Yo, la peor de todas
Dramaturgia y dirección: Pepe Cibrian Campoy. Con Patricia Palmer. Diseño de vestuario: Alfredo Miranda. Diseño de luces: Pepe Cibrian Campoy y Carlos Gaber. Fotografía: Ignacio Lunadei. Producción ejecutiva: Julieta Kalik, Angel Malher y Santiago Zenobi. Coordinación artística: Damian Iglesias.
Taller del Angel. Mario Bravo 1239. Sábados, 21 hs.
Solo hay un trono en el medio del escenario. La luz se apaga y cuando vuelve a encenderse aparece ella. Su Majestad. La que se llama Juana pero responde al mote de “loca”. Una mujer traicionada por quienes decían amarla y a quienes ella amó. Padre, esposo e hijo fueron quienes se turnaron para estrujar la delicadeza de su corazón puro. Porque ella amó –en especial a su esposo, Felipe el Hermoso-, y se sabe que en el amor, de la felicidad extrema a la locura hay un solo paso. Pero ella ¿lo cruzó realmente?
El excelente texto pergeñado por Pepe Cibrián Campoy bucea en la atrapante personalidad de Juana de un modo poético pero sin dejar de lado todas las peripecias que la convirtieron en quien fue. La pluma de Cibrián Campoy se asienta en ese mix que combina sutileza y pasión. La fuerza y la fogosidad de su dramaturgia hará centro en aquellos que deseen ver el castigo sufrido por una mujer que lo dio todo por amor.
La puesta es austera pero con un sutil tratamiento del espacio. Ella se ubicará en el centro de la escena pero la recorrerá con la plasticidad de una gata sabia, inteligente pero herida.
El escenario solo contará con un trono ubicado en el centro que, junto con el excelente diseño de iluminación, será lo requerido para crear el mundo de Juana. Será el “más es menos” aplicado al teatro. La iluminación será fundamental ya que le permitirá a Juana hablar con distintos interlocutores a lo largo de la puesta.
Será en este punto donde Cibrián Campoy transita el camino esbozado en la excelente “Marica”. Austeridad en la escenografía y objetos pero con un trabajo de iluminación sublime que le permita al actor llevar adelante un texto rico y expandir sus propios límites interpretativos. Él había sido Federico García Lorca; ahora, para Juana la Loca, necesitó de una actriz inteligente y de probada experiencia para llevar adelante una dramaturgia tan rica como compleja. Patricia Palmer fue la elegida para tal fin, constituyendo un gran acierto ya que su actuación es fabulosa. La reconocida y popular actriz recorrerá un camino empinado y exquisito donde dará vida a más de un personaje, dotándolos de una identidad propia. El trabajo corporal y vocal que realizó Palmer es sublime. Será en ese punto donde Palmer lleva las palabras y emociones con la dosis justa de emoción y visceralidad. Esos personajes atravesarán su físico y lo tomarán prestado para expresarse, como si fueran espíritus necesitados de descargar sus propias miserias, dudas, esperanzas y, por qué no decirlo, deseos.
“Juana la Loca” es un unipersonal de gran calidad, que merece verse más de una vez para seguir descubriendo diversas gemas tanto en el excelente texto de Pepe Cibrián Campoy como en la sublime actuación de Patricia Palmer.
Es verdaderamente maravilloso el texto y fascinante la actuacion de Patricia PalmerLa seguiria viendo si eso fuera posible .Es uno de mejores espectaculos que vi en mi vida.¡¡¡Gracias!!!