La leyenda del indomable

Hay personajes que pertenecen a una época determinada y que por sus virtudes, siempre se los imagina en otros contextos. John Lennon es uno de ellos. El carismático y genial líder de los Beatles cumpliría setenta años el próximo 9 de octubre de no haber sido por la idiotez de Mark David Chapman, tal su nombre completo.
Lennon siempre fue rebelde, con esa sabiduría que le dio haber tenido pérdidas de muy chico así como una infancia complicada. Cuando tuvo que saltar y rockear salvajemente, lo hizo como nadie y cuando nadie lo hacía, allá en Hamburgo, por 1960. Rompió escenarios y ponía la guitarra fuerte, mucho antes que los punks. Se puso el traje -a regañadientes- para llegar a la masa, porque no lo hubiese logrado con las camperas negras con los que cantaba en el Star Club, en Alemania. Después, de dejarse el pelo largo y escribir canciones que cotizaban en bolsa, fue condecorado con sus compadres de Liverpool por la Reina. Dijo Lennon en ese entonces “Estas medallas siempre se las dan a quienes conducen un avión o un tanque; a nosotros nos la dieron por entretener a la gente. Nos las merecemos más, ¿no?”. Sus canciones se iban haciendo cada vez más testimoniales –influencia de Dylan- a medida que pasaba el tiempo. Asi, cantaba que “tenía que esconder su amor” mientras se convertía en un “hombre de ningún lugar”. Su sinceridad era tal que, cuando era uno de los tipos más famosos del planeta, gritó “Socorro”. Una sola canción suya fue el puntapié inicial a toda una revolución sónica: “Tomorrow never knows”, tema catorce de ese extraordinario disco llamado Revolver. En plena psicodelia lisérgica y creativa, recordaba como eran esos «campos de frutilla» que solía visitar cuando era chico. Hasta tuvo tiempo para recordar a su malograda madre, Julia, que había muerto en un accidente de tránsito. Vino una tal Lucy…con ojos de caleidoscopio que después se transformó en una artista oriental llamada Yoko y en su pareja eterna. Dijo que «La felicidad es un revolver ardiente» con neta alusión a Vietnam y cantó por una revolución
Asi como John abrió la puerta para todo (sin Beatles, no hubiese habido “invasión británica” a los EE.UU con los Stones, Animals, Who y Yardbirds, entre otros; expansión en el campo musical con la utilización de nuevas técnicas y establecer al rock como una cultura propia), la tiró abajo diciendo que “el sueño terminó” y que no creía «en Elvis, en Dylan o en los Beatles”. Sacó discos geniales como “Plastic Ono Band” e “Imagine” y escribió canciones terribles que hablaban de lo que acontecía en la época como «Power to the people», “The luck of the Irish” o “Attica state”. A todo esto, ya había devuelto la Medalla del Imperio británico en protesta “contra la participación del Reino Unido en el caso Nigeria-Biafra, contra el apoyo a las legiones norteamericanas en Vietnam y contra el vertiginoso descenso de mi canción ‘Cold Turkey’ –temazo!- en los rankings locales”.
 
Cuando todos eran rebeldes, él ya lo había sido y realizó el más alto grado de rebeldía cuando nació su hijo Sean: se retiró de la escena musical. Quería cuidarlo y darle lo que él no tuvo: amor y un hogar.

Hubiese sido lindo ver a John en esta época, con su lengua afilada y sus corrosivas reflexiones frente a la política exterior norteamericana o la llegada en masa de gobiernos de derecha. 
Párrafo aparte con respecto al desarrollo de la mujer en todas las esferas; género al que le dedicó una canción excelente que debería ser materia de estudio en escuelas para no reproducir el modelo machista tan en boga, llamada “Woman is the nigger of the world”… habiendo sido él mismo de los más grandes machirulos de la historia del rock.
Obviamente que aparecerán los recordatorios de un Lennon pasteurizado, con periodistas melosos y sensibloides que no tienen idea de su obra y el mandibuleador número 1 de los programas referidos al rock –porque no le da para ser periodista-, el Bpbo Contepomi, tratando de pronunciar bien “Walrus” que lo encasillarán en su imagen de “apostol de la paz” cuando en realidad, John era un chico duro de Liverpool que tuvo la inteligencia de reinventarse a nivel artístico, con ideas claras y profundas a nivel social.

Dos meses antes del fatídico 8 de diciembre de 1980, dio una entrevista a Playboy, en la que hablaba sobre este tema y decía “Me volví un marido casero por muchos motivos. Siempre viví bajo la obligación de un contrato. No era libre. Estaba enjaulado. Era más importante ver esa realidad que continuar con mi vida de rock star y subir y bajar con la corriente caprichosa de la propia actuación o de la opinión del público. No quise ir a Las Vegas a ser Elvis”. Como no podía ser de otra manera también dijo que “no se si sabrás que están felicitando a los Stones por haber estado juntos 112 años. Viva! Por lo menos Charlie y Bill conservan todavía a sus familias. Preguntarán en los 80, ¿Cómo es que estos tipos siguen juntos? ¿No pueden moverse solos? Mirarán a los Beatles, a los Stones como reliquias. Mostrarán imágenes del tipo con los labios pintados, moviendo el culo y cuatro tipos con ojos maquillados, haciéndose los malos. Está bien cuando tenés dieciséis años. Es la tribu, la pandilla pero si seguís haciéndolo a los 40…(…) No quiero sacar un disco cada seis meses porque es lo que se espera de uno. ¿Por qué deberían juntarse de vuelta los Beatles? Es lo que ustedes quieren ¿Por qué debería cargar con las responsabilidades de ustedes? Que sigan a los Rolling Wings pero no me molesten a mi”. Más claro imposible pero lo realmente destacable es que el camino que trazó Lennon en diferencia a sus compañeros generacionales que, como una vez él mismo dijo sobre el éxito de los Beatles, “no se la formula de nuestro éxito. Si lo supiese, contrataría a cuatro melenudos y sería su propio manager”.
¿Se imaginan lo que diría Lennon de ver a Bono abrazando al Papa o a Bush? ¿O la enésima gira de los Rolling Stones o Paul Mc Cartney? ¿Qué diría de Trump y Boris Johnson que están a cargo de su país adoptivo -ni hablar del amor que tenía por Nueva York- y su lugar de origen? 

John Lennon cumpliría 80 años. Su música será recordada por siempre por todos los amantes de la música que, al igual que su leyenda serán eternas

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