Siempre es revelador tener la chance de dialogar con un director. Más aún cuando es quien se encontraba detrás de las cámaras de una película que es elogiada y cuenta con el favor del público. Tal es el caso del chileno Bernardo Quesney, responsable de la película “Historia & Geografía”.
Bernardo Quesney: Un creador que tiene mucho por decir y… filmar.
Mañana soleada en Buenos Aires. El Hotel Savoy, inmortalizado por la legendaria voz de Federico Moura, alberga al elenco de “Historia & Geografía”. Es el punto de encuentro para tener un rato con Bernardo Quesney, director de la elogiada película que combina humor e ironía que pone el dedo en la llaga en lo que sería la conformación de la identidad chilena. Quesney desmenuza no solo su película sino que también se hace un tiempo para analizar el contexto social de Chile y recordar sus comienzos en el séptimo arte.
Fotos: Cecilia Inés Villarreal
-Bernardo, primera y obvia pregunta. ¿Cómo surge “Historia & Geografía”
– Surge de un taller de teatro que realicé y tenía varias cosas interesantes. Primero, el universo que se da, los ejercicios. Sentía que uno podía conocer muy bien a una persona a través de los ejercicios. Todo esto, visto desde lejos, era cómico. Cuando uno está ahí adentro no lo ve de esa manera pero si tú lo miras, las miradas, la respiración, el Zip Zap, todo eso me daba risa. Con el estallido social en Chile, hubo como una cancelación, una destrucción masiva de muchos rostros televisivos y un cuestionamiento de la televisión. Es más, se cuestiona todo. Pensamos con el guionista qué pasaría si el ancla es una persona desadaptada a los tiempos, que no está viviendo esta efervescencia, este nuevo Chile sino que se está quedando en su modo, que era una burla. Crecí con un humor homofóbico, machista y misógino que se extiende en toda Latinoamérica no solamente en Chile. Acá la idea era si a este personaje, en vez de hacerse cargo y juzgarlo, sentirlo y entenderlo que fuimos todos también. Hasta hace 10 años, se aplaudía y se le daba un premio a ese humor en el Festival de Viña. Se llevaban su Gaviota; ahora uno lo mira y dice ¿cómo existió ese humor? Igualmente creo que hay que aceptarlo más que destruirlo y no olvidar que existió. No borrarlo, como no borrar la dictadura porque todo tiene que ver un poco.
– Eso es también una cuestión que la película la muestra. ¿Qué hacemos? ¿Lo borramos o lo resignificamos? También está la banalidad a la vuelta de la esquina, no?
– Y si. Siempre está esta lucha. Queríamos mostrar la película como el choque de dos culturas. Dos visiones en los personajes, una tiene esta cosa más televisiva, publicitaria, rápida, de chiste fácil versus a una cultura regional que, más que una esté mejor que la otra, si tú pones a las dos y sobre todo como dos hermanas, juntas son dinamita
– Serían como las dos caras del teatro…
– Sí, me di cuenta que aquí también están esas dos caras pero creo que acá (por Argentina) hay más respeto por el teatro. En Chile para quién quiera hacer teatro, todavía no es una profesión. Es tan chico el medio que hay que hacer televisión y series porque no se puede vivir de teatro
– ¿Cómo las contactaste a Amparo Noguera y Catalina Saavedra, las actrices?
– Había trabajado en un anterior película con ellas, pero en roles muy chiquitos. Quedé enamorado. Son grandes actrices y en un momento no pensaba en ponerlas de hermanas porque sentí que no se parecían, pero un colega me dijo “Da lo mismo. Son excelentes actrices”. O sea, ¿quién necesita que se parezcan? Fue increíble porque hicimos casting con ellas, pero no casting real porque sabía que las queríamos pero no sabía quién iba a ser qué hermana. Después de varias lecturas, llegamos a la conclusión de que Amparo sería Gioconda. Ellas tienen una química muy buena. Incluso cuando cortábamos, se reían y se molestaban. La pasamos muy bien. No fue un rodaje tenso. Las tensiones eran más, porque filmamos en pandemia. A nivel de rodaje fue increíble. Había como una cosa muy chistosa. Ahora que estamos viajando juntos, nos reímos mucho con ellas.
– La película tiene mucho humor e ironía pero ¿cómo fue su tratamiento? Te pregunto porque, en ocasiones, provoca cierto rechazo al espectador cuando lo pinchas demasiado,
– Sentíamos que la película tenía un humor que era un poco incómodo. No era “gracioso”. A través de los encuadres quisimos estar un poquito descompensados. Bueno, la filmamos en 4.3. Lo que más buscamos con Amparo y con Catalina era que las situaciones fueran reales y que Gioconda no fuera rápida de contestar, como esperando el chiste. Le quitamos todo lo gracioso. No queríamos que nadie piense que era una comedia.
– Me imagino que, para los críticos, los periodistas, meterle un rótulo es complicado. Por ejemplo, nosotros le pusimos “comedia ácida”. Creo que va por ahí.
– Sí, pero digo como actuando, como que no que llegará a ser esa comedia muy consciente, de llevar personajes simpáticos, con un chiste. Nosotros queríamos que fuera un poquito, como cuando alguien la vea, no sepa si reírse o no. Está como en este borde.
– ¿Se está riendo conmigo o de mí?
– Si, por ahí va. Además, el personaje principal es super incómodo porque nunca está tanto en la escena. Fue algo que pensamos. Esto en el sentido en que están pasando las cosas y ella está en el taller, anhelando otra, como si estuviese en su mundo paralelo.
– ¿Cuánto duró la filmación en sí?
– Poco. Fueron 20 días.
– ¿El montaje?
– Eso si, fue largo. Un año. Nosotros grabamos mucho en improvisación para tener esta escena y este humor. Entonces lo difícil fue repasar escenas larguísimas de 7 minutos, 8 minutos. Era repasar los mejores momentos de Amparo, de los personajes secundarios. Eso fue lo difícil.
-¿Cómo sigue la peli después del BAFICI?
– Estamos viendo. En festivales, no y no sabemos si se va a estrenar en Argentina. En Chile se estrenó la semana pasada. Lo bueno es que nos fue muy bien en el cine por lo que vamos a seguir varias semanas más. Tenemos ahora como una gira regional por varios países.
Aquí, Chile
-En la película hay un replanteo respecto a la historia de Chile. ¿Esto se da en la vida real?
– Si, hay un replanteo aunque todavía no del 100% como quisiéramos. Un momento muy controversial fue cuando se quiso armar la nueva Constitución. Se quería entender a Chile con un Estado Plurinacional. No se logró y lo que más sacó chispas era el tema de los mapuches, si es un pueblo de Chile o no. Fue muy polémico. Entonces ahí uno se imagina que hay mucha gente que quiere la historia antigua o “quiere-creer-algo”. Algo que ocurrió en el período del estallido social -que fue muy violento-, se empezó a decapitar las estatuas de los conquistadores españoles. En todas las ciudades estaba el conquistador español sin cabeza.
– ¡Mirá vos! Simbólicamente es una imagen muy fuerte….
– Si, si. Si bien falta mucho, hubo un replanteamiento. Paremos de idolatrar y de pensar que ellos vinieron a salvarnos. Veamos quienes estaban aquí primero, cuáles eran las tradiciones. Nuestra identidad siempre ha sido bien extraña. O sea, como que el chileno nunca es chileno. Siempre es español o tiene una pata en Europa. Ustedes tienen más herencia que nosotros. Pareciera que el chileno nunca quiere ser “de acá”, que es su lugar. Nos pasa mucho, sobre todo con la invasión gringa que tuvimos en la dictadura. La cantidad de lugares que tenemos como “Donkin Donuts”, o carteles publicitarios en inglés…Por toda esta historia que hemos tenido somos tan malos para la cultura local. El cine chileno no se ve mucho, el teatro chileno no tiene una gran acogida. Chile no tiene una memoria tan elaborada de cine, de libro y literatura, sino como una memoria televisiva.
– ¿Televisiva?!
– Es terrible, pero es real. Quizás ahora la tele ya no es tan importante, pero la gente, lo que más vio y más recuerda son personajes televisivos. “Sábado gigante” y sobre todo una tele dominada por los militares. El nivel de discurso que llegaba, no era muy alto ni muy simpático que digamos.
– Al respecto de lo que estás diciendo y con la recepción de la peli, ¿a qué generación está tocando más?
– Es raro ya que nunca la pienso como generacional. O sea, si bien, tengo estas actrices que son otra generación -que no es la mía- la película ha conectado muy bien con jóvenes por el humor. También hemos tenido un público muy variado. Quizás, el público más difícil sea el de la generación que está después de Amparo. No se conecta.
– “¿Qué es esto? Qué es esto?”
– Si. “Esto es muy duro”, “es una comedia medio extraña”. La película se estrenó la semana pasada en Chile. Habíamos tenido varias funciones antes como preestreno. La película funcionaba super bien. Bueno, ahora está en salas y ha tenido, además de buenos comentarios, una buena acogida en sala. Estamos super contentos porque, dentro de todo, es una película independiente. El presupuesto fue mínimo y tuvimos la suerte de que estas actrices creyeran en nosotros. Más que una cosa de creer por trabajo, sino que leyeron el guión y dijeron se lanzaron a un rodaje en pandemia en San Felipe.
Pasado, presente y futuro
-¿Vas a hacer teatro? Te pregunto por lo que habías dicho al principio de la charla…
– No, no. Nunca hice teatro. Empecé como actor independiente pero amateur. Lo que a mi me interesaba era ese mundo que está atrás, tan bonito, tan forzado pero también vanidoso y egocéntrico. Lo tiene todo, pero cuando uno se mete a cualquier mundo también. Si hiciésemos una película del periodismo, también hay mundos.
– Es cierto.
– También pasa algo entretenido en Chile, que me cuentan estas actrices. Es chistoso querer ser una estrella en Chile o algo así porque la cultura en Chile es paupérrima. Entonces, nadie tiene “categoría de”. Incluso conozco la actriz que se ganó el Oso de Oro en Berlín. Me la encuentro y me dice “Nadie me ha llamado. Ahora no tengo trabajo”. Da clases en universidades y está bien, pero no es «una estrella». Tiene que trabajar en diferentes cosas porque el mercado es muy pequeño y es muy talentosa. Ahora le salió una serie para Amazon pero no es que le llueven ofertas. Son actrices que están muy bien posicionadas. A Amparo la han visto casi desde los 22 años en la televisión. Imagínate que casi 30 años en tele haciendo diferentes papeles.
– ¿Puede el público condicionar el crecimiento de un artista?
– Depende del control que uno quiera. Igual, a veces creo que hay éxito y cosas que te condicionan. Por ejemplo, actores que tienen un personaje que se los come. Si bien lo más difícil es poder tener un poquito de control de tu carrera, se logra. Yo hago mucho videoclip y lo entiendo. El cine tiene otros códigos, otras referencias, otro ritmo. Sé que me demoré en hacer otra película. En el medio me ofrecieron algunas cosas. Como había dirigido comedia, me preguntaba si quería dirigir algo, pero leí lo escrito y era horrenda. Prefiero demorarme más que querer hacer siete películas malas. Es mi postura sobre todo, porque todavía puedo trabajar en otras cosas dentro del ambiente audiovisual y de publicidad. La película debe ser algo bien tuyo, controlarlo y manejarlo.
-Si por la entrada de este “Hotel Savoy”…
– ¡Gran canción…!.
-¿Te gusta Virus?
– Sí, mucho. Cuando veníamos para aquí, pregunté donde nos íbamos a quedar y me respondieron “en el Hotel Savoy”. ¿¿¿Qué??? No podía creerlo. Casi que pensaba que no existía que era como un hotel ficticio de la canción ya que hay canciones que a veces inventan lugares. Se ve que es un hotel antiguo, que tiene mucha historia. Y ahora, lo estamos transitando.
-Si te dan un formulario y te preguntan “profesión”, ¿qué pones?
– Pongo “comunicador audiovisual”. Me da vergüenza poner algo más como “director”. A veces lo he dicho y me preguntaron de qué escuela. y “cineasta” es muy grande.
– Si no eras comunicador audiovisual, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– Soy muy bueno para leer. Aparte, algo que yo hago más que filmar es ver películas. Quizás, hubiera terminado siendo un periodista escribiendo de cine. Empecé así, viendo demasiadas películas. Incluso teniendo mi propio blog que después borré.
– ¿Si? ¿Por qué?
– Cuando uno se lee en sus 16 años cuando tiene 30….No lo borré, pero lo dejé oculto. Para mí fue muy importante, cuando recién estaba entrando a estudiar cine, ver el cine de Martín Rejtman. Venía viendo cine gringo o europeo, con esa cosa más grande y ambiciosa, medio Kubrick. El cine de Martín Rejtman y películas como “25 watts” y “Whisky” fueron películas de las que dije “aquí hay algo latino muy cercano”. Había un humor que me atraía. Esos personajes, los actores no actores, cosas nuevas como el tiempo. Dije “aquí es donde me encantaría desarrollarme”. En mi ciudad, hay un fans club de “Whisky” y en Santiago, hay otro pero de “Silvia Prieto”, con poleras y todo.
-Ahora si, la última. Si por el lobby del Hotel Savoy, entrase el pequeño Bernardo que estaba haciendo el blog, ¿qué le dirías hoy?
– No sé, es difícil, pero hay que seguir. Mirá, esta película casi que me costó 10 años. No completos, pero entre que uno empieza a escribir, como lo voy a hacer, postular a los fondos y perderlo, postular- perder y luego, cuando vamos a filmar, pandemia. Entonces fue difícil, pero no sé. Creemos que dentro del bajo presupuesto y todo logramos hacer una comedia que igual conectara con el público, algo que es muy difícil, sobre todo en Chile que hay poca comedia. Chile no es un país de mucha comedia, como a veces pasa que hay directores que se ponen de moda como el estilo Pablo Larrain. O copiamos ciertas películas porque “quedó en Berlín” y tiene “este estilo” y nosotros acá estábamos pensando un poco diferente como hagamos la comedia que queramos hacer. Que tenga crítica y no por ser comedia tenga que ser algo burdo y banal.
Jueves 25 de abril. Cacodelphia 2. Av Roque Saenz Peña 1150. A las 13.20 h