El humo blanco de la conciencia
El film abre con imágenes de archivo en donde se observa el funeral del último Papa fallecido, para introducirnos rápidamente en el conclave de cardenales y los rituales del Vaticano. En pocos minutos y con muy buen poder de síntesis cinematográfica, se muestra la elección papal y los murmullos internos de cada uno de los posibles aspirantes que revelan los temores e incertidumbres de quedar atado a las rigurosas y aprisionadas leyes de la solemnidad católica
Cuando el cardenal Melville (un excepcional Michel Piccoli) es electo nuevo Papa, comienza con vacilaciones ante semejante responsabilidad, las cuales lo llevan a un irrefrenable y angustioso ataque de pánico escénico antes de salir al balcón y mostrarse frente a una multitud que lo esperan en la plaza de San Pedro
Es ahí que el asesor de prensa del Vaticano (Jerzy Stuhr) decide convocar a un psicoanalista (interpretado por el director del film Nanni Moretti) para que ayude al Sumo Pontífice a superar los miedos que debe asumir ante tamaña responsabilidad
Es aquí donde la película toma el tono de comedia ácida para un drama de trasfondo con escenas desopilantes e inteligentemente resueltas. La entrevista que tiene el psicoanalista ateo con su paciente rodeado por todos los participantes del conclave y en la que no puede preguntar sobre traumas de la infancia, de la madre, ni sobre el sexo es un ejemplo de lo dicho. O cuando el analista es recluido forzosamente en el Vaticano
(ya que el mundo exterior no debe saber lo que sucede en el interior del conclave) y su único libro de lectura es la Biblia encontrando allí, a su criterio, la descripción de la depresión.
A su vez el Papa electo logra fugarse del conclave (haciendo reminiscencia a “Las Sandalias del Pescador” con Anthony Quinn) mostrando así la humanidad del hombre detrás de la envestidura, y obligando al asesor de prensa a implementar un plan de distracción
A partir de ese hecho la propuesta se divide en dos partes que se desarrollan y profundizan en paralelo, dando lugar a cierta irregularidad en el relato donde escenas resueltas con una sutil agudeza e ingenio se complementan con otras un tanto forzadas y que, gracias a la pericia del director, logra que el relato no decaiga para llegar a un desenlace sorpresivo y abrupto.
Con esa resolución se entiende que el director, siempre correcto y respetuoso de la Iglesia Católica no quiso polemizar ni generar un ataque sobre ella, sino mostrar las debilidades del hombre que es encadenado a la soledad del más alto poder (Papa, Rey, Presidente, etc.), por más pluralista que sea éste.
Un film muy recomendable que descansa en:
– La muy buena dirección de actores a cargo de Nanni Moretti (el mismo de la atractiva “La habitación del niño”) con una actuación sublime de Michel Piccoli,
– Las actuaciones, a cargo de un simpático y angustioso Jerzy Stuhr, y el propio Moretti componiendo a un entrañable analista,
– El excelente guión (Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Federica Pontremoli) que desarrolla, con humor, las diversas inquietudes de los personajes involucrados,
– Un vestuario impecable,
– Una extraordinaria fotografía de interiores con encuadres simétricos en su composición interna de lugar y un excelente manejo de la iluminación difusa que permite rostros nítidos y suavizados para echar un manto de luz entre tanto encierro.
FG Mariano
Ficha técnica
Título original: Habemus Papam. Con Michel Piccoli, Nanni Moretti, Jerzy Stuhr, Renato Scarpa y Margherita Bu. Origen: Italia-Francia. Año: 2010. Dirección: Nanni Moretti. Guión: Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Federica Pontremoli. Fotografía: Alessandro Pecci. Edición: Esmeralda Calabria. Música: Franco Piersanti. Duración: 104 minutos.
Cines Patio Bullrich, Village Recoleta, Arteplex Belgrano, Arteplex Centro, C. Paradiso La Plata, Showcase Cinemas Córdoba y Cines Paseo Mar Plata