Disco: “Carne, tierras y sangre” de Pilsen


Dentro de lo que sería el punk, hubo pocas bandas que han salido del molde, en búsqueda de nuevos rumbos. De un enriquecimiento artístico no solo para ellos sino para sus seguidores.
Tal es el caso de Pilsen, banda liderada por Pil Chalar (de la que forman parte y grabaron el presente disco, Tucán Barauskas en guitarra, Tomas Loiseau en bajo y Tulio Pozzio en batería) , que edita “Carne, tierras y sangre” en este 2020 de coronavirus y pandemia, un disco sublime, rico en ritmos y letras acordes al contexto político y social que se vive.
Desde el comienzo mismo, con la «Intro del puñal», se aprecia un sonido diferente. Dicen por ahí que “el que pega primero, pega dos veces”, tal es el caso de la canción que da título al disco que condensa gran parte de lo que se va a escuchar en los próximos trece temas. La pluma de Pil se muestra filosa en relación con la coyuntura. Al respecto, se destaca el excelente video, pergeñado por Juan Riggirozzi y Tomás Loiseau, a quien se dedica el video y el disco entero. La utilización de imágenes de archivo muestra –en consonancia con la letra- a la oligarquía argentina como responsable de las crisis políticas, económicas y sociales del país junto a la dictadura militar, la Iglesia y políticos como Carlos Menem, Domingo Cavallo y Mauricio Macri. Pil pregunta con rabia “¿no lo sabían?/¿no lo sabías?” para después afirmar que “la historia se escribe con tierra/se escribe con carnes/ se escribe con sangre”. El video es elocuente. Los fusilados de José León Suarez, Rodolfo Walsh, Malvinas y los pueblos originarios masacrados se mezclan con la represión, los militares y políticos que han causado tanto daño al país. “Ahí están/la codicia y el poder/Ahí está/la derecha otra vez/Ahí está/palo al pueblo otra vez” para cerrar con el abucheo a Raúl Alfonsín por parte de la Sociedad Rural Argentina.
La camaradería hecha canción en el ritmo alegre -banjo de por medio- de “Una Pilsen más” que invita al baile mientras se escucha que “Al burócrata y al opresor/ a todos odiamos por igual”. El video es una animación que ubica la acción en un bar. Mucha cerveza, remeras de fútbol (se ven casacas como la del Celtic –la 7 con el nombre de Pil-, del Viktoria Plzen de Republica Checa, y de las selecciones de Argentina –la 10 de Maradona- y de Perú –donde reside Pil varios meses del año- así como banderines del Atlético Madrid, Yupanqui y el St Pauli)  y cuadros alusivos a Trump, la CCCP y Orwell.  La cereza de la canción es entonar bien fuerte “Al informante y al represor/a todos le damos lo peor/Nos preguntan ‘De qué lado están?’/De los que ganaron en Stalingrado!”.
El disco es un abanico de estilos cuyo tronco principal es el punk. De ahí, las diferentes vertientes y climas que dan cuenta de un trabajo intrigante que pone la pelota en el receptor. Este no podrá ser indiferente a lo que escucha. Si está dispuesto a abrir la cabeza a la expansión de las fronteras de lo esperado, el disco será considerado de excelencia pero si va a querer seguir dando vueltas sobre una “pureza” y una “autenticidad” museológica, que atrasa años, seguramente fruncirá el gesto.
Pero un artista que se precie de tal, hace camino al andar. No se queda quieto. Estira los límites. La reivindicación de los pueblos originarios tiene su momento con “Wakon y la Pachamama”, un tinku rockerizado. El tema cuenta con la participación de Micaela Chauque en siku y quena y Juan Cruz Torres (hijo del gran Jaime Torres) en ronroco y charango. Desempolvando el clásico de “El último hombre” de Pil y Los Violadores de la Ley, llamado “Nonsanto”, se opta por una versión acústica que tiene a León Gieco como voz principal. Otra forma de dar cuenta de un gran tema de extrema actualidad, tal como es la ecología y el cuidado del planeta.
La neurona atenta y el corazón caliente para aprehender letras que se instalan en este 2020 con una coyuntura virosica y virulenta. La derecha como “ese monstruo grande que pisa fuerte” que se mimetiza en distintos espacios y personajes, llamese Macri, Trump o el que sea.
Pero no piensen que se lleva la “exclusividad” en tanto dedicatorias. Se escucha un riff intrigante de las seis cuerdas del Tucan es la antesala de “Por las mil y una noche mas (Rojo y Negro Persa)”, inspirada en la huida de la modelo iraní Negzzia hacia Francia, tras haber posado desnuda, cuya condena es de 148 latigazos. La canción es poderosa, con un solo de guitarra acústica tan dulce como contundente al tiempo que describe la situación. “Amenazan latigar y su cuerpo fragelar/por condena del censor/ella irradia pura soledad y pesar”. Además, es una canción sobre la violencia contra la mujer, problemática que atraviesa hoy en día a la sociedad con un número escalofriante 70 mujeres muertas en lo que va del año.
Con “Una nueva religión”, se pone la lupa en la adicción a las redes sociales, el poder de los medios de comunicación y la anomia religiosa del consumismo. Desde “el sueño orwelliano se hizo realidad”, con la parte media de “Ultracomunicados/ultradesorientados/ ultraconfusión”, abre una fuerte crítica hecha canción en poco menos de tres minutos. “Una nueva religión que no trata de amar/inclinando cabezas sobre un celular” Con ironía, se escucha “Lo que Stalin nunca pudo alcanzar/el capitalismo lo pudo lograr/están todos bajo control/bajo control”. El estribillo es de esas gemas pegadizas, para cantar con la garganta en la mano. “Dios es un ordenador/un ordenador de última generación”.
En “Así está el rock” mete el dedo en la llaga en el conservadurismo del rock. “Cualquier jetón se cree un Rolling Stone”, “Tono amable, nada que criticar. Ahora su pluma no busca incomodar” y gritar “Que asco verlo así, silenciado. Qué asco verlo asi, anestisiado. Ni un amague hay de transgresión/y la posta la toma el hip hop” dándole paso a XXL Irione (“Arte se respira en los pibes de la calle. Cuanto viejo ortiva que pide que se les calle. No importa la edad. La juventud está dentro tuyo”). La yapa es “Anarquía es un proceso. La libertad comienza cuando te sentis preso”.
La última curva del disco es a pura adrenalina. “Un punto dentro de otro” empieza a puro slide para un tema rutero, de clima cinematográfico, cercano a Tarantino. En cambio, en “Tinello”, la alusión es obvia. “Es el dueño de la televisión/fue por el fútbol/quiere la nación”.
El final es con “Tajo por la puñalada” y su ritmo de western, podría escucharse en “El bueno, el malo y el feo”. El muy buen arreglo de violín le brinda un plus de atrapante tensión. Pil retoma al Corregidor protagonista de algunas canciones en el pasado para ubicarlo en el presente (“Ahora estamos todos inmersos/en la receta del Corregidor”). La sociedad oprimida por una vigilancia panóptica, Gran Hermano de por medio.  Pero su clima también es como un cierre no solo de este disco sino al círculo iniciado en “El último hombre”, disco que sacó la banda como Pil y los Violadores de la Ley.
En este punto, la banda suena muy bien, ensamblada y comprometida. Los arreglos de guitarra de Tucán Barauskas son certeros mientras que la base de Tomas y Tulio es poderosa. Además, tanto Barauskas como Loiseau colaboraron con las letras. Un trabajo plenamente «de banda». 
El disco sufrió una postergación doble para su edición. La primera fue debido a la repentino muerte de Tomy Loiseau mientras tocaba con Mamushkas, banda de la que, también, formaba parte, el pasado noviembre de 2019. El golpe fue muy fuerte, postergando todo lo que se había planificado en ese momento, edición y presentación del disco en vivo. De ahí que el álbum sea un homenaje constante a su memoria a partir del reconocimiento a su enorme trabajo para que el mismo se haga realidad – tocó piano, guitarra, canto “Reino criminal” metió coros y se sentó en las consolas y computadoras para mezclarlo y producirlo-. El segundo motivo es más que obvio: el coronavirus y el aislamiento para combatir la pandemia.
En una actitud que se agradece Pilsen acaba de liberar su disco en las plataformas digitales. Todo un gesto por parte de un artista como Pil, ejemplo de coherencia y de una pluma atenta a todo, para plasmar lo que ocurre en poderosas canciones. Ahora podemos disfrutar de un álbum inolvidable el cual queremos escuchar en vivo apenas termine la cuarentena. De más está decir que estaría genial que, una vez pasada la pandemia, se lo compre al instante. Fetichismo por la mercancía de primera mano pero, ¿hay algo más lindo que tener en tus manos un material de calidad, realizado por una banda que suena absolutamente precisa….? 
“Carne, tierras, sangre” es un disco excelente, que se ubica en tiempo y espacio con un sonido actual pero sin perder la esencia.  
Lista de temas.
1 – Intro del puñal.
2 – Carne, tierras y sangre
3 – Una Pilsen mas
4 – Por las mil y una noche mas (Rojo y Negro Persa).
5 – Una nueva religión.
6 – Reino criminal.
7 – Marienbad (un año atras)
8 – Nonsanto
9 – Wakom y la pachamama
10 – Greenwich Soroche.
11 – Asi esta el rock.
12 – Un punto dentro de otro.
13 – Tinello.
14 – Tajo por puñalada
Músicos invitados: León Gieco, XXL Irione, Micaela Chauque, Alexey Musatov, Juan Cruz Torres y Robert “el Polako” Zelazek. Editado por RGS Music en CD. Producción musical: Tomas Loiseau.
Aqui, el disco completo.

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