Libro: “Culturas juveniles” de Rossana Reguillo


La utilización simbólica del término “joven” es utilizable tanto para menospreciar opiniones, justificar conductas e incluso, estigmatizar ideas imposible de comprobar. Hoy en día, en términos de comunicación y participación política en la cual –en el caso argentino- intentan insertarse, a pesar de los ojos desconfiados de los “adultos bienpensantes”, es necesario un replanteo respecto de lo que implica ser joven en la segunda década del siglo XXI.
Rossana Reguillo es doctora en Ciencias Sociales y cuenta con una vasta experiencia en investigaciones de este tipo, referida las cuestiones identitarias de una edad que se ha extendido a través del tiempo. En “Culturas juveniles” (Siglo XXI Editores), Reguillo plantea que es necesario ir más allá de los parámetros biológicos para que la categoría “joven” sea comprendida. Esta también requiere de un análisis exhaustivo de una serie de condiciones que han ido cambiado año tras año, década tras década. De la explosión libertaria y contestataria de los sesenta se pasa al descreimiento completo de los 90, en los cuales ser joven es una etapa en la que, pareciera, habría que pasar lo más rápido posible para lograr la adultez tan mentada. Al respecto, la tapa ya es toda una declaración de principios con el aerosol en la mano, que es un puño cerrado. Un “aquí estamos” y “queremos expresarnos” que es una voz necesaria para tener en cuenta y prestarle mucha atención.
En uno de los tantos aciertos del libro, Reguillo plantea la configuración del sujeto juvenil en tres aspectos: los dispositivos de socialización-capacitación de la fuerza de trabajo, el discurso jurídico y la llamada “industria cultural”. Con lo cual, los jóvenes han adquirido visibilidad social por su paso a través de entidades de sociabilización (ya sea por negación o afirmación), por las normas jurídico-políticas que los definen como ciudadanos para castigarlos y protegerlos y por el consumo y acceso de bienes simbólicos y productos específicos.
Desde ya, con este marco planteado, el libro planteará situaciones que se encuentran reflejadas en un trabajo de campo en el que se tomarán distintas “tribus urbanas” en las cuales se estudia y se busca la comprensión y el motivo de los diversos comportamientos allí realizados. De esta manera, otro de los conceptos que vertirá Reguillo será el de “sociestética”, referido a la relación entre los componentes estéticos y su proceso de simbolización a partir de la pertenencia de los jóvenes a tal o cual grupo identitario.
“Culturas juveniles” realiza un estudio serio que va mucho más allá de quedarse con frases hechas como “los jóvenes viven en Facebook”, “son rebeldes sin causa” y bobadas varias, dignas de Doña Rosa.  Al día de hoy, los jóvenes se encuentran, en gran cantidad de casos, bajo una precarización estructural (exclusión, pobreza, bioinseguridad) y subjetiva (dificultad para construir su propia identidad). A esto hay que sumarle que los aparatos ideológicos del Estado –como diría Althusser- tampoco ayudan mucho.
Reguillo plantea la necesidad de considerar a los jóvenes como el presente y no como un futuro eterno y siempre a punto de llegar, tirando la pelota hacia adelante, logrando que nadie se haga cargo de ellos. Justamente, las nuevas culturas juveniles de los últimos años, ponen en duda a la retorica oficial que no hace nada por ellos.


“Culturas juveniles” es un libro de lectura necesaria e indispensable para saber donde está la sociedad ubicada respecto a los jóvenes, porque el futuro llegó, hace rato, por más que muchos adultos no se enteren que ese mundo tan mentado por ellos, sigue dando vueltas y no siempre…como a ellos les gustaría (y agradezco que sea de esa manera).

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