Las dos caras de la prolijidad
La puesta mantiene la prolijidad de los diálogos cortos, que sugieren más de lo que dicen, para que el otro termine de llenar el contenido de lo expresado. Parejas de treinta y pico frente a situaciones en las que las mujeres son de armas tomar mientras los hombres dejan que todo pase. De esa misma manera, Laura Paredes, Elisa Carricajo y Cecilia Rainero dan cuenta de la solvencia que las caracteriza. Sostienen la puesta desde sus cuerpos y sus palabras, dotando de sensibilidad a la misma.
Aquí es donde se ve la otra cara de la palabra “prolijidad”. Es la cara que denota una pulcritud excesiva en la que está todo tan mecánicamente ordenado que se acerca peligrosamente a la frialdad. El aquí, el ahora, el afuera y el adentro y ¿qué más? La implosión de los acontecimientos en los personajes da cuenta de una forma de trabajar un texto con una búsqueda determinada que dividirá aguas entre los que esperan algo más y los que ven satisfechas las expectativas con una sutileza extremadamente subrepticia.