Los Días Después (Teatro)

Cuando 1 + 1 no es 2


Dramaturgia y dirección: Victoria Almeida. Con Hernan Grinstein, Guadalupe Docampo, Pablo Aguierre y Ary Pardal. Escenografía: Sol Soto. Diseño de luces: Omar Possemato. Asistencia de dirección: Milagros Acosta. Producción: Juan Silveyra. Dirección De Movimiento: Milva Loenardi.


Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Viernes 21 hs.


El amor y la separación de dos personas. Tema remanido si los hay pero si se le añade alguna particularidad en su estructura, más allá de las actuaciones pertinentes, puede dar un salto de calidad. En su debut como directora, la reconocida actriz Victoria Almeida decide transitar por caminos conocidos pero revisitándolos bajo una mirada tan personal como arriesgada.


Esta es la crónica no de la separación de una pareja sino del derrumbe de dos personas en el marco de una dupla que supo ser tal pero que ya no lo es. Pero la gran diferencia radica en la palabra “derrumbe”. Allí, cada uno de los miembros del dúo en cuestión inicia una carrera hacia su desmoronamiento personal. Más allá de un amor del cual no ha quedado nada, Ema y Ernesto viven juntos, repiten una rutina y viven esa falsa armonía que es ser “tolerante” en pos del mantenimiento de la pareja.

La construcción de la dramaturgia es intrigante. Con un texto corto pero contundente, tanto los silencios como las repeticiones son fundamentales en la creación de sentido. Será en este armado, mixturado con una escenografía exacta, el que dote a la puesta de un clima tan atrapante como tenebroso.

Por otra parte, Almeida retoma algunos recursos que ya había utilizado en su unipersonal “La última vez (que me tire a un Precipicio)” como las ilustraciones para crear los objetos y los ambientes mientras que alguna tiza en mano de los actores podrá crear otro espacio donde se desarrollen los acontecimientos.

Será la creación de esas imágenes oníricas que atravesarán a la puesta para dotarla de una mayor contundencia. La metáfora con respecto a una vida que ya no es la deseada pero que tampoco desea ser enfrentada como tal.


El dibujo de los personajes es preciso. Dos seres imposibilitados de comunicarse al tiempo que la dependencia del otro es proporcional a su hastío. ¿hay posibilidad de salir de esta situación? Al respecto, Almeida le quita todo elemento de romanticismo en pos de un realismo crudo y fuerte, donde la responsabilidad de lo mal que está todo la tiene el otro, sin autocrítica de por medio. “Quien quiera oir, que oiga”, dice la canción frente a un planteo tan duro como cotidiano. Las formas de comunicación, basadas en la imposición del uno sobre el otro, si bien pueden haber pertenecido a algún paradigma de tiempos anteriores, no lo es en la actualidad, mal que le pese a algunos. A veces, la ceguera/egoísmo es tan grande en estas situaciones que ni siquiera la culpa puede meter la cola, porque el orgullo anticipó lo que iba a ocurrir.

Las actuaciones de Guadalupe Docampo y Hernán Grinstein son acordes a lo requerido. Sus cuerpos llevan –literalmente- una puesta compleja y dura, donde cada acción tiene una razón de ser.


“Los días después” nos pone frente a esa situación de Dr Jeckyl y Mr Hyde propia del fín de una relación en la que el orgullo y la codicia derrotan categóricamente al sentido común de tener, al menos, una separación medianamente tranquila, sin neurosis de por medio.  

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