Tres en uno

La detentación del poder y la política en manos poco probas al igual que las consecuencias de los actos personales son algunas de las bases sobre las cuales se asienta una puesta enigmática y fuerte en tanto sus apelaciones históricas. Porque justamente aquí es donde se ve la aplicación de la frase de Marx con la repetición de la detentación del poder por parte de los poderosos que imponen (no consensúan ni debaten) sus ideas. Si el “número” y “los resultados” son los adecuados, no interesan los daños colaterales. Que dentro de estos estén incluidos los Derechos Humanos, la Justicia, la Moralidad o la Ética, no importa. Es solo un dato anecdótico.
Con una escenografía muy bien diseñada y de fuerte impronta y una iluminación sutil, la puesta saltará entre las tres historias para enmarcar un fuerte contenido político que abrasa y subyuga al mismo tiempo que apela e inquiere. El elenco es correcto con puntos altos en Martín Urbaneja y Corina Fonrouge en la historia más fuerte de un amor prohibido en un campo de concentración. El único lunar es un final un tanto abrupto para el desarrollo y el contenido trabajado a lo largo de la puesta.
Iris Pedrazzoli, directora de la excelente “Los enfermos”, retoma sus pesadillas políticas para conformar una puesta fuerte e inquisidora.