir algo de la actualidad, en tanto nombre y apellido en absoluto. Por y para eso, está “la política”.


Resulta “extraño” al respecto que, inclusive en los 90, las caricaturizaciones al mandatario del momento estaban a la orden del día. ¿Qué pasa ahora? ¿No hay creatividad al respecto? ¿O tienen miedo? Este silencio es notorio y en un punto, cómplice de una situación social que el teatro solo refleja en tanto esa cuestión individual del hombre/atribulado por sus problemas y ombliguismo exacerbado. ¿La coyuntura? Bien, gracias.


La recorrida teatral también abarca puestas de pseudo carácter reivindicatorio de la mujer a través de la música pero que terminan siendo un boomerang de conceptos e ideas que atrasan años. En tiempos de #NiUnaMenos y plena lucha por los derechos de las mujeres, que el personaje fuerte de la puesta sea una mujer que regentea una casa de citas, termina siendo una amarga paradoja.

Esto convive con títulos por demás elocuentes en el lugar de la mujer pero desde un lugar ligado a la denigración y al defecto, que va más allá de la cuestión “picaresca”, bordeando un pensamiento retrogrado. La violencia se hace palpable en el uso del lenguaje en los títulos que, si uno se pone a mirar en la cartelera, brillan con luz propia. Ante cualquier tipo de acusación de si me estoy poniendo muy serio al respecto y/o debo ver las cosas con más humor, simplemente respondo que lo voy a hacer el día que haya obras con títulos –obviamente es una ironía asi como una oda al mal gusto- como “Impotentes”, “Flácidos” y demás, comparables a otros incunables del género como “Más pina que las gallutas” o “Que gauchita que es la mucama”…En fin…


A esto, hay que sumarle el retorno de puestas que atrasan años en tanto y en cuanto hay una decisión al respecto, con directores que piensan que el respeto está ligado a la literalidad del texto y al que, para peor, le quitan toda referencia de temporalidad político-social. De esta manera, queda en un limbo cercano a una telenovela de hora y media.


No obstante, hay una excepción a la regla en la calle Corrientes. Se llama “Todas las rayuelas”. Siguiendo lo que venimos sosteniendo a lo largo de estas líneas, es toda una toma de posición que esta puesta salga a la cancha justo en este momento. Mientras las obras mencionadas son las que picaran en punta con pautas publicitarias y artículos mostrando las bondades de las mismas (nunca una crítica negativa….¡obviamente!), “Todas las rayuelas” irá por otro camino que, esperemos, continúe la senda del éxito de “Bajo terapia”.

Tampoco dejaremos de mencionar a la corrosiva “I.D.I.O.T.A” en el Picadero, que tiene mucho por decir del argentino medio, extensible a otras capas. 

Lo que no deja de sorprender es como varias obras de origen español y catalán pueden ser adaptadas de diversa manera para llegar a conclusiones diferentes.


Asi estamos al inicio del mes de febrero pero no termina aquí. Recién comenzó el año pero no deja de sorprender lo mencionado. Pero como dicen por ahí, esta historia “continuará”.  

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