El simbolismo de estas dos situaciones en relación con la obra está bien logrado. Inclusive, cada escena puede retratarse de manera concisa, sin perder nada de su significado, como si fuera una fotografía. La partida de Alberto abre el juego a lo que será una puesta sencilla, con una historia pequeña sin que esto implique banalidad o liviandad al respecto. Por el contrario, esa sencillez será la que dote de una mayor contundencia a las palabras y acciones que se desarrollen en la obra.
Los personajes están bien construidos de acuerdo a sus particularidades, basándose en el buen trabajo de dirección realizado por Natalia Casielles. La tristeza de Amelia, la infantil madurez de Francisco y la templanza de Teresa (tia de Francisco) sostienen la puesta en su exactitud, gracias a las buenas composiciones del elenco.
Sueño con cebollas (Teatro)
Las virtudes de las historias pequeñas.
Dramaturgia y dirección: Natalia Casielles. Con Serrana Díaz, Gabriela Lujan y Brian Sichel. Diseño de escenografía: Giselle Vitullo. Diseño de luces: Javier Casielles. Ilustrador: Dalmiro Zantleifer. Asistencia general: Ximena González. Colaboración artística: Juan Ruy Cosin
Abasto Social Club. Humahuaca 3649. Domingos, 21 hs
Se enciende la luz y aparece una cocina, al estilo de aquellas de los años 60. Francisco está sentado enfrente a la mesa y mira a Amelia su mamá. Está triste porque Alberto, su marido la abandonó. La puesta tiene el buen tino de concentrarse en los detalles propios de la historia. De adornarla con matices que den una cabal idea de los personajes. Amelia repara muñecas al tiempo que guarda cebollas en las alacenas, esperando cocinarlas algún día.
“Sueño con cebollas” es una historia pequeña pero con gran desarrollo de situaciones basado en la exactitud del tándem dramaturgia-actuación.