Actriz consagrada, respetada tanto por colegas como por el público, reestrenó en teatro, la premiada “Hamlet. La Metamorfosis” en un año de tranquilidad a nivel televisivo. En una nota jugosa, Gabriela Toscano no deja tema sin abordar que va desde la tele, la popularidad, el teatro y el cine.
Fotos: Mariela D’Ottavio
-Gabriela, ¿cómo fue hacer “Hamlet” siendo mujer?
– Con un director como Carlos Rivas, no fue tan difícil. Fue un proceso extenso. Llevó un año de ensayo y era el proyecto de toda su vida. Es más, me lo propuso en el 2000, 2001. Después, por otras cosas, no se pudo hacer. Finalmente, reunió un grupo de alumnos y actores con los que empezamos a ensayar un año. La propuesta era investigar como hacer Shakespeare y sacarle esa solemnidad que todo el mundo le da. Que resuenen en el oído de los espectadores sus palabras, que siguen siendo actuales. Es una muy buena traducción y adaptación de la obra. Como lo hace hablar a Hamlet y a sus personajes, hablando a través del tiempo. Lo interesante es que es un grupo de actores itinerantes -como podría ser cualquiera de nosotros con gira afuera-, que llevan la obra donde necesita ser contada y como que llegan a este país.
– ¿Te costó meterte en la piel de Hamlet?
– Es un gran personaje y es muy difícil decir “como hago esto” y lo otro. Empieza de una manera femenina, transformándose en un guerrero para cumplir el mandato del padre, de vengarlo matando al tío. Para eso, debe dejar de tener su cuota femenina. Él es un príncipe que estudia Literatura en Vittenberg, que no tiene la más remota idea de ir a la guerra ni de nada. Es como un príncipe nuevo, en cierto aspecto. El que viene a poner un poco el nombre a cada una de las cosas que pasan. Le dice una frase a Horacio que es “los que beben son bárbaros”. Odia esa cosa de beber y matar pero va sufriendo esa transformación.
– Esa transformación del personaje, ¿va de la mano de cierta masculinización?
– Un poco pero no hice un hombre sino que se va desarrollando mi parte masculina. Es muy interesante que el director me lleve por un camino en el cual, a los cinco minutos, te olvidas que soy hombre, mujer o lo que sea. Solamente existe «Hamlet». Eso es muy atractivo porque te despojás de todo. No me visto de hombre. Va apareciendo algo -como este ser-, que va contando esta historia. La obra es muy de nuestro tiempo, de la traición y la política, tal como usurparle el poder al otro y no dejar que el príncipe asuma el poder.
– Por lo general, todas las obras de Shakespeare, toman temas actuales y universales…
– ¡Era un adelantado! Habla de los mandatos de los padres para con los hijos como de la familia, tanto la de Hamlet como la de la reina, el tio, la de Polonio con Ofelia y Laertes. Es una familia rara. El mandato del padre hacia Ofelia es muy duro como mujer y también para con Laertes. Se cuenta todo eso. Hamlet habla del mundo, de la honestidad, de los valores, de la amistad. Digamos, es insoportable!!! (risas). Es el gran hablador de la historia del teatro.
– ¿Hay alguna otra obra de Shakespeare que te hubiese gustado hacer, que no hayas hecho?
– A ver…”Noche de Epifanía” por ejemplo, está muy linda. Shakespeare siempre tiene eso de cambiar los roles. Hay muchas que uno podría hacer.
– ¿Cómo fue trabajar con tu marido en la dirección, para este proyecto en particular?
– Ya habíamos hecho “La duda”, “La prueba”, “Como aprender a manejar” pero este fue el proyecto más difícil para los dos. Aquí no tuvimos un productor sino que todo se basó en armar el grupo. Fue ensayar, investigar y armar la cooperativa tanto como que pudiera sostenerse al teatro. Lo hacemos, más que nada, por amor al teatro. Todo lo que ganamos lo volvemos a invertir en comunicar el espectáculo sino no se hubiera bancado. El teatro independiente…hay mucho pero es muy difícil. Tampoco nos metimos en deudas. Fuimos transitando este camino, que teníamos muy claro. Mucha gente se mete en cooperativa y compra cosas pero nunca termina de cerrar nada, de ser sustentable.
En la pantalla chica
– Si te pregunto por “El Puntero”…
– Mirá, allí hubo un equipo, que es el mismo de “Para vestir santos”. Las temáticas eran distintas por lo que el tono fue diferente. Apuntaba a ser realista. Por supuesto que hay un director como Barone con todo su equipo y actores como Julio (Chavez), Rodrigo (De la Serna), que tienen que ver con el código que tuvo. Ser lo más verdadero posible pero sin ser naturalista porque, de esa manera, no cuenta nada. La gran pegada del programa, más allá del libro y el elenco, es que se haya decidido hacer esto en escenarios naturales, con gente del mismo lugar. Hubo gente contratada de la villa que trabajó como extra, y eso nos puso en un lugar de “la actuación tiene que ser tan creible como la persona que tengo al lado”.
-¡Mirá que bueno..!
-Si, si. Eso nos ayudó mucho y, por supuesto, todos tenemos un criterio muy parecido. Después si me preguntás si me basé en alguien, te digo que no. Yo me dejo llevar por la acción del personaje. Por supuesto que uno tiene gente alrededor que ayuda, como los asesores de vestuario que colaboran a armar el personaje de determinada manera. El productor ejecutivo me preguntó si me animaba a hacer una mujer normal en el sentido de despojarme de todo. Estaba maquillada y con esos pelos locos, digamos que era lindo…pero tiene que ver también como uno mira la vida y el juntarse con otras personas que quieran contar la misma historia.
– ¿Cómo manejas el salir de un personaje tan realista, como el “El Puntero”, para después internarte en otros? No digo que no sean realistas pero tienen otro registro…
– Como en “Para vestir santos”, ¿no? Era realista pero tenía otro tono ya que era una comedia más negra. Mi naturaleza tiende a esto de “El Puntero”. Hice programas como “Compromiso”, “Situación límite”. Ese tipo de actuación. Además recuerdo que veníamos de la Dictadura y pasamos a la democracia por lo que había muchas cosas del país y de la política para contar. Eran programas pesados, con una carga de sentido muy fuerte. “Atreverse”, de Doria, también lo fue aunque no tanto referido a lo político sino a las relaciones personales. El atreverse de lo que no nos atrevíamos.
– ¿Y el canto? Estuviste cantando en “Para vestir santos”…
– Ah…pero eso fue…No es lo mio y encima me hicieron cantar…
– ¿Cómo te sentiste cantando…?
– Bien porque teníamos gente que nos ayudaba. Además tanto Griselda como Celeste sabían cantar. Fue muy divertido….hasta Fernán Mirás cantó. Estuvo muy bueno hacer ese programa. Fue muy amoroso y creativo. Todo el mundo estaba de buen humor y eso que de una semana para la otra había que preparar un musical…Era muy emocionante y creativo. Hacíamos de todo y trabajábamos mucho.
– ¿Qué sentís vos cuando te ves en el Canal Volver en “Los Machos” o “Media Falta”?
– Qué horror! Veo que hay una mejora importante en el sentido de la actuación. No me molesta verme…que se yo…es parte de esto. Te muestran cuando tenés seis años y decís “uh, todo lo que pasó”. Después descubrís algo más cercano a tu naturaleza, de cuando naciste. “Uh, esa soy yo”.
Intermedio: Un tranquilo bar de Belgrano es el lugar elegido para la nota. Llega Gabriela con lentes oscuros, en un día bastante húmedo. Se pide una lágrima y empezamos una charla amena y distendida con una de las mejores actrices argentinas. Gabriela tiene ese tono de voz tan característico de haberla escuchado infinidad de veces en una tira o en una película. Habla y gesticula de acuerdo a las preguntas. Es pasional con sus respuestas.
Luz, cámara, acción
– ¿Cómo recordás la experiencia de haber trabajado con Pino Solanas? Hiciste “El exilio de Gardel” y “Sur”
– Era muy chica. Creo que me había visto en, no me acuerdo si era “Nosotros y los miedos”, en el que hacía de la hija de Ana María Picchio. También estaban Darín y Miguel Angel Solá. O algún “Compromiso”. Me llamó, me tomó una prueba y me dio el libro. Después la película se retrasó un año….Un personaje, Pino.
– Fue un hito “El exilio de Gardel”…
– Si. Además una película muy jugada. Fue muy fuerte para mi. Tenía dieciocho años y viajé a Europa donde conocí a muchos exiliados, amigos de Pino. Sus hijos, los amigos de sus hijos. Gaspar Noé es casi francés. Era ver como eran “los que se fueron”. Un baldazo de agua fría. Uno sabía las cosas que pasaban acá. Además, no conocía mucho por la edad. Lo más cercano que vi fue lo de una compañera amiga que tenía al padre desaparecido pero eso me enteré después. No se decía. Con la película de Pino, uno empieza a enterarse de cosas. Mis padres trabajaban y no estaban tan al tanto de todo. Somos de Uruguay pero me acuerdo que papá tenía un tema cuando salía a la calle. La gente escuchaba pero no se sabía bien lo que pasaba.
-Siendo vos muy chica, ¿te dejó alguna “marca” a nivel artístico?
– Si, para mi fue un “antes” y un “después”. El viajar y filmar en otro lado… La verdad es que no sabíamos que iba a ser la película. Había leído el libro y me encantó pero después con los actores, nos preguntábamos “¿qué estamos haciendo acá con Pino Solanas…?”. Pero cuando vimos el material, nos dimos cuenta que era muy interesante. Después vino “Sur”, la otra parte, en la que él vuelve. Por supuesto que “El exilio..” fue mucho más fuerte. La pasé bárbaro, además con Anita Picchio y Miguel Ángel Solá, que los adoro…Estaba muy unida a Ana. Era mi adolescencia y fue muy importante para mi, junto con Miguel y con muchos actores. Me abrió bastante la cabeza.
Escenario político
– ¿Cómo ves el tema de la crítica que se le realiza a los actores por su militancia política?
– Cada uno puede hacer lo que quiere. Si uno quiere hacer militancia política, que la haga. Es una decisión personal. Igual, es un tema complicado. Si decís una cosa, te ponen en un lugar y si decís otra, te ponen en otro. Por ejemplo, a mi me han llamado para opinar de política y no opino porque nunca lo hice. No se porque habría de hacerlo ahora. Creo que la gente que opina de política es porque están involucrados y saben de lo que habla. Entonces no puedo mandar cualquier sandez con una opinión porque tenés que estar involucrado asi como saber del tema y gustarte.
-Eso es cierto…
– La mayoría de la gente que vive en un país, no está empapada de tooodo lo que pasa en el país. Tenés que empezar a leer y saber de donde viene tal o cual cosa. Hay mucha gente que habla porque escucha cosas pero si uno lo quiere hacer seriamente, debe tener información. Lo que si me parece mal es que nos dividan. Jamás hemos sido divididos los actores salvo en la Dictadura cuando se sabía que había algunos que “buchoneaban” a otros. Después, me enteré que había actores que hacían listas “negras” sobre colegas. Podíamos tener diferentes ideas pero en la actuación estábamos todos unidos. Hay algo como que está queriendo desunirnos….
– Y ese algo, ¿de donde viene?
– Cuando te empezas a poner una bandera, de un lado y lo defendes a muerte. Es complicado. Una cosa es si pudiéramos separar…En la época de los militares, los que trabajaban en el San Martín, no eran unos “traidores”. La gente que se quedó y trabajó en el país, tampoco. No entiendo porque ahora pasan cosas así. No puede ser que te llamen de un programa de televisión para opinar de política y bla bla blá.
-Una cosa es que de política como ciudadano independientemente que sea actor; pero no que te llamen para preguntarte sobre política porque sos actriz.
– Exacto. Es como si te hacen una nota en Clarin o Tiempo Argentino. Yo les doy el mismo valor al periodista que se siente delante mio. Lo otro es un problema que a mi no me corresponde. Voy a dar lo mejor de mi para la nota y no estoy ni de un lado ni del otro. Por supuesto que hay cosas de un lado y también del otro pero no…Uno también es una cara que también influye. Creo que la mejor influencia que tengo en esto es la forma en que desarrollo mi carrera, comprometiéndome con mi trabajo, ya sea una comedia, un drama, un programa de televisión.
– En una nota que le hicimos a Pepe Soriano, decía “como no vamos a hablar de política si también somos ciudadanos. Tenemos tanto derecho a opinar como cualquiera”.
– Pero si no te obligan. Ahí está la diferencia. Uno puede opinar si tiene ganas pero no si te obligan. “Vos tenés que opinar porque el otro opinó”. Pero no quiero opinar. Si a mi me cierra, todo bien. Hay notas que me dicen que son para hablar del país y yo digo que no. No estoy capacitada. “No me hagas hablar de algo que no estoy capacitada”. Soy sincera! Jajaja! He conocido compañeros que saben mucho del tema y están comprometidos pero les sale. Lo que no me banco es el “no se nada pero hablo igual”.
Historias de ficción y no tanto…
– ¿Hubo algún personaje que te ayudó a cambiar?
– Todos porque siempre tenés que estar dispuesta a hablar de diversos temas. La ficción es como el extracto de la vida. Si la traspasamos tal cual, sería un embole. Entonces uno aprende del extracto y cuenta historias de personajes que escribió un tipo en su mente pero que la vivió o la vio en algún lado. Son temas que aparecen y son reflexivos. A partir de ahí, te repreguntas ciertas cosas…hasta que después vas y lees en una revista cualquier otra cosa diferente a la que uno dijo.
-Esa misma evolución se ve en el transcurso del 2001 cuando ganaste por “Culpables” al 2011, con “Para vestir santos”.
– La evolución fue muy importante. En el 2004, estrené “La prueba” que me hizo crecer mucho como actriz. Fue un gran cambio para mi hacerla. Ahí empieza un nuevo momento. Hay algo que me propuse hace un tiempo, antes de que naciera mi hijo, que era crecer. Como que voy hacia eso. No es fácil. Primero porque es difícil crecer y profesionalmente, uno va buscando que hacer. No es que uno crece y después ya tiene ese lugar para hacer todo. Se va dando todo simultáneamente.
– Hablas de crecimiento y del nacimiento de tu hijo. ¿La maternidad te cambió la forma de encarar tu profesión?
– La maternidad no te deja olvidar del hijo que nació. Estás pendiente todo el tiempo de él. Por supuesto que el tema de los hijos te tocan de otro lado. Uno, apenas lo imagina, se pone diferente.
– Si tuvieras que elegir algunos trabajos que retraten tu carrera, ¿cual elegirías?
– Por “La Mary”, me van a recordar siempre. “Rosa de Lejos”, que lo hice cuando tenía catorce años. “El exilio….”, “Los machos”, “Culpables”, “Para vestir santos” y “El puntero” pero, por lo que más me gusta que me recuerden, es por el teatro. Me encanta. Es una experiencia con los espectadores y de ellos, conmigo. Hay algo que se respira. Es ese momento en la vida que nunca va a ser igual. Vendrán otros, será otra circunstancia y la energía también.
-Gabriela, puertas adentro….y afuera.
– ¿Cómo te llevás con la popularidad?
– Bien, pero no se si soy popular sino que soy conocida. Soy popular pero también es acorde a mi carrera. Salgo a la calle y alguien mira, parece que me reconoce y se queda con la duda. Igual le gente me para en la calle. Me gusta que me digan algo lindo pero no tanto como la foto. Que te la pida a la salida del teatro, todo bien, está muy bueno. Tengo un tipo de público determinado. Se acerca, me dice algo lindo y se va. Me gusta que sea de esa manera. Voy al supermercado y no tengo problemas. Esto también me permite estar en contacto con la gente.
– ¿El ego?
– Tengo un ego enorme…(risas). Lo tengo a pesar de que la gente piense que soy humilde y eso. Sino no se puede actuar. Para algunas cosas lo necesitás. Además, es una característica mía que me relajo y me pongo a la altura de quien se acerca para poder relacionarme. Lo necesito además para salir al escenario y ponerme al frente de una obra.
– Si no eras actriz, ¿que hubieses sido de tu vida?
– Ni idea. No opino. (risas). En un momento quise ser maestra jardinera. Al terminar el primario, que iba a un colegio religioso, quería ser monja. Esas cosas que le agarran a una de chica.
– ¿Cómo son los cinco minutos después de bajar de escena?
– ¡Terribles! Agotadores. Más con esta obra que dura dos horas y cuarenta y cinco minutos. Me quedo como en blanco. Lo único que quiero es que no me hablen, pero también con un dejo de plenitud…En los cinco minutos previos, me pregunto “¿para qué me metí en este lio?”, “¿Para que estoy acá?”, (risas).
-Si por la puerta de este barcito entrase la Gabriela Toscano que estaba a punto de filmar “El exilio de Gardel”, ¿qué le dirías?
– Uhhhhhhhhhhhh, no se….porque se convirtió en la que soy. Era una persona bastante tímida, no como soy ahora. Muy para adentro. En eso, estoy contenta porque puedo venir y charlar con ustedes tranquilamente. Hace doce años me hubiese sido muy difícil hasta que aprendí que uno tiene que hablar lo que quiere hablar. Ver como se da la charla.
– ¿Cómo hiciste ese cambio? Terapia o el paso de los años…
– Es ver esto. Voy a hacer una nota, me preguntan algo y que quizás no quiera contestarlo. O termino contestando otra cosa. Como hacer para decir lo que uno quiere decir, aflojándose un poco. Una va creciendo y adquiere mayor seguridad. La actuación ayuda mucho a través de los mecanismos que uno tiene para actuar y para la vida misma.