Marcelo Savignone: “Cuando hacemos teatro ejercemos nuestro rol social, que es esencial”

Charlar con Marcelo Savignone es siempre un placer. Habla “sin cassette” –término antiguo y futbolero pero entendible en su sentido- con la contundencia que esto implica pero sin perder la cordialidad.
En tiempos de resignificación constante, coronavirus de por medio, Savignone abre mente y corazón para contar todo sobre “Cuerpo”, su más reciente creación al tiempo que da su parecer sobre la coyuntura pandémica, la influencia de Spinoza y Shakespeare, la situación del teatro independiente y las críticas a las reacciones “tibias” frente a la #EmergenciaCultural
 

– Marcelo, ¿cómo surge “Cuerpo”?
– Es una profundización de las investigaciones que vengo realizando. Una provocación para ir un poco más allá de lo conocido. A su vez haber creado “Ensueño” junto al Ballet del San Martín me permitió un retorno al movimiento en estado puro. Estas son las razones que me llevan a esta nueva obra. «Cuerpo» era el paso necesario  para que tanto la palabra -conceptos- y el cuerpo –movimiento- encuentren un lugar natural para dialogar.
En relación a mi búsqueda y a la llegada de esta obra podría decir que, desde hace un buen tiempo, vengo desarrollando un método de actuación/creación basado en Lecoq y en muchas otras técnicas que me inspiran a la hora de poner el cuerpo y brindar una clase o dirigir. Allá por el año 2010 estuve en Londres en el L.I.S.P.A junto a mi maestro Tomas Pratkki. Fue ahí cuando termine de corroborar que el método de trabajo -Lecoq es extraordinario como reflexión práctica sobre el uso del cuerpo- tenía muchos huecos. Es decir, había muchísimas dinámicas de las cuales se desconoce su procedencia, ejercicios cuya respuesta era “porque es así”. En el momento de impartir una clase necesito tener en claro la consigna para compartir cierta raíz del pensamiento por lo cual voy a decirle a una persona que “la máscara neutra no tiene pasado”. Esta y tantas otras cuestiones que no vienen al caso, fueron el disparador para adentrarme en el universo de la filosofía —en principio de manera general— y, específicamente en Spinoza. Es más, me atrevería a decir que la filosofía y el arte tienen una relación amor/odio -Platón proponía expulsar a los artista de la República- y que, hasta nuestro días, se ve reflejado en ciertas búsquedas. La “causa eficiente” y “la causa final” de Aristóteles podrían ser, ni más ni menos, las circunstancias previas y super tarea planteadas por Stanislavski.
 
– ¿Cómo llega Spinoza a tu vida? ¿Qué fue lo que te impresionó/inspiró de su pensamiento y su obra?
-Spinoza llega a través de un ejercicio sobre estados básicos, tal como el de alegría/tristeza. José Britos, un artista marplatense, me lo menciona. “Creo que te podría interesar”, y así fue. Inmediatamente me puse a investigar preguntas como “¿Por qué una religión que propone el amor se encarga de generar tantas discordias?”, “¿Por qué nos cuesta tanto aceptar nuestra libertad?”, “¿Por qué luchamos tanto por nuestra esclavitud?”. A partir de ese momento la búsqueda comenzó a profundizarse y entonces ¿cómo entender a Spinoza sin antes comprender a Descartes? ¿Cómo entender a Descartes sin antes comprender a los Escolásticos?
De esta manera, su llegada fue de una gran inspiración, en un momento en que varios conceptos utilizados por el teatro me hacían ruido. Necesitaba recuperar aquello que algún día me hizo dejar medicina para zambullirme en el mundo del teatro. Es decir, Spinoza fue y es de un gran aporte a mi trabajo. “Deseamos algo no porque es bueno, sino que es bueno porque lo deseamos”.
 
– La presentación va a ser al aire libre. ¿Es por la situación de pandemia?
– “Cuerpo” fue concebido como un espectáculo que se pueda adaptar a diferentes espacios y circunstancias. El mismo Spinoza nos invita a pensar y asombrarnos por todo lo que puede hacer un cuerpo. A su vez, tengo que confesar que, desde hace buen tiempo a esta parte, el circuito teatral de las obras de ensayar un año o más, hacer una temporada -con suerte-, luego una segunda temporada; y de ahí festivales y funciones esporádicas, me aburre bastante. Con casi veinticinco años de esta forma de trabajo, era momento de concebir algo diferente, en términos de lenguaje y poética. “Cuerpo” fue pensado para espacios que no solo refieran al circuito teatral, partiendo de que Prodanza me otorgo la residencia para su creación, la cual me permitió contar con la supervisión de Viviana Iasparra.
Obviamente, tengo ganas de hacerla en una sala cerrada, en la medida que se pueda y que los protocolos puedan ser pensados en conjunto con quienes practicamos seriamente este oficio llamado teatro. A pesar de que voy a realizar estas funciones al aire libre en el C.C. Recoleta -espacio que valora mi trabajo- esto no quita mi necesidad y la necesidad de los teatros independientes de volver abrir sus puertas. No solo tengo la idea de realizar “Cuerpo” en una sala cerrada sino que lo considero necesario.
 

– En la gacetilla, haces mención a que se “deja de lado el bien y el mal y se introduce en lo que es bueno o malo para sí”. ¿En qué medida se puede establecer una continuación o profundización del trabajo que iniciaste en Cruel y The King con Cuerpo?
-Spinoza plantea una Ética y hace un análisis minucioso sobre la aparente libertad en la que vivimos. En la Ética de Spinoza se encuentran dos palabras: affectio–afecciones- y affectus –afectos-. Entonces cuando se emplea la palabra afectoestamos remitiéndonos puntualmente a los afectos en tanto modo de pensamiento que no representa nada. Por ejemplo, la esperanza, la angustia; es decir hay una idea de aquello que me genera esperanza pero ésta, en sí no significa nada. Ojo, no estoy desmereciendo a los afectos sino aclarando el funcionamiento que propone Spinoza, porque dichos pensamientos repercuten al instante en el cuerpo. La idea y el afecto son modos de pensamientos, el afecto presupone la idea por más confusa que esta sea, mientras que, en las ideas hay diferentes grados de realidad.
Afirma que todos los individuos están en la Naturaleza o Dios -una única sustancia con infinitos atributos- y nos afectamos mutuamente. De ahí que los afectos son devenires: a veces nos debilitan y otras nos hacen más fuertes en la medida que disminuyen o aumentan nuestra capacidad de obrar. La cuestión está en comprender esto que sucede, en comprender lo que es bueno o malo para mí. A modo de conclusión: no hay un bien o un mal, sino afectos que nos componen y/o nos descomponen.
En “Cruel” como “The King”, ambas obras ubicadas en el universo de Shakespeare, la primera respeta más el mundo de “Ricardo III” —fue una puesta en escena sobre la maldad, hablando del bien y el mal—, mientras que la segunda es una adaptación libre de “Rey Lear”. Ambas surgieron como corolario de la muerte de mi padre. “Cruel”, sin lugar a dudas, es el desencanto absoluto con la maquinaria infernal de esta sociedad y el negocio de la muerte. Jamás podré olvidar la cantidad de buitres que se alzaron mientras el cadáver de mi padre aún estaba vivo -parece un texto shakespereano pero es la vida misma-; en relación a «The King», es un homenaje a mi padre  que ha sido una persona fundante en mi vida. En este 2021 Belisario cumple veinte años de existencia y esta puesta había sido pensada para abrir los festejos. Homenajear a todas las personas que hicieron posible estos veinte años, uno de ellos fue mi padre.

Para concluir Shakespeare es un experto en plantear pasiones —vistas como padecimiento de lo que hacemos— y Spinoza una invitación a comprender la composición de las pasiones.
 
– Haces Spinoza en un momento particular por la pandemia. ¿Lo podrías haber hecho en otra etapa de tu vida?
-Si, porque la concepción comenzó hace ya muchos años atrás. Para que un material llegue a escena, necesito desarrollarlo unos cuantos años. Suelo ser de procesos lentos, paso a paso. No concibo la creación sin la investigación y el aprendizaje. Ahora bien, podriamos decir que Spinoza hoy está más presente que nunca en mi pensamiento.

Una coyuntura dura e incierta
 
-Al día de hoy, ¿cómo ves la situación del teatro independiente?
-Es crítica. Muchas salas de teatro independiente pueden cerrar. Belisario es una de ellas. No es posible, bajo ningún punto de vista, seguir sosteniendo un teatro independiente sin poder abrir sus puertas. Los protocolos necesitan ser pensados para los espacios alternativos. No hay coherencia entre las aperturas y lo que realmente sucede. Es un momento super complejo y de una enorme subjetividad. Entendiendo que la prioridad no ha sido lo sanitario y me refiero a las políticas ejercidas durante la pandemia. Es decir. me preocupa nuestro presente, ni hablar del futuro…
 
– ¿Cómo viviste el lanzamiento de la campaña “Volvió el Teatro” por parte del GCBA?
-Lamentablemente no me sorprendió…La palabra “Teatro” incluye cuestiones que lejos están de ser teatro o por lo menos del que aprendí. Sin ánimos de polemizar, veo que sólo se pensó para la necesidad de algunos pocos y eso, de alguna manera, nos lleva a que un enorme porcentaje de las salas de teatro independiente sigan hasta el día de hoy cerradas. La pregunta sería “¿Cómo sobreviven las salas de teatro independiente?”  y la respuesta es que no todas sobrevivimos de la misma manera. ¿Se puede contemplar un protocolo que permita que incluya a la mayor cantidad de salas independientes? Creo que sí pero habrá que pensarlo. Mientras no se pueda pensar, el pronóstico, sin hacer futurología, -que de eso, estamos hasta la coronilla- es que el querido Belisario cierre en los próximos meses.
 
– ¿Te sorprendió que tanto medios de comunicación (masivos como alternativos) e inclusive algunos teatreros, hayan aplaudido un protocolo que no incluía/favorecía al teatro independiente?
-Bueno… te doy mi punto de vista. Creo que la pandemia no instaló nada nuevo sino más bien puso sobre la mesa aquello que no queríamos mirar. Somos una gran familia… disfuncional. 
Por otro lado pienso que una cuestión es lo real y otra, lo literal. Puedo pensar que quien programa un Festival o un Teatro es un erudito, especialista en estéticas teatrales pero esto no suele ser real, es alguien que está ahí, ejerciendo un rol. La cuestión está en poder distinguir lo real de lo literal pero no querría profundizar más el tema. De grietas estamos repletos e invita a ponernos de algún lado. Hoy ya no hay lados, solo hay manotazos de ahogados. Si la salida no es colectiva, será solo para algunos/as.
 
-En una situación de pandemia, con el cierre de varias salas independientes, la nula ayuda del GCBA y cierto “ombliguismo” de un sector del teatro, ¿no quedará siendo el teatro independiente un núcleo elitista para quienes puedan mantenerlos con una lógica de mercado y poco riesgo investigativo?
-El ombligo, durante un tiempo ha servido para alimentarnos y luego se convierte en un reservorio de pelusa sin ninguna utilidad. No juzgo lo que está sucediendo porque no lo considero una novedad; si me gustaría poder pensar un ejercicio de solidaridad -por favor no confundirla con caridad-, que nos permita pensar este año en conjunto. Quizás sea una utopía, pero hacer teatro alternativo siempre ha sido una utopía.
 

– Se realizaron campañas por las redes sociales con “hashtags”. Tras la nula respuesta del GCBA y Cultura CABA, ¿no termina siendo una medida tibia?
-Puede ser… Tendríamos que definir “tibieza” pero tomando y creo comprender lo que planteas Daniel, acuerdo y pienso también que esta situación nos sorprendió a todos/as. La gran dificultad fue intentar resolver todo con procedimientos que existían antes de la pandemia. A pesar de haber sido testigo de una infinidad de actos de revolución que surgieron en los diferentes zoom, pienso en que aún no se ha podido dar forma a nuestra necesidad como tampoco una escucha ante la tremenda situación en la que nos encontramos. No se puede recetar una aspirina cuando alguien necesita cirugía.
Por otro lado, pienso que todavía estamos a tiempo de producir una transformación que cambie la historia del teatro independiente, porque la historia de cerrar salas, de alejarnos de nuestros sueños, en algún punto ya la conocemos.
 
– Surge la pregunta sobre el carácter “esencial” del teatro. Es más, se puede pensar que hubo más pedidos por volver a trotar en las plazas que por la vuelta del teatro. ¿Es esencial el teatro? ¿Para quién lo sería?
-El oficio del teatro es una arte que se ha encargado, a lo largo de los siglos, de cuestionar la realidad, producir ficción y ampliar la imaginación. Ir al teatro es esencial ya que su potencia consiste en el encuentro, ahora con todos los protocolos habidos y por haber. Es ese lugar cómplice donde, sin lugar a dudas, la transformación está a la orden del día. Tanto quienes estamos en escena como el público presente hacen del teatro un espectáculo único e irrepetible. Solo por esa razón ya vale la pena vivirlo. Entiendo -y hoy más que nunca- que todo es efímero y se ha convertido en ese río de Heráclito. Hoy es necesario valorar el arte del teatro y considerarlo esencial, porque es una invitación a vivir un tiempo sagrado propio de la ficción. Un alivio práctico sobre el presente que muchas veces nos agobia. Cuando hacemos teatro ejercemos nuestro rol social, que es esencial. Shakespeare en “Hamlet”, logra que un asesino -el Rey Claudio- se pare y detenga la obra, es decir, confiese que ha sido el asesino de su hermano. ¡Como no va a ser esencial el arte del teatro! Desde sus comienzos estuvo ahí intentando que este mundo sea un poco mejor, no por decirnos como hay que vivir, sino porque siempre a lo largo de su historia se atrevió a visibilizar lo que estaba oculto, aquello de lo que estamos hechos.
Lamentablemente el desconocimiento sobre el teatro es tal, que pueden abrir las iglesias –sin desmerecer a quienes necesiten concurrir a estos lugares- y los teatros siguen cerrados, a pesar de que la religión y el teatro tuvieron sus momentos de unión y qué por suerte cada uno tomo su camino. Podríamos decir que, en términos de uso de espacio, no estamos tan lejos. Epidauro decía “para conservar la buena salud hay que tener contacto con la naturaleza y el arte”. El teatro es esencial, igual que la cultura. Sin lugar a dudas a lo largo de la pandemia que estamos viviendo, el arte alivio a más de una persona.


Nuevos lenguajes
 
– ¿Qué opinión tenes respecto al uso del streaming por parte del teatro?
-Creo que es una herramienta, es un paliativo pero no reemplaza a lo presencial…aunque nunca se lo planteó como reemplazo. Es decir, el teatro es, sin lugar a dudas, un acto presencial. Si tuviésemos los medios y no nos importase la taquilla, entonces el streaming llego para quedarse pero no es el caso del teatro independiente y menos aún de quienes amamos la tradición del encuentro teatral. En otras palabras, el teatro necesita de ese encuentro que solo se da en lo presencial.
 
– ¿Se puede hacer teatro “on line”? ¿Sigue siendo teatro o es otro lenguaje?
-Puedo pensar en filmar una obra de teatro. Entonces funciona más como un documento que como teatro en sí. Tiene su valor. Ahora bien, a la hora de pensar el teatro, muchas veces es más contundente el mito de ciertas actuaciones y obras, que el desamor que produce ver una filmación de dichos momentos. En relación a si sigue siendo teatro o no, no lo sé. Creo que es un debate que tendría que comenzar desde ¿qué es el teatro? pero en ese caso correríamos el peligro de decir como tendrían que ser las cosas, como debería ser el arte y ahí nos topamos con demasiadas cuestiones que necesitan ser pensadas. En lo particular, no me interesa la experiencia pero quizás a algunas personas que hacen teatro les gusta la combinación de lenguajes, y a otras le gusta mucho la televisión, creo que el aparato aún existe. La palabra griega “teatrón” significa “mirador”, el sitio donde los espectadores se situaban a contemplar el espectáculo dramático, la acción. Ahí, el teatro occidental tuvo sus primeros pasos en la Antigua Grecia –Atenas-.
Por otro lado, que cada quien piense libremente lo que significa teatro, para que a través de la discusión podamos construir.

– En tus proyectos, sos de actuar, dirigir y realizar la dramaturgia. ¿Consideras la posibilidad de actuar y ser dirigido por otro/a colega?
-Si, claro. Tengo una gran admiración hacia mis colegas. Durante el 2020 charlé con muchos creadores y creadoras, en donde deje en claro mi admiración para quienes se dedican a este maravilloso oficio.

¿Mañana….es mejor?


 – ¿Cómo vivís, al día de hoy, la pandemia producida por el Covid-19?
-Cómo puedo. Estoy experimentando esta pandemia como todo el mundo, intentando hacer mi trabajo, protocolos de por medio. Por suerte estoy brindando mis clases tanto presenciales como online y eso me permite subsistir tanto en lo económico como lo espiritual.
 
– ¿Qué expectativas tenes para el futuro?
-Pregunta difícil. Es complejo ver la orilla en este mar en el que estamos inmersos. Quizás podría pensar en cómo me gustaría que siga y ahí entra en juego la esperanza -según Spinoza la esperanza y el miedo entran en un círculo vicioso, cuando tengo miedo llega la esperanza para ayudarme a salir del miedo, y cuando me siento esperanzado llega el miedo de perder lo que estoy viviendo- y por otro lado, Paulo Freire nos dice que “buscamos para esperanzarnos”. Me inclino hacia el lado de este pedagogo brasileño en tanto conservo la esperanza de que pronto podamos abrir los teatros independientes que no están pudieron abrir sus puertas para trabajar. Esta es mi prioridad, sino el 2021 me encontrará cerrando Belisario, un espacio que este año cumple veinte años.
 
– ¿Te imaginas el día después de la pandemia?
-Todavía no puedo imaginarlo…
 
-¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Vas a incursionar en la danza nuevamente?
-Tengo un proyecto bastante ambicioso que refiere a poner en escena diferentes filósofos con sus respectivos planteos. Es más, “Cuerpo” es el primero de una serie de cuerpos. Le sigue un trabajo inspirado en Platón y otra obra que indaga el concepto de Dios; la idea de este proyecto es realizarlo con el mismo equipo de “Cuerpo”-Spinoza-.
 
– Si tenes que llenar un formulario en el que te preguntan por tu profesión, ¿qué escribís? ¿Actor? ¿Director de teatro? ¿Dramaturgo?
-No sé… Quizás pondría “creador”. Suena un poco ampuloso y judeocristiano pero creo que es lo que más me describe en estos tiempos.
Ahora como jamás me gustaron las etiquetas y lucho diariamente con ellas, quizás dejaría sin completar el formulario… ¡Y ojalá me dejen pasar igual!.
 
“Cuerpo”. Miércoles 27 de enero y 3 de febrero, a las 20 y 21.30 hs.
Centro Cultural Recoleta. Patio del Aljibe. Entrada libre y gratuita con reserva previa: www.centroculturalrecoleta.org

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