Anodina y sin vuelo
Dramaturgia y dirección: Heidi Steinhardt. Con Néstor Caniglia, Cristina Maresca, Diego Rinaldi y Guido Silvestein. Iluminación: Andrea Czarny. Asistencia de dirección: Maria Sol Giancaspro Arias. Producción: Daniel Higa
Teatro La Carbonera. Balcarce 998. Viernes, 20.30 hs
La idea de la trascendencia parece ser el nudo que sobrevuela esta puesta de Heidi Steinhardt. Aquí, Zulema, una anciana bastante particular (ultracatólica y bien chapada a la antigua) tiene tres hijos a los que reúne un domingo a la mañana para planificar su funeral. Estos tres hijos también tienen sus características aunque no terminan de definirse las mismas salvo que son tres “perdedores” pero sin el dejo de simpatía o romanticismo que, en general, caracteriza a los que portan dicho mote. Asi, la obra se hace lenta con situaciones que no vienen al caso como Coyi paseándose con un calzoncillo ilustrado por un pitufo. Al ser lenta en su desarrollo, sin mayores cambios en su devenir, termina siendo una sucesión de gags que podrán ser (o no) graciosos de acuerdo al humor de cada espectador. Esta hilación de gags no construye una dramaturgia sólida en la cual se permita componer personajes con algún tipo de vuelo. Las actuaciones son únicamente correctas. Por otra parte, la puesta termina a mitad de camino entre una comedia o un drama (definiendo a ambas a grandes rasgos) ya que en el primer caso, no causa gracia más allá de una sonrisa por los gags anteriormente mencionados y en el segundo, en ningún momento se alcanza un pico dramático salvo en el intento del final con el que se intenta (y no se logra) dejar algún mensaje o moraleja. “El sepelio” cava su propia tumba en una puesta sin vuelo.