Recitales: Pil y La Fernández Fierro en el Margarita Xirgu.

Hay momentos que se quedarán grabados en la memoria por una suma de hechos. Un gran recital, el deseo de tensar los límites que proponen los estilos en los que navegan con el correspondiente enriquecimiento, la coyuntura en la que se desarrolla el show donde no se mira para otro lado.


Este sábado 17 de febrero volvieron a unir sus fuerzas Pilsen (combo comandado por Pil, ex líder de los míticos Violadores) y la Orquesta Típica Fernández Fierro. El tango y el punk juntos, arriba del escenario del Margarita Xirgu, para mostrar que la unión hace la fuerza y abre el horizonte.

A las 21.40, se apagan las luces y la Fernández Fierro toma el centro de la escena. Con un juego de luces y un sonido arrollador, se abre el telón para dar cuenta de la potencia de esta orquesta típica, conformada por trece músicos, que tiene a Yuri Venturín en contrabajo y dirección musical. 
La OTFF salió a imprimir pura visceralidad y adrenalina a su presentación. Tangos instrumentales con un mix de virtuosismo y sensibilidad hacen que los aplausos salgan de manera espontánea, más allá del respeto hacia su talento. Doce instrumentista y una cantante de armas tomar conforman una orquesta que ha llevado el tango con éxito fuera de las fronteras de nuestro país para dar cuenta que un 2×4 que va más allá de cierto establishment tanguero que repite fórmulas o es solo para turistas.
Ataviada de negro de pies a cabeza, Julieta Laso toma el centro del escenario a pura voz y presencia con tangazos como “Subrealidad”. “Puente Pueyrredon” y “En silencio”. 

Con la dedicatoria a “los que andan a contramano”, suena “Brujos y científicos”, de Tabaré Cardozo. El sonido visceral y un trabajo serio de luces y puesta en escena, ponen a la Fernández Fierro al frente de las propuestas tangueras al día de hoy. Mantiene el espíritu, la esencia sin que esto implique atrasar años. Por el contrario, pone al 2×4 en el siglo XXI atrayendo a las nuevas generaciones.


Con un público de neto predominio punk y remeras alusivas, había chicos que fueron con sus padres a ver esta experiencia. Hubo tiempo de pogo y corear las canciones. Esto ocurre para la finalización de la primera parte del show con Pil subiendo al escenario para interpretar en formato tango, “Al borde del abismo”, “En la gran ciudad” y “Le rouge et le noir”


El show estuvo segmentado en diferentes capítulos. El primero, de la OTFF, después Pil y las cuerdas de la Fernandez Fierro, un segmento puramente de Pilsen, con la participación de otros músicos y un cierre a toda potencia.


Tras un primer intervalo matizado con temas de AC/DC, sale Pilsen abriendo la segunda parte con “Más allá del bien y del mal” y una muy emotiva versión de “La caída de la luna” con la OTFF, de ese temazo perdido de “Y que Dios nos perdone”. Antes de cerrar este segundo capítulo con “Northwestern song” (del muy buen disco “Último hombre” de Pil y los Violadores de la Ley. http://bit.ly/2CtZr8S) y “Cucarachas en el desayuno”, Pil toma el micrófono para decir que “es un orgullo pasar por estilos”.

Esta nueva aventura de Pil de fusionar ritmos no es nueva. Recordemos que, en su momento, había convocado al tenor Carlos Darío Saidman para hacer la Novena Sinfonía de Beethoven en pleno auge de los Violadores. Hombre de profundas convicciones y lectura prolífica, Pil pone rumbo hacia otros géneros para ampliar los horizontes. Y sale por demás airoso. No tiene problemas para dejarle el micrófono a Julieta Laso para una eléctrica versión de “Pegue su tren” del Tape Rubín o de Yuri Venturín para que sea haga cargo del bajo para el homenaje a V8 con “Deseando destruir y matar”.


Pasan diez minutos y vuelve Pil solo con las cuerdas de la Fernández Fierro. Dedica “6 novelas” a “el gran escritor argentino Osvaldo Soriano”. Es muy destacable el nivel de los arreglos cuando tocan juntas ambas agrupaciones. La emotividad vuelve a ganar su partida cuando el Tucán y Tomy se calzan sendas guitaras acústicas para una sentida versión de “Casa roja”.

En lo que sería la cuarta y última parte del recital, Pilsen abre con “Nonsanto”, un clásico de letra furibunda con una obvia alusión a la empresa genocida. En el medio de la canción, Pil cambia un verso (“de fondos y de buitres” por “de fondos y de Macris). Esto sería el puntapié inicial para un cierre furioso en el que no se salvó nadie de su lengua afilada.

Presentó un tema nuevo, “Un punto dentro del otro”, con alusiones a la figura de Jorge Luis Borges y no tuvo ningún prurito para destrozar al Mono de Kapanga por su actitud de hacerle sacar a un chico la bandera inglesa cuando el mismo Mono aparece con la remera de Iron Maiden con Eddy y….la bandera aludida. Dedica al líder de Katunga –dixit-, “Nada ni nadie nos puede doblegar”.  

Con “Dioses y faunos”, la visión política es más que clara, mostrando la bronca de una coyuntura neoliberal. Al grito de “Cambiemos es una mierda” y “los globos amarillos son una mierda”, llama a la reflexión respecto de la comunidad musical de grandes popes rockeros y el mismo público. ¿Estamos en una situación tan buena que están todos callados? Como diría Brecht, “el que no sabe es tonto y el que sabe y no hace nada, es criminal”.

La última curva del show es dionisíaca. Como siempre, la pluma de Pil mira tanto para adentro como para afuera del país. “Va por mi, va por vos” levanta aún más la temperatura pero será en “Ivan fue un comunista” donde se llega a uno de los tantos puntos altos de la noche. Sube Alex Musatov, violinista de la OTFF para aportar un solo de violín conmovedor.

“Veo a Macri sacudiendo el pito y orinándonos a todos” dice Pil antes de ese clásico inoxidable y tan –lamentablemente- actual que es “Bajo un sol feliz”, en la que nombra a medio gabinete para dedicarle algunas palabras.

Como no podía ser de otra manera, el final es con “Represión”, de una completa vigencia, cortesía de la Gendarmería, la Prefectura y la Policía, todas nombradas por su horrible tarea. Por eso, cuando Pil dice que “no les importa nada”, que el gobierno “son milicos con traje y corbata”, nombra a “Etchecolatz, con una Argentina viviendo con represores libres” no es joda. Retoma lo que siempre tuvo que ser el rock y el punk, una voz contestataria con lo que está pasando, algo que no está pasando ahora. No en vano dice que hay que “ser una resistencia cultural a un modelo”.


Termina el show y están todos los músicos arriba del escenario, saludando tras un recital inolvidable. La felicidad de haber presenciado el show es tal que no importa la disfonía consecuencia del disfrute y la emoción.

El tango y el punk, géneros criticados y con orígenes en los barrios bajos y poesía contestataria, tienen en la Orquesta Típica Fernández Fierro, exponentes de lujo, para expandir y enriquecer los límites de la música sin perder un ápice de autenticidad.  

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