No todo lo que brilla es oro
De Marius von Mayenburg. Con Salome Boustani, Pablo Chao, Matías Méndez y Pablo Roselli Mirci. Vestuario: Isabel Gual. Escenografía: Isabel Gual y Juan Andrés Piazza. Iluminación y Fotografía: Juan Andrés Piazza. Diseño gráfico: Gabriela Ramos. Producción artística: El Feo. Producción ejecutiva: Pablo Roselli Mirci. Producción general: Qha Producciones. Colaboración artística: Muma Casares y Lucas Olmedo. Dirección: Fabian Díaz.
Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Sábados, 20.30 hs.
Ser lindo o feo. Lo importante que es para progresar en una empresa pero ¿qué pasa cuando el éxito pasa a convertirse en un fantasma que termina devorándose la propia individualidad de uno?. O lo que es peor, una característica personal se convierte en una cualidad reproducible en escalas masivas. Porque la belleza estereotipada puede iniciar una escalada en la carrera armamentística de lo bello pero desde un punto de vista físico, banal, en el cual el tiempo parece hacerle una gambeta corta a la coherencia y establece una dupla peligrosísima con la banalidad. Ser o no ser hermoso, sin importar las consecuencias de lo que ocurra. Todo por un tipo –Lette- que trabaja en una empresa en la cual quiere vender su producto pero no puede porque es feo. El talento no importa sino que hay que “vender”.
La puesta es una fuerte crítica no solo al mundo que pone lo bello como cualidad sine qua non sino también a quienes se dejan llevar por esta vorágine sin oponer mayor resistencia. Ironía y sarcasmo en un texto crítico a los valores de nuestra sociedad. El amor pasa a un segundo grado. Lo que en un principio es un amor verdadero (la esposa que dice que superó la fealdad para ver su interior), aún expresado de manera dolorosa y torpe (¿allí estará la “gracia”?), queda como un resabio de un camino de bondad y sinceridad. Inclusive, uno mismo, como espectador, lo despreciará al principio por la forma burda en que es (re)presentado por la esposa –nadie querría salir con una idiota como esta- optando finalmente por lo que ocurre en la puesta. Con médicos pagados al mejor postor, la puesta corre su lupa crítica hacia una medicina cercana a valores monetarios. La iluminación es resplandeciente y fría, modernamente actual, de blancos colores y gris metalizado. El diseño de espacio y la utilización de los objetos es muy buena, dotando a la puesta de un ritmo versátil en su desarrollo. Las actuaciones son de muy buen nivel. Los actores se desdoblan en más de un personaje, obteniendo resultados más que satisfactorios.
“El Feo” es de ese tipo de obras que, después de aplaudir lo visto, se desea debatir con la persona que se tiene al lado al tiempo que se recuerda esa persona que uno conoce y que encajaría perfectamente con el personaje de la puesta.