Cuando artistas como Fernando Samalea editan un disco, es casi obligatorio hacerse del mismo. El deseo del baterista y bandoneonista por curiosear y experimentar con los diversos sonidos y géneros parece no tener fin. Samalea acaba de sacar “A todas partes”, un disco de ocho canciones en las que se mezclan distintos estilos pero con marcado interés en obtener un sonido limpio. No obstante, se aprecia la presencia del bandoneón en todos los temas. O sea, sería un disco de bandoneón sin serlo ya que, como es bien sabido, Samalea es ese tipo de músico que se destaca no por poner su instrumento en primerísimo primer plano sino a través de sutiles intervenciones, pero siempre, dando cuenta de la presencia del mismo.
El disco comienza de a poco, como quien se sienta a dejarse atrapar las melodías y arreglos, sabiendo que hay una garantía al respecto. Abre con “Ad Honorem” que tiene una atmósfera cinematográfica que atrapa al tiempo que “Semibacán” tiene un clima de tranquilidad urbana, que se inicia con la batería de Samalea y los instrumentos de vientos entremezclándose para conformar una melodía subyugante. Un piano de fondo, con el bandoneón y un sutil coro de aceitadas voces forman parte de “Serenata A.M”. Con influencias del jazz y elaborados arreglos, el disco mira hacia géneros clásicos pero con frescura y la personalísima visión de Samalea, plasmada en una partitura musical, magistralmente interpretada. Al respecto, se aprecia que cada instrumento tiene su momento no para el lucimiento sino de contribución en pos de la canción. Por eso, el todo es más que la suma de las partes. El oboe se da la mano con el clarinete mientras que el contrabajo aporta su sonido característico para que construir una base sólida en la cual se puedan crear las diversas canciones.
En “Modus vivendi” se hace palpable esa atmósfera jazzera, con la trompeta, el contrabajo y la batería al frente en el comienzo, para luego darle paso al oboe, el clarinete y el bandoneón nuevamente juegan con las melodías. Al respecto, los arreglos juegan una parte fundamental en el disco.
La melancólica “Aficionado” –quizás, el mejor tema del disco- es de esas canciones que se escuchan y quedan repiqueteando en la cabeza de uno, como un disparador hacia emociones y sentimientos varios. De esas que trascienden la excelencia interpretativa de los instrumentos. “Frenesí polara” inicia su periplo con el bandoneón que se intercala con el vibráfono al tiempo que la trompeta antecede al ingreso de mayor instrumentación. En cambio, en “Extravagante”, vuelven las voces para sutiles intervenciones, luego de un comienzo a todo vapor, con la batería marcando el camino a seguir. Para finalizar, “Mis respetos” inicia con el vibráfono al tiempo que el piano y el bandoneón trazan melodías, para constituir ese sonido natural, que es la marca registrada de este disco. El tema termina con ese suspiro que, justamente, parece ser el puntapié inicial del CD y el inconsciente deseo de volver a escucharlo para poder viajar nuevamente a través de sus sonidos.
Participaron de la elaboración del disco, Matias Mango (piano), Alejandro Terán (clarinete y saxo tenor), Rosario Ortega (voces), Javier Malosetti (contrabajo), Herman Ringer (violín y dirección de cuerdas y maderas), Iride Mockert (oboe), Eduardo Rodriguez (fagot), Miguel Tallarita (trompeta y flugelhorn) y Angeles Eusebi (flauta traversa). La mezcla corrió a cargo de Nelson Pombal y el propio Samalea, que también se encargó del bandoneón, vibráfono, tabla de lavar y batería. Los arreglos correspondieron a Matias Mango, Alejandro Terán, Herman Ringer y Samalea.
Párrafo aparte para el arte y diseño de Jonatan Saiud que ha creado una presentación excelente, con fotos de soberbia calidad, que retratan a Alejandro Terán, Rosario Ortega, Lucia Borensztein (No lo Soporto) asi como al mismo Samalea.
“A todas partes” es un gran disco, de esos que uno escucha y certifica lo bello y placentero que es el escuchar música.