Cuerpo, materia y alma
De Amancay Espíndola. Con Estela Garelli y María Zubiri. Vestuario: Rosana Barcena. Iluminación: Facundo Estol. Música original: Cecilia Candia. Fotografía y diseño gráfico: Silvana Lozano. Arte digital: Silvia Maldini. Asistencia de dirección: Guadalupe Lanusse. Dirección: Ana Alvarado.
Teatro El Extranjero. Valentin Gómez 3378. Domingos, 21 hs.
Una canción de George Harrison decía “No podrás decir que estoy haciendo aquí/Pero espero ver todo con un poco más de claridad/Después de vivir en un mundo material”.
Con “Ojos verdes”, la materialidad de un mundo, un espacio exterior es quien se ubica en contraposición (o no), a Alcira y Stella, dos mujeres que están esperando el tren para que las lleve…..que las lleve. Ambas parecen tener perfiles definidos. Una es más temperamental. Viene armada con una escopeta y parece ser de “tierra adentro”, con sus miedos y respetos a aquello que no puede explicar racionalmente. En cambio, Stella es más joven. Niña y mujer, denota cierta inocencia asi como confianza en variados aspectos aprendidos en ese mundo material que las rodea y al cual ella aspiraría a retornar. Ambas contarán con sus propias historias personales, las cuales retomarán pasados pesados, presentes dubitativos pero esperando un tren que las lleve –quizás- a una próxima estación llamada “Esperanza”.
Con “Ojos verdes”, la materialidad de un mundo, un espacio exterior es quien se ubica en contraposición (o no), a Alcira y Stella, dos mujeres que están esperando el tren para que las lleve…..que las lleve. Ambas parecen tener perfiles definidos. Una es más temperamental. Viene armada con una escopeta y parece ser de “tierra adentro”, con sus miedos y respetos a aquello que no puede explicar racionalmente. En cambio, Stella es más joven. Niña y mujer, denota cierta inocencia asi como confianza en variados aspectos aprendidos en ese mundo material que las rodea y al cual ella aspiraría a retornar. Ambas contarán con sus propias historias personales, las cuales retomarán pasados pesados, presentes dubitativos pero esperando un tren que las lleve –quizás- a una próxima estación llamada “Esperanza”.
La materialidad de la que hablábamos al principio es solo un estadio fugaz en el cual se instala la obra ya que es esa lucha que establece con el campo onírico del relato, lo que permitirá las múltiples lecturas con respecto a lo acontecido y a lo que vaya a suceder. Climas y sensaciones diversas, van conformando una paleta donde se pintará el color de una puesta que tendrá en el público femenino a sus más preciadas seguidoras. Amancay Espíndola creó una obra arriesgada que exigirá un compromiso por parte del espectador para que el disfrute y su comprensión sean plenos. Ese entrar en código que permite el diálogo fluido, el feedback ilimitado en la sala.
En un escenario casi desnudo, solo hay un asiento de estación y los petates que traen las dos mujeres. La multimedia se encargará de crear un ambiente poético y onírico a través de las imágenes que va disparando contra las paredes del escenario. No obstante, el trabajo de Estela Garelli y María Zubirí es excelente. No solo a nivel actoral sino a la forma en que logran crear, solas con sus cuerpos, todo un escenario donde se desarrollan los acontecimientos. De esta manera, la luz del tren que no llega, el miedo a esos perros que acechan, se convertirán a ese afuera amenazante, en una palpable realidad. Las metáforas con que la obra se aborda, serán disparadores hacia los más recónditos confines de la imaginación.
“Ojos verdes” corre riesgos con una puesta iluminada y de buen gusto que buscará romper fronteras en lo que a relación obra-público se refiere.