El miedo es mal consejero y hace decir cualquier cosa. La gran cantidad de jóvenes –destacada por varios medios, incluido este blog- fue tema de debate en toda mesa de café, cualquiera sea el ámbito: laboral, universitario, periodístico o de amigos.
Desde hace mucho que se escucha que “a los jóvenes no les interesa el país”, “los jóvenes solo son consumistas de productos” y paradójicamente, se les exigía “mayor compromiso con la toma de decisiones”, “que maduren en pos del país”. En esta línea, recuerdo cuando en el 2001, el tan mentado “argentinazo” –que, en un punto, no es más que la expresión del egoísmo de la clase media-, los jóvenes no estaban en la calle. Personalmente, me tocó mi adolescencia (13-19 años, por poner una edad) entre el 85 y 92 y lo que sería mi crecimiento adulto y universitario, a partir del 93. O sea, crecí con el desarrollo de la democracia. Pude ver en el 87, cuando iba a Cemento, a jóvenes expresándose a través de la música y con la llegada del 89, como esa llama se iba apagando aunque se mantenía solamente encendida en unos poquitos lugares. Uno de ellos era la universidad pública que fue prácticamente una de las pocas entidades que soportó el embate privatizador de CSM. Después….la nada. El 1 a 1 le canjeó a la juventud sus sueños por viajes al exterior, artículos de consumo, visitas internacionales de músicos y la ilusión que el peso era igual que el dólar. El vacio cultural es lo que hoy en día, todavía le debemos como herencia a CSM.
Por el 2002, hubo un hecho que me hizo sentir muy mal respecto de la juventud argentina. En Francia, había elecciones y llegaron al ballotage, Jacques Chirac (líder de la centroderecha –para decirlo grosso modo-) y Jean Marie Le Pen (recalcitrante ultra derechista, una de cuyas frases más famosas fue “El equipo francés, campeón del mundo del 98, no estaba compuesto por franceses….puros”). Ante esta instancia, los jóvenes franceses salieron a la calle. Ninguno de ellos había nacido en la época del nazismo pero sabían lo que NO querían. Chicos de 13 a 19 años, junto con las universidades y sindicatos tomaron las calles ante la más mínima posibilidad de que Le Pen se pudiese hacer cargo del gobierno. Ahora, a ocho años, vuelven a salir a las calles por la sanción de la Ley Jubilatoria que los afectaría directamente, cortesía de Nicolas Sarkozy, un CSM francés votado….por una clase media!!
¿Y Argentina? No…Argentina quería volver a soñar con el 1 a 1 que le permitiese volver a viajar y (de)mostrar que si se vive en América del Sur, es solo un accidente de la Providencia. Me acuerdo que esperaba, a nivel musical, una banda bien punk y contestataria, acorde con el momento argento pero salió……”Loco un poco” de Turf y su “bailemos que está todo bien”.
En esas paradojas que nos pone el destino, hoy en día, muchos de los opositores a los jóvenes militantes son aquellos que en plena década menemista, pudieron hacer “una diferencia”. ¿A cambio y a costa de que? ¡Nada, no importa, no interesa! Eso es muy de clase media y lo describió muy bien Charly Garcia al decir que “es muy de argentino llegar a los 25 años, ponerse la corbata y acá se acabó la joda”. Claro, ahora somos “adultos”….que no nos metemos en nada, que si hay que vender a la madre se hace en pos del status, que si no hay diferencia entre votar a la derecha, la izquierda, ser anarquista, comunista, artista, fetichista o futbolista. Total, lo que importa es que “no me jodan” y si me preguntan “¿Yo? ¡Argentino!”. Lo más patéticamente gracioso es que, con todo lo que termina apoyando por su mentalidad, a la larga es lo que va a destrozar justamente ¡a la clase media!
Los adultos que promedian los treinta años, bien “maduros”, que han seguido el libro de “como ser un buen argentino promedio” son los mismos que, en su juventud, no hicieron nada más allá de consumir como monos los que les tiraban del otro lado de la jaula. Los que siempre vieron a Tinelli y decían «que canción copada la del comienzo!» y era «Twist and shout» de los Beatles (No, Marcelo Hugo, saturaste hasta el cansancio con la canción pero a los Beatles los sigo escuchando) pero no saben quien es el Sargento Pepper y mucho menos que es el Álbum Blanco. Son los mismos que adoptan a gente que va desde Paris Hilton al tiempo que escuchan cumbia o se gastan miles de pesos en estar al frente de la novedad tecnológica, ya sea un I-Pod, una PC o una 4×4 (como verán, coherencia..cero!). Que sepan manejar esta tecnología….es lo de menos; lo importante es “tener y mostrar lo serio que es uno…..”. Leerán a Coelho -una lectura muy elaborada…- o «La nafta del alma» porque tenemos «sensibilidad» pero de ahí, a movilizarse a hacer algo…un largo trecho!
La movilización de estos jóvenes fue tal que sacó de quicio –intelectualmente hablando- al impresentable de Mariano Grondona, que comparó a los militantes argentinos con las camisas pardas hitlerianas, en el período de la República de Weimar. Una aberración que denota que Grondona quiere ver un país que no es el actual mientras añora tiempos “mejores” para él y su caterva de lacras.
Ahora los jóvenes participan de la política. Se movilizan y dicen lo que piensan pero son también criticados….El gataflorismo de los adultos maduros es tan democrático como los medios que escuchan. «Soy democrático siempre y cuando lo que se diga esté en concordancia con lo que yo digo; sino que se vaya». Una hermosa idea sobre el respeto y la convivencia….bien argentina, ¿no?
Sofocles decía que “Para quien tiene miedo, todo son ruidos” y hoy hay ruido en la calle. Se conversa, se discute. El miedo se vence, atreviéndose y esa es una linda experiencia para vivir.
¡Bienvenidos al Caleidoscopio!