Referencia de los 80 con las Viudas e Hijas de Roque Enroll, ahora canta folklore con su grupo «Las Folkie Chicks». Con el disco SONQOY recién salido, Mavi Diaz recuerda «Baile en el cielo», hecho para el documental sobre la vida de su padre Hugo Diaz, los 80, el vivir en Europa y que significa cantar folklore.
– ¿Cuando empieza el devenir folklorico?
– En el 2004, me llamó Alberto Laván para contarme que estaba haciendo un documental sobre la vida de mi padre. Intercambiamos info, le mandé material y me dijo que cuando venga a Argentina, cantara el tema de mi padre “Zamba del Ángel” en la peli, con los músicos que solían tocar con mis padres. Al principio me resistía porque no cantaba folklore y además, eso es tocarme el alma. Es la música de mis padres y la respeto muchísimo. Me insistió, grabé el reportaje y nos fuimos a ION a grabar la canción. Un productor madrileño me dijo que estaba muy bueno. “Es un Buena Vista de la música argentina. Grabá el disco”. Le dije “No se..voy a ver…”. Lo grabé en tres días con las bases que me llevé a Madrid pero sin ninguna idea de sacarlo. Metí las voces en Sevilla, las armónicas en Madrid y poquito a poco lo fui terminando. Cuando me mandaron la película terminada y me dije “Tengo que sacar el disco. Lo tengo que hacer”. La vi con mi hijo y él me dijo “Mamá, esto es un patrimonio cultural que tenemos en la familia. Adelante”.
– En el 2004, me llamó Alberto Laván para contarme que estaba haciendo un documental sobre la vida de mi padre. Intercambiamos info, le mandé material y me dijo que cuando venga a Argentina, cantara el tema de mi padre “Zamba del Ángel” en la peli, con los músicos que solían tocar con mis padres. Al principio me resistía porque no cantaba folklore y además, eso es tocarme el alma. Es la música de mis padres y la respeto muchísimo. Me insistió, grabé el reportaje y nos fuimos a ION a grabar la canción. Un productor madrileño me dijo que estaba muy bueno. “Es un Buena Vista de la música argentina. Grabá el disco”. Le dije “No se..voy a ver…”. Lo grabé en tres días con las bases que me llevé a Madrid pero sin ninguna idea de sacarlo. Metí las voces en Sevilla, las armónicas en Madrid y poquito a poco lo fui terminando. Cuando me mandaron la película terminada y me dije “Tengo que sacar el disco. Lo tengo que hacer”. La vi con mi hijo y él me dijo “Mamá, esto es un patrimonio cultural que tenemos en la familia. Adelante”.
– Rarísimo pero ahora mucho menos. Mi primer referencia de mujer cantando folklore es mi madre. Es muy fuerte para mí. Hoy en día, el folklore es uno de los géneros con los que más cómoda me siento para cantar folklore.
-¿Cómo ves el movimiento del folklore?
– Primeramente te digo que me encanta lo que está pasando con la música argentina. Una cosa te gustará más, otras menos pero es importante que haya tanto movimiento. De hecho, no creo que lo haya en el rock, que está estancado. No hay nada que uno vea y diga “Guau, me rompió la cabeza”. En internet hay millones de personas que hacen música argentina. Algunas forzadas, tirada de los pelos o queriendo modernizarse por donde no corresponde pero hay muchísima gente supercreativa que está haciendo cosas. Que la gente busque en sus raíces y que los jóvenes se hayan fijado en nuestras músicas que son mucho más ricas que otras, me parece un logro cultural enorme. Es maravilloso y donde realmente esta pasando algo es en nuestras músicas, tanto en el tango como en el folklore. Es un momento espectacular de ebullición y de creatividad muy importante.
– Hay ahora una especie de revival de los 80, ¿acaso no hay nada nuevo?.
– Creo que viene por ahí la cosa. Históricamente y culturalmente, en todas las cosas de la vida, después de un período de esplendor, viene un período de decadencia. Los 80 fueron muy fuertes. Marcaron tendencia y convivían muchas expresiones. En un festival podían estar Sumo, las Viudas, Virus, Soda, los Twist, los Redondos.Fue una época esplendorosa y nada movió tanto al rock. No hablo de los 90 porque no estuve aquí ni tengo ningún registro, sacando excepciones como Divididos que hicieron un aporte enorme. Todos los grupos tocábamos en estadios, vendíamos discos y escuchabas solo música argentina en los boliches. Se mira con nostalgia porque fue muy significativo y no volvió a pasar algo así. Había para todos los gustos y de muy buena calidad. Nuestros 80 fueron como los 60 en otros lados. Nuestro Flower Power, nuestro brazo armado del pensamiento y de la ideología de los jóvenes argentinos de aquella época.
– ¿Cómo recordás a las Viudas?
– Lo mejor que me pasó en la vida. Son mis amigas, mis hermanas. Empezamos en esto juntas, teníamos veinte años y hacíamos lo que queríamos. Inauguramos un poco lo del sarcasmo y lo de la cuadruple y quintuple lectura. Todavía me sigo encontrando con gente que me dice “Tenía cuatro años y coreaba la silicona no perdona” y ahora se lo que quiere decir” o “Cuando tenía seis años cantaba “revolveme el estofado” y a los quince me di cuenta lo que quería decir”. Eran canciones iban resignificandose con el paso de los años. Ahora tengo otra realidad. No vivo regodeándome en la nostalgia pero ver el recuerdo tan bonito que sigue teniendo la gente de las Viudas, la verdad, me emociona.
Intermedio: Mavi habla de todo. Se corta la cinta del cassette. Mavi se ríe y se sorprende porque es uno de los viejos grabadores grandes. “Son los mejores” dice. Se emociona cuando recordamos el pasado.
– En los 90 estuviste en Europa, ¿Cómo fue llegar al Viejo Continente?
– Muy duro. Me fui en una época muy mala de acá y me fui a hacerme de cero a un lugar donde no conocía a nadie. Tocaba en hoteles para turistas. Era el “músico-mueble” ya que tocaba todas las noches, de tal hora a tal hora, una música de mierda y lo que le gustaba a la gente. Fue un ejercicio de humildad a lo grande. Me sirvió muchísimo ya que aprendí a hacer un montón de cosas. Primero que nada a valerme por mi misma y hacerlo todo yo. Cantaba desde boleros, jazz, Stevie Wonder a canciones de cualquiera, cuatro horas todas las noches sin tener un puto día libre en dos años. Como cantante y músico fue un crecimiento brutal y además fue el comienzo de mi carrera de autogestión.
– Por esa época hay una camada de músicos argentinos que estaban por España…
– Cuando yo llegué éramos muy pocos los que estábamos ahí. Estaba Claudio Gabis y Ariel Rot…que es prácticamente madrileño. Se fue con 17 años de acá, donde no se tiene ni idea de lo importante que fue Tequila en España. Son como los Beatles para los españoles y marcó un antes y un después. De hecho, ellos no tenían rock hasta que apareció Tequila. Los Lions in Love son casi como un grupo de culto. Tampoco fueron masivos pero todos recuerdan a los Lions. Primero que fueron rarísimos para lo que es el gusto musical español. Llegaron los argentinos y dejaron una impronta. Lo hizo Ariel y después Andrés con Los Rodriguez y solo. Dejan una marca. Melingo hizo su aporte aunque ahora está dedicado al tango y lo que está haciendo es una bestialidad. Hay una marca nuestra y cuando llegamos a un lugar, nos hacemos notar, en el buen sentido de la palabra.
– ¿Cómo recordás tu disco “Chau”?
– Lo tuve que hacer porque era el final de una etapa. Es bastante personal. No esperaba que le guste ni que lo compre nadie. Ya lo tenía hecho pero no es un disco que haya pensado “Voy a sacar mi disco solista”. Es un diario abierto con canciones que nunca había grabado en mi vida. Lo compuse básicamente cuando estaba en Inglaterra que estaba muy sola. Era un momento muy personal de mi vida. Se había muerto mi mamá y se cerraba una etapa para empezar otra. Es totalmente catártico, casi de exorcismo. Le tengo mucho cariño porque fue necesario como persona y como artista porque fue una transición de una etapa a la otra.
– La última. Si tuvieras la chance de hablar con la Mavi que recién empezaba, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo? ¿Alguna recomendación?
– Soy malisima dando consejos porque todavía tengo ocho años! Es difícil. El otro día me preguntaban sobre la nostalgia y la verdad es que no tengo ninguna nostalgia. Cuando uno vive en muchos lugares es como que tenés varias vidas y lo que es más importante te lo vas llevando con vos. La nostalgia es una pérdida de tiempo y sigo pensando y sintiendo lo mismo en un montón de cosas de cuando era chica. Tengo menos inocencia. Tuve una carrera bastante sana en que siempre pude hacer, gracias a Dios, lo que quiero. Hacer música y vivir de eso es un milagro en los tiempos que corren. No cambiaría mucho.