No trates de ser Eva (Teatro)

Icóno sobre tablas
De Marina Asseretto y Micaela Daniela Suarez. Producción general  y actuación: Micaela Daniela Suarez. Diseño de vestuario: María Eugenia Lenardon. Diseño de luces: Marina Asseretto. Diseño sonoro: Juan Miguel González. Video: Alejandro Martín Beain y Anahí Conte. Asistencia técnica y diseño de coreografía: Marcela Porfiri. Puesta en escena y Dirección: Marina Asseretto.
Teatro de la Fabula. Agüero 444. Viernes, 21 hs
La figura de Eva Perón es de aquellas que, haga lo que se haga, ya sea para tratar de homenajearla o bajarla del pedestal en que se encuentra, nunca pasará desapercibida. 

Con “No trates de ser Eva”, ocurre la situación a la que hace mención el título y de la cual se debería aprender dicha sentencia. Con una puesta que cuenta con multimedia y una escenografía austera, el nudo de la acción se centra en la figura femenina que ocupa el centro de la escena. Esa Eva que tiene sus reproches y sus recuerdos sobre lo vivido en su paso por este mundo. Es la Eva actriz la que recuerda a la Eva del mito y del pueblo pero con la distancia que le dan los acontecimientos pasados y acontecidos. Es por eso que la actuación de Micaela Daniela Suarez es tan arriesgada y visceral. Le pone el cuerpo a los pensamientos y reflexiones de una Eva no pasteurizada, en la que las imágenes la atraviesan en el medio de su descarga frente al público. Al respecto, quizás la utilización de la multimedia no termine de brindarle la contundencia a una dramaturgia y una actuación de estas características ya que distrae en los momentos que aparece esa Madonna de la época de “True Blue”, bastante lejana a la que terminó siendo la Eva de Alan Parker. Porque, si bien Eva fue todas y al mismo tiempo, única, siempre fue clara en tanto su mensaje, sus deseos y sus pensamientos. La forma en que se desdobla entre la actriz que deseaba ser para triunfar y la que terminó siendo, es destacable en el cuerpo de Suarez que deja todo arriba del escenario.

“No trates de ser Eva” es una recomendación y una regla que lleva implícita la tentación de romperla. En este caso, se aplaude el riesgo y la tensión de los límites para dar a luz una obra visceral y poco amigable para quien oiga lo que quiera oir.

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