Irene Sexer: «Me gusta el clown actoral, donde se ve una poética propia»

Artista multidisciplinaria y docente, estrenó en septiembre su unipersonal «Enseguida vuelvo» en La Carpintería. Además, es directora/fundadora de «Alegría intensiva», una ONG de payasos y payasas que desarrollan su actividad en salas de pediatría en hospitales. Irene Sexer tiene mucho que contar sobre su visión del arte y su relación con la sociedad. 

– Irene, contame cómo surge «Enseguida vuelvo»
– Fue un deseo personal de cantar canciones que cuenten un sentir, una vivencia, desde mi payasa.
 
– ¿Te llevó mucho tiempo concebirla? ¿Cómo fue el proceso de creación?
-Le propuse a Leo Trento, actor y músico con quien me sentía muy afín para trabajar, si me acompañaba en la creación. Fuimos buscándole un marco de poesía a esto que queríamos decir, en canciones. Primero compusimos los temas, uno por uno. Paralelamente sabíamos que mi payasa Marta se enviaría a brillar en un show de su imaginación. Así fue que empezamos a hilvanar y crear un mundo de fantasía, onírico, donde pudiéramos preguntarnos si realmente nos animamos a brillar, y cuál es el verdadero brillo. El proceso duró un año y medio. Luego, se sumó un equipo hermoso que embelleció aún más lo que habíamos logrado y profundizó lo que quisimos contar.
 
– La protagonista de «Enseguida vuelvo» se llama Marta… ¿por algo en particular? ¿Guiño a tu reconocido unipersonal? ¿Es la misma Marta?
-SÍ, es la misma Marta en el paso del tiempo. Marta es mi payasa y se actualiza en cada decir, en cada vivencia transformada en juego de plena sensibilidad.
 
– ¿Siempre la pensaste como unipersonal?
– Si. Quería volver a contar algo sola desde mi payasa en este presente, con las preguntas que me atravesaban hoy.

 
– ¿Cómo recordas «Querida Marta»?
– Fue un comienzo hermoso hacia la creación personal. Salía de trabajar años en la compañía de Marcelo Katz y era el primer paso, junto a Paula Etchebehere, para montar un espectáculo propio. Miles de alegrías, viajes, premios inesperados vinieron después. La hicimos ocho años. Allí empezó a aparecer mi propia poesía.
 
-La aparición de «Querida Marta» coincidió con muchos unipersonales femeninos y también de clown. Al día de hoy, ¿como ves este fenómeno que sigue vigente?
– El clown es un lenguaje teatral que todos en algún momento deberíamos atravesar. Saca capas, te conecta con vos mismo al tiempo que te hace volver a jugar y conectar con tu propia verdad, de una manera lúdica. A mí me gusta el clown actoral, donde se ve una poética propia. Un decir y un sentir hondo; una emoción y no una maqueta que solo quiere hacer reír.

Doble identidad
 
-¿Te definís como actriz o clown? Si es que se pueden separar…
– Soy ambas cosas. Mi actriz habla el lenguaje del clown, y puede ser actriz sola o clown apoyada siempre en la actriz.
 
– ¿Cómo funciona la nariz en la concepción identitaria del clown? Más aún que también hay sin nariz.
– Para mí la nariz es la máscara que habilita. Nos conecta con el juego, la risa y la emoción. Subraya las características que están en juego. En mis espectáculos yo no uso nariz, ya que no hago solamente clown y no quiero cerrarlo a ese lenguaje.

 -¿Crees que el clown logró un lugar mayor de legitimidad hoy en día?
– Yo creo que sí, y que más personas se enamoran del lenguaje. También pienso que es lindo transitarlo como lenguaje de vida más allá del resultado, por todo lo que abre y conecta con vos mismo.
 
– ¿Por qué se lo tomaba al clown como género menor?
– Quizás porque se pensaba que era algo no tan profundo, que solo entretenía o un género infantil. Creo que se fue descubriendo la profundidad del lenguaje y sus posibilidades expresivas a lo largo del tiempo.

Una sonrisa en el hospital


– ¿Cómo está “Alegría intensiva”?
– Está muy bien. Es un trabajo hermoso y profundo sostenido a lo largo del tiempo que pudimos sostener en pandemia a través del trabajo audiovisual.


 – ¿Cómo es ser “payasa de hospital” en tanto se postula una sonrisa en medio del dolor?
– Es transformar la escena posible, sin invadir, leyendo lo que hay ahí. La posibilidad de jugar con la parte vital del niño, niña y sus familias, transformando y habilitando el dolor a través del lenguaje del juego.
 
– ¿Recordás cómo fue tu primera vez en un hospital, como clown?
– Fue hace casi 15 años. Todo era nuevo para nosotros, pero lo más lindo es que fuimos construyendo nuestra impronta, nuestra identidad, aprendiendo paso a paso el trasladar el lenguaje del escenario a este escenario más frágil.
 
– ¿De qué manera te influyó como artista, ser parte de Alegría intensiva?
– Me cambió la percepción de todo. Volví al escenario más despierta, más perceptiva y más conectada. Poder leer una situación dolorosa y jugar allí con tu payasa, me hizo leer la vida y a las personas con una apertura y profundidad aún mayor.
 
-Si un formulario te pregunta por tus datos personales, ¿qué ponés en “profesión”?
– Actriz. Payasa. Docente.
 
– ¿Qué hubiera sido de tu vida si no eras actriz/clown?
– Alguien quizás más triste, más aburrida, menos libre.
 
– Si por la puerta de tu casa, entrase la Irene Sexer que tenía quince años, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
-Le diría seguí por donde vas, que vas bien. No te distraigas, como dice Marta en «Enseguida vuelvo». No te desvíes tanto en el amor y la melancolía.
 
“Enseguida vuelvo”. Teatro La Carpintería. Jean Jaures 858. Domingos, 20 h.

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