Libro del año: “Retromanía” de Simon Reynolds


Hay libros que llegan en un momento determinado, con el consabido agradecimiento que uno puede tener como lector y por el enriquecimiento a nivel profesional que le puede brindar. Con “Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado” (Editorial Caja Negra) se dieron estas dos circunstancias, a la que se suma la recomendación casi orden de leerlo a todo aquél con el que uno habla sobre música.
Simon Reynolds, gran periodista británico, realizó una descripción exacta, minuciosa y crítica de lo que ha ocurrido con la música rock y pop en los últimos treinta años. Pero lo hace con el conocimiento de quien cruza los datos con el contexto histórico. De esta forma, el lector puede establecer ese tipo de conexiones personales, con su propia historia y el momento personal que estaba viviendo.

El planteo de Simon Reynolds (el “vivimos constantemente mirando para atrás” y “no hay nada nuevo”) no queda en el lamento de aquél que puede llegar a añorar un tiempo que ni siquiera vivió sino que desmenuza todas las tácticas del mercado discográfico y de los medios de comunicación en la construcción de sensaciones nunca vividas ni experimentadas pero que muchos “extrañan”. La música en si no ha progresado en tanto extensión de las fronteras pero si ha avanzado en el mejoramiento del sonido y la difusión de las obras de los artistas. ¿Originalidad? Ninguna, pero el éxito estará esperando a aquellos que deseen ser “originales” con la creatividad anclada en moldes preestablecidos de probado éxito. Tal es el caso de Oasis o White Stripes (dos bandas de mi gusto personal –o mejor dicho, Noel y Meg & Jack-) que revitalizaron la música con nuevo sonido pero sin crear nada nuevo. O sea, manteniendo bien en alto los estándares de los “grandes artistas”. Lo mismo dice sobre Amy Winehouse, Adele o Duffy.

Reynolds realizó un estudio casi arqueológico de lo ocurrido en los últimos años por lo que los datos brindados son un catarata impresionante que, se recomienda leer el libro con un computadora al lado para el acceso inmediato a You Tube aunque también critica bastante al famoso canal web.
Nada queda de lado en el análisis que lleva a cabo. Las reuniones de viejas bandas –y las reediciones de sus discos-, los fans, los coleccionistas, el papel de MTV y hasta el papel de Japón, son analizados con lupa y precisión milimétrica. No se queda en la crítica en si sino que va más allá, en la explicación de fenómenos entendibles o incluso justificables. Tal es el caso de alguna banda que se reúne y ayuda no solo a alguno de sus miembros a estabilizarse económicamente sino a brindarle algo de alegría a sus viejos fans. Acaso salir a tocar, ¿es gratis? ¿Esta mal recibir “alegría” a cambio de la prestación de un dinero por la misma? La idea de la música como mercancía sobrevuela el libro pero no para caer en un panfleto político sino más ligado a una cuestión social, más cercana al individuo y a su satisfacción personal. Que después haya empresas que se beneficien de esta situación y exacerben la misma, fomentando sentimentalismos que cotizarán en bolsa (Ej, novelas como «Graduados») será otro tema a analizar.

A través de una ardua investigación, Reynolds intentar abrir la cabeza de todo aquél que acceda al libro. Como diría Pierre Bourdieu con respecto a los obstáculos epistemológicos, “se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo aquellos mal adquiridos o superando aquello que obstaculiza”. De esta manera, pone la lupa en músicos, periodistas y público que “prefiere lo que confirma su saber a lo que lo contradice”. En este sentido, planteará una gran cantidad de ideas y fundamentos de porqué la música se encuentra como se encuentra al día de la fecha. Incluso, llegando a considerar que termina siendo un simple paso hacia la fama y la riqueza cuando debe ser un arte y un vehículo que, eventualmente, podría (o no) tener dichas consecuencias.
Una de las ideas que esboza Reynolds es si los Beatles no abrieron la puerta a la experimentación con Sgt Pepper y la cerraron al año siguiente con el Album Blanco. Es una idea por demás interesante teniendo en cuenta la preminencia de los “Cuatro de Liverpool” en la historia de la música pero que también abre a la discusión de las ideas y movimientos por venir. Los punks, que eran tan rudos y violentos, ¿sabían lo que hacían los Beatles en Hamburgo?; o el grunge, ¿no se olvidó de mencionar a Neil Young como padre fundador?.

A medida que pasan las paginas, “Retromanía” abrirá un universo nuevo en el que las preguntas deben buscar respuestas, aunque estas sean dolorosas. Caso contrario, “la canción sigue siendo la misma” a pesar de los años y los músicos. Inclusive uno, por más fan declarado –como es el caso de quien esto escribe- de los Beatles se pregunte “¿no estaría bueno que aparezca una banda que logre desplazarlos a nivel creativo y en su desarrollo musical?.

Imperdible como lectura y necesario como guía de consulta -aplicable a otras disciplinas y artes, tal como el teatro-, Simon Reynolds expone, pregunta e inquiere sobre esa música que tanto queremos pero casi nadie se anima a preguntar porque pasa lo que pasa.

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