El Ecunhi (Espacio cultural Nuestros Hijos) celebra el Segundo Festival Nacional de Teatro en sus instalaciones con excelentes propuestas. Aquí, Guillermo Parodi (Área Teatro) del Ecunhi cuenta todo sobre el Festival, el teatro político en la actualidad y un recuerdo sobre el 27-O.
Cuando Nestor Kirchner expropia la ESMA, baja los cuadros y decide convertir este espacio en otra cosa, le otorgó a varias instituciones de DD.HH, los edificios que hay ahí. A las Madres le dan el Liceo Naval. Ellas tenían la intención de crear un espacio que transformara ese espacio oscuro en otro que sea vital. Sembrar vida donde hubo muerte. Asi es que Hebe de Bonafini llama a Teresa Parodi (actual directora del Ecunhi), quien convoca a un grupo de profesionales para crear allí un espacio cultural. Se trata de llenar un espacio que estaba vacio y vaciado. Esa suerte de mausoleo había que convertirlo en otra cosa. Hicimos talleres, recitales pero sentía que el teatro no había plantado allí su bandera. Como se trata de restaurar la pertenencia, se nos ocurrió hacer un festival de teatro, con obras de distintas partes del país a intercambiar, celebrar la vida y a hacer que en esas paredes suenen risas, palabras, aplausos.
– ¿Y la convocatoria como fue realizada?
– Ahí debo hacer un mea culpa porque fui yo el que estuve buscando. Además con la co-gestión del Instituto Nacional del Teatro, traemos seis espectáculos de las distintas regiones del país. La idea era invitar a la comunidad teatral que es tan vasta y ecléctica y que cuenta con tantas aristas. Asi fuimos llamando. Uno ha visto y recorre. La idea es que lo que estuviera allí, estuviera vivo, completando ese acto milagroso que es el encuentro del artista y el público. Asi es que fuimos convocando a las obras.
– Hay una crítica al teatro respecto de su poca participación política en estos tiempos.
– No se si se puede decir que el teatro no tiene participación política. Tenés al teatro comunitario, el de Catalinas, la gente de Barracas y hay toda una movida. Es cierto que hay un costado posmoderno que ha quedado de los 90, ¿no? A ver, en los 80, con la vuelta de la democracia, había un costado de los grandes maestros como Teatro Abierto pero también estaba esa parte que se reía y descreía de esa solemnidad y seriedad con el Parakultural y Batato, Urdapilleta, las Gambas al Ajillo. Se reían y descontracturaban ese teatro ideológico, rígido, de izquierda y combativo. Vienen los 90 y su impronta quizás dejó huella en algunos autores pero tenías el grupo Caraja-ji donde surgieron tipos como Tantanian. El Periférico de los Objetos hizo “Máquina Hamlet”, que es emblemática y también política. No estoy tan seguro de que haya habido un alejamiento…Quizás si de lo directamente político pero no creo que los artistas que hacían teatro en los 90, hayan dejado de tener una mirada y una opinión.
– Ahora estrenás “Palo y a la bolsa” en el Festival.
– Si, te cuento. Mi hermano Camilo, que está en “Bodas de sangre” con Juan Carlos Gené, me cuenta que una vez le preguntaron a Gené por el peronismo. Este contesta que no sabía si era peronista pero que toda su generación estaba atravesada por ese primer peronismo. Esa anécdota me golpeó y me dejó pensando. Con mi mujer, Carla Llopis que es coreógrafa, descubrimos que hasta nuestra generación, estábamos atravesados por ese primer peronismo. Las discusiones de domingo de sobremesa entre peronistas y antiperonistas eran acaloradas. Queríamos trabajar esa época y esas sobremesas nos dieron las respuestas para plantear esos hechos. Más ahora, con el planteo entre el país que se quiere. Creo que hay una línea directa entre lo que fue el voto femenino y el Matrimonio Igualitario, como una transformación social sumamente importante. Hoy, la discusión se vuelve a poner con toda claridad. Así apareció una obra multitudinaria, un tanto meyeholdiana. Tiene varios géneros ya que va del teatro popular hasta escenas que son costumbristas y también abstractas. Los acontecimientos históricos son contados de manera desordenada, como en un juego de naipes…
– (se rie pícaramente). Que se yo. A determinados medios no los vas a ver o les cuesta acercarse y a otros, acompañan, se solidarizan y comparten. Es lógico ya que el mundo está dividido en dos.
– Y la gente?
– Ha ido viniendo…lentamente. Les cuesta venir. Estamos en lo que era venir. Hace un rato, estaba haciendo una nota con Marcelo Subiotto y Fernando Rubio y los dos, que vinieron a hacer otras cosas antes, dijeron lo que les pasó la primera vez que fueron. Que les resultó muy fuerte, que fue muy movilizador. Toda la persona que va por primera vez ahí, sea artista o no, le cuesta pasar el cerco. Nuestro trabajo es ese, romper el cerco y ayudarlo a que lo rompa. Ahí hay que prender una luz y hablar de lo que nos atraviesa. Hay que hablar y discutir sobre eso. También estuvo la cuestión de “¿Qué hacemos con la ESMA?”. La convertimos en un mauseleo? Un espacio de reconocimiento…? Por eso, esa decisión de las Madres es un acto de enorme sabiduría. Ellas ponen en acción para transformar. Como dice el diccionario, la acción teatral es la voluntad modificadora tendiente a conseguir un objetivo en un aquí y ahora. Eso es lo que están haciendo ellas. La comunidad artística se pone a hacer o se queda al costado mirando.
– Las dos últimas, si viniese el Guillermo Parodi que empezaba a estudiar teatro, qué le dirías?
– No se me había ocurrido nunca esto que me planteas….No se…..Le diría que….primero que confíe más en él y que no sea frívolo. También que esa intuición que tiene, que el teatro es un camino, es verdad! Que siga por ahí! Pero que no sea frívolo ni se quede en el mismo lugar.
– ¿Frívolo en qué sentido?
– Cuando era muy pibe tenía….vos pensá, mi vieja, de la noche a la mañana, en 1984, se convierte en Teresa Parodi y yo, de estar en el patio de mi abuela en Corrientes, pasé a estar en el Luna Park, lleno de gente, con encendedores y la que estaba en el escenario, era mi mamá. Eso te confunde, sabés? Y pensás que es fácil y que está bueno ser famoso sin comprender que, en realidad, lo que es interesante es la formación, el estudio. La claridad y la lucidez de pensamiento te vienen después del estudio y que hace falta trabajar mucho. Por suerte estaban mi vieja y mi viejo que siempre me bajaban de un hondazo y por suerte, me fui a estudiar con Alejandra Boero que tenía muy claro esto. Quizás ahora, diría que ella lo tenía claro “en exceso”. Igual estuvo bueno, después de estudiar, salir a la calle y encontrarse con otros. Estuve mucho tiempo trabajando en el mismo lugar haciendo lo mismo y sin poder ver otras maneras de pensar lo teatral, lo político.
– El beber de otras aguas…
– Claro! Cuando me di cuenta de eso, salí a buscar, a laburar. Hasta entonces, estaba yo muy casado con una sola forma de lo teatral. Hoy es otra cosa completamente diferente de lo que creía en aquél entonces.
– La última, una reflexión sobre el 27 de octubre del 2010
El 27 de octubre, me desperté a la mañana y sonó el teléfono. Era mi hermano que me dice “se murió Kirchner”. Lo primero fue decirle que no rompa las pelotas tan temprano a la mañana, que era el día del Censo. “Boludo, prendé la televisión ya!”. Fue un mazazo. El mismo día o el jueves, me fui a la Plaza solito y lloré mucho. Se había muerto un tipo del que, hasta ese momento, tenía resquemores de, como dice Barragán “decir que sos la mierda oficialista”. En algunas discusiones, sobremesas o colas de banco, uno prefería callarse la boca. Ese día perdí los escrúpulos. Cuando Kirchner termina su mandato, comprendí que ella iba a ir por un lado y él se iba a encargar de armar de vuelta a todos los cuadros. Fue lo que hizo. El 27 claramente se vio una juventud militante. Eso había desaparecido en los 90, en los que se cambiaron hasta los programas de enseñanza con tal de que no tengamos educación. Ahora, se vio a las claras que ahí estaba el pueblo. Que le cantó y le agradeció al tiempo que le dieron fuerza a la Presidenta. En estos 2000 volvimos a encontrarnos con este deseo y esperanza puesta en los jóvenes. Lo dijo Cristina cuando dijo que veía en esos jóvenes a Nestor pero con la diferencia que en los 70, había una dictadura que los oprimía, el país que ellos vivieron a los jóvenes los corrían, los mataban y los echaban; ahora, hay un país democrático que los ama, con una realidad distinta.
Segundo Festival Nacional de Teatro en el Ecunhi. Del 9 al 21 de noviembre. Av Libertador 8465. Programación: www.nuestroshijos.org.ar Entrada gratuita. Reservas por teléfono o mail. Tel: 4703-5089; festival.ecunhi@gmail.com