Más allá de un clásico
De Arthur Miller. Versión: Federico González Del Pino y Fernando Masllorens. Con Juan Gil Navarro, Carlos Belloso, Roberto Carnaghi, Roberto Catarineu, Rita Cortese, Julia Calvo, Lali Esposito, Alejandro Fiore, Carlos Kaspar Justina Bustos, Kevin Cass, Sandra Criolani, Sofía González Gil, Mai Lawson, Guillermo Marcos, Carlos Nieto, Inés Palombo, Mariana Rava, Belén Santos, Javier Saquin, Graciela Tenenbaum, Adrián Venagli y Oscar Alegre. Diseño de maquillaje y de peinados: Nestor Pumar. Diseño de vestuario: Cristina Pineda. Diseño de escenografía: Alberto Negrín. Realización de escenografía: Walter Costa y Ramón Santucho. Entrenamiento vocal: Roberto Catarineu. Producción ejecutiva: Eugenia Puggioni. Producción: Luciana Acebal y Sebastián Barbero. Producción general: Ariel Diwan, Verónica Fuccí. Coreografía: Vanesa Garcia Millan. Director asistente: Sebastián Irigo. Dirección general: Marcelo Cosentino.
Teatro Broadway. Av Corrientes 1155. Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado, 21 hs, Sábado 23.30 hs y Domingo, 20 hs.

El dinamismo de la puesta hace que los ciento treinta minutos que dura la obra, se pasen rápido. Esto se logra con el ritmo que tiene la puesta en si y a las actuaciones de un elenco que está a la altura de las circunstancias. La elección del mismo para los personajes adultos permite un dinamismo actoral importante. Tal es el caso de Carlos Belloso, Roberto Catarineu, Roberto Carnaghi, Rita Cortese y Julia Calvo. Juan Gil Navarro es un John Proctor de muy buen nivel. No obstante, al elenco más joven se lo nota con que no ha dado –todavía- con la exactitud que requieren los personajes. Lali Espósito cumple con su Abigail Williams, mujer amante de Proctor.
El diseño escenográfico permite los diversos cambios que pide la obra sin que se produzcan desfasajes al respecto, aunque la intimidad de algunos momentos se pierde. Tal es el caso de la escena en la casa de John Proctor.
No obstante, lo que más atrapa es la excelencia de un texto que, si bien toma la “caza de brujas” desatada en Salem, en 1692, y que Miller utilizó en 1952 para criticar al macartismo y las acusaciones de comunismo, en este caso, van más allá de esto. Con enmarcar una realidad en la que la televisión –los medios en general- desnudan mentiras y falsas verdades frente al público sin poder probarlas, el individualismo, la codicia y el egoísmo, ponen un marco adecuado para que las palabras suenen absolutamente actuales.
“Las Brujas de Salem” mantienen una actualidad tenebrosamente importante y con el corolario de una puesta dinámica y atractiva de ver, por más que “Stravaganza” ponga el brillo y el glamour a menos de un metro de distancia.