En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.
Jueves de un mediodía soleado de invierno. El lugar era Diagonal Norte y Florida. Allí, se realizó el Festival en Defensa del Arte Callejero, organizado por el Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO).
El motivo del reclamo era el rechazo al proyecto de ley 2538/15 al que consideran de carácter restrictivo y penalizador al tiempo que atenta contra el acceso gratuito a la cultura y ataca la independencia y autogestión de los artistas callejeros. Este proyecto de ley fue concebido sin haber considerado la presencia y participación de los artistas. Inclusive, hubo un contraproyecto de ley, el N° 809.D.2016. llamado “Proteccion y fomento de la actividad artistica en la via publica y el espacio público”, presentado por el legislador Pablo Ferreyra (FPV) el cual respetaba más a los artistas al tiempo que brindaba un mayor equilibrio.
A medida que iba desarrollándose la intervención de la concurrida calle y despertaba la adhesión de los transeúntes, ECDL se acercó a hablar con los artistas para que brinden su voz a esta situación.
Ataviada de rojo y sonrisa fresca de clown, Lucía nos contó que el proyecto de ley 2538/15 “quiere regularizar el trabajo del arte y del artista callejero, poniendo horarios, fechas, asi como sacar un permiso pero no a través del Ministerio de Cultura. También habría penalizaciones a través de multas que serían de 500 a $ 1000 que, para un artista callejero, es muchísimo dinero”. Ante la pregunta del motivo de las multas, respondió que “sería por trabajar sin permiso pero hay compañeros que están esperando ese permiso desde hace más de dos años. Además uno vive de esto. Tiene que comer, pagar el alquiler y más cosas”.
Otro de los artistas que forma parte de FAAO y estaba participando de la marcha era el cantautor y músico Fernández Pereyra de quien ya hemos hablado en su momento por el excelente disco que editó y habíamos comprado en la línea A de subte. Fernández Pereyra cuenta que “el FAAO, el Frente de Artistas Ambulantes Organizados, somos un montón de artistas itinerantes, ambulantes de la calle, los medios de transporte y el espacio público en general que estamos nucleados para defender nuestros derechos en pos de cierta persecución que hay en esta ciudad”. Con respecto al proyecto de ley 2538/15, presentado por la bancada del PRO en la Legislatura Porteña, aseveró que “no es prohibitivo sino altamente restrictivo con la actividad del arte ambulante y busca obstaculizar de todas las maneras posibles el desarrollo de nuestra actividad”.
El reclamo también toca una cuestión identitaria con respecto a su esencia como artistas. Y la elección de la calle para desarrollar su arte. Lucía asevera que “nos juntamos gente de circo, teatro, músicos, para demostrar que no es que trabajamos en la calle porque no nos queda otra sino que elegimos trabajar ahí. Amamos el arte, somos artistas y queremos transmitirlo a la gente. El arte es un derecho. Hay gente que no tiene la posibilidad de pagar una entrada para ver un espectáculo. Por eso, lo va a ver a una plaza, que es a la gorra y es una linda posibilidad”. Fernández Pereyra sube la apuesta al afirmar que “La calle es una elección. No es por descarte que la elegimos. Además es una manera democrática e inclusiva de difundir cultura. La vía pública es un espacio hermoso para divulgar arte porque la gente está dispuesta a escuchar algo distinto, que no circula en los medios masivos.”. En su experiencia personal, sostiene que “La gente es receptiva. No te conocen pero te escuchan. Les gusta mis canciones, compran mis discos y después vienen a los recitales que hago o me contactan por Facebook. Esto nos pasa, en mayor o menor medida, a todos los artistas ambulantes los cuales podemos establecer otro tipo de vínculo con la gente y difundir nuestro trabajo que, de otra manera, no se podría hacer”.
Como diría la famosa canción de los Autenticos Decadentes, “la gente va llegando al baile” que armaron los artistas callejeros para “que la gente se entere un poco con respecto a lo que está ocurriendo”. Un malabarista deslumbra con su show al ritmo de “Ji ji ji” de los Redonditos de Ricota. El clima es el de un recital y la gente haciendo palmas al compás del ritmo del himno ricotero. Al respecto, Lucía pone el acento en la solidaridad del público. “Nos han recibido muy bien, con mucha solidaridad y la mejor predisposición, apoyando el arte callejero. Además se ve el empeño que tenemos y como nos estamos moviendo que da la pauta del compromiso con lo que uno hace”. Fernández Pereyra confirma lo dicho por Lucía. “La mayor parte de la gente nos apoya, inclusive la gente que votó al PRO, que no tienen ningún inconveniente con el arte ambulante” y recuerda que “durante el año pasado, cuando sabíamos que había un proyecto de ley al respecto, hablamos con todas las bancadas, inclusive del PRO. Tuvimos muchas conversaciones con legisladores del PRO, muchos de los cuales comprendían nuestro pedido e incluso nos apoyaban pero de un día para el otro, cambiaron de parecer y salen con esto, que era sostenido por una minoría. Ahora es la postura de todos cuando el año pasado no era asi”.
Con respecto a quien se considera “artista callejero”, Lucía es clara. “Abarca tanto el que sube a tocar en un colectivo, el malabarista que está en una avenida o el que ves en la plaza haciendo una función con su amplificador. Todos los que trabajamos en la calle, con la autogestión a pleno”. Fernández Pereyra sostiene con convicción que “Defendemos la calle como una elección laboral. Es una manera de difundir nuestro arte sin intermediarios y que la gente acceda a cosas que, de otra manera, no podría acceder. Para mucha gente, acceder a algo que no tenga que ver con el concepto de “arte” o “cultura” que se postula desde los medios masivos de comunicación, es carísimo y se le ofrece algo que si pueda pagar. Por eso decimos que es democrático e inclusivo”.
De a poco, vamos partiendo con destino a Floresta. Me sacan una foto con una marioneta tanguera al tiempo mi grabador periodista aparecerá en primer plano de la instantánea, despertando la curiosidad –e hilaridad- por su uso.
Tomo el subte A, en el cual Fernández Pereyra desarrolla su arte desde hace dos años. Me queda dando vuelta lo último que me dice Lucía. “Solo somos artistas que queremos trabajar”. Nada muy difícil de entender salvo para las mentes obtusas y cerradas que, al día de hoy, parecen estar en todos lados.
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