Carlos Perciavalle volvía al teatro con «Jardín de Otoño», acompañado por Guillermo Gill y con la particularidad de Julián La Bruna, el notero de Viviana Canosa. Motivos para hacer una nota había muchos y aqui están reflejados en lo que terminó siendo una charla sobre actuación, cine, los galanes y las carreras de cada uno de ellos
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer “Jardín de Otoño”?
Carlos Perciavalle: Jardín de Otoño se le ocurrió a Guillermo Gill y a Matias Luciani que es el productor artístico. Al principio, se iba a hacer con otro elenco, otra gente pero se fueron yendo porque tenían compromisos ya adquiridos u otras cosas. Un día, me llamaron a mi y había otro actor que no me gustaba nada. Hicimos una primera lectura y me pareció un espanto. Ahí salí a buscar un galán, un tipo lindo que atrajera al público. La historia trata de dos mujeres viejas, en los 80, que ahí una mujer de 60 sería como una de 80 años ahora. Estas se enamoran de ver en televisión de un galán divino. Y yo buscaba, justo el día que se inauguraba el teatro de Moria Casán, en el Broadway, me hicieron los periodistas miles de notas y les decía “estoy buscando un actor que sea divino. Como Cristian Sancho pero mejor actor, como Furriel pero mejor actor; como Cabré pero justo tenía compromisos o el marido de Juanita Viale”. Vamos subiendo la escalera y de repente lo veo a este, a Julián Labruna. Yo iba al lado de Nora Carpena, que sabe todo. Si hay una mina en este mundo que sabe todo, esa es Nora Carpena. Bueno, le dije “Mirá a ese tipo! Si fuera actor…” y ella me dijo “Es actor”. No lo podía creer! Subí seis escalones a toda velocidad, lo agarré del brazo así (lo agarra) y le pregunto “Vos sos actor?”, “Si” me responde. “Bueno o malo?”, “Soy egresado del Conservatorio igual que vos”, “Ah, mirá vos..porque estoy ensayando una obra llamada Jardín de otoño…”, “Yo la hice en segundo año del conservatorio”. En la segunda escena, es toda de él, ya lo vas a ver…Lo hice pasar por todas las emociones. De alguna manera, ya lo había estudiado al personaje. Al día siguiente, vine acá y dije “Lo encontré y es mucho mejor que todos los otros”. Pero nadie me creyó porque a mi nadie me cree nada. Cuando apareció se murieron. Además, fotografía muy bien. Cuando fuimos a hacer las notas para Roca Cherniavsky, todas las mujeres del estudio, estaban muertas con él. “Como hiciste para descubrir a este hombre?!”, “Es notero de la Canosa” y a nadie se le ocurrió nunca que era actor y que tiene que trabajar! Suerte que fui yo, que me tocó a mi. Estas conmigo y creo que después que la gente lo vea, se va a convertir en una estrella. Canosa, andá buscándote otro notero porque creo que se va a convertir en estrella. Le voy a hacer firmar un contrato de exclusividad conmigo para que no me lo robe otro representante. Pienso meterlo en películas, cine, televisión. Voy a ir a preguntarle a Suar “¿Cómo no contrataste a esto? Boludo!” Yo no le cobro nada porque soy rico sino por admiración porque es un tipo …además, de toda la gente que conocí en este ambiente, en todo este tiempo en que hemos trabajado, en que íbamos bien o mal, no he atisbado un rastro de envidia, de maldad, de mezquindad. Es una persona tan buena…Si se muere, va al cielo como pedo. Como maquillaje de monja, que va tan rápido. San Pedro le dice “hermana, rajese una puteada o sigue de largo”. Es tan bueno y además está, para que el público sepa, haciendo “stand up”, cuatro monólogos para sonreir. Son cuatro actores y una chica. Es un poco el director de todo y está notable. Está siempre lleno, y eso ha sido boca a boca. La gente se rie muchísimo. El dia que yo fui, tenía miedo que no fuera nadie. Pero acá, además, va a demostrar que, además, de hacer reir, puede hacer muchas cosas más. Hacer reir es lo más difícil pero hacer las dos cosas es bárbaro. Y a Guillermo, todo el mundo lo conoce por hacer de Mirtha Legrand.
Guillermo Gill: De ahí, la idea de hacer esta obra.
CP: Quería demostrar que es un actor y que no solo hace de Mirtha Legrand. Yo hago de una vieja más mandona, dueña de casa, he sido rica pero estoy en la ruina y tengo una inquilina que es ella. Cuando yo me pongo buena, ella es mala y cuando yo me pongo mala, se achica. Son personajes bipolares. Es una obra escrita por una autora argentina llamada Diana Rasnovich, que está viviendo en España. Creo que es un espectáculo divino. La poca gente que ha visto algunos ensayos, se han conmovido y se han reído. Guillermo está sensacional. Yo reconozco que conmigo es difícil trabajar. Soy enérgico y violento…tengo tanta energía que hago cosas o pido algo, pareciera que lo estoy exigiendo. Yo lo reconozco y se los dije. “Miren chicos, cuando hago algo….nunca es en serio, es todo por el bien del espectáculo”. Y asi vamos descubriendo todavía la obra. Hoy estuvimos descubriendo el final de la obra. Estaba muy bien pero tenía que salir mejor. Está fantástico y lo digo como director. Es muy difícil ser actor y director porque tenés que estar en tu papel y tenés que estar escuchando lo de los demás.
-Hay mucho tema al respecto del actor-director…
CP: Mirá, se puede porque hay mucha gente que lo ha hecho pero en un café concert como este, el espacio es muy chico y la gente está muy cerca. O sea, lo hacés de verdad o no lo hacés. Acá se nota enseguida. En este lugar, tenés la gente ahí. Si “haces como que” se nota por eso, tiene que ser de verdad. Entonces como director, hago mi parte y también los escucho. “Esa palabra te quedó incomoda”, “¿Cómo te diste cuenta?” porque soy director también. Yo la paso regio, me encanta. Tengo que aprovechar la mayor cantidad de tiempo como Julián ya que, como es notero de la Canosa, tiene que salir corriendo a ver a la Suller o a Pachano o Tinelli o recibir a Lorenzo Lamas que no quiere hablar español. Por suerte, hoy se pudo quedar para hacer esta nota porque quería que estuviera.
-¿La gacetilla dice que la obra toca “lo irreal de lo mediático”. En estos tiempos de tanto reallity y “Bailando por un sueño”, ¿Cómo se ubica la obra? ¿como crítica o como un guiño?
GG: Es la desmitificación de lo mediático. Habrá un público que lo podrá tomar como crítica. Cada quien hace un análisis de la obra aunque el núcleo de la obra está en la pérdida de la ilusión de estas dos mujeres más que en la desmitificación de la tele. Es la perdida de la esperanza y la fantasía, cuando alguien idealiza a una persona y después lo tiene en carne y hueso.
CP: Hay algo que es una realidad. Cuando te hacés adicto a una tira….Te lo digo yo que me hice adicto a “La extraña dama”. No me perdía un capítulo ni aunque tuviese que ir a comer con la persona más importante del mundo. También con “Pasión de Gavilanes”. La gente no podía creer que no fuese a lugares para ver la novela. Esta es la relación que tienen estas dos mujeres con este galán del que se enamoran perdidamente. Por supuesto, lo raptan y le hacen de todo. Son dos mujeres muy originales y tímidas. Nunca tuvieron un hombre y no saben que hacer. Lo tienen a punta de revolver y se dan cuenta que es un ser humano y lo echan de la casa.
GG: Una vez, almorzando con Mirtha, le dije “Sabe que, Mirtha? (no la tuteo yo) No me quiero morir de viejo, haciéndola a usted” y ella me dijo “hace teatro de texto”. Me quedó la idea y estaba en mi casa de Carlos Paz con Matias Luciani, el director y dije “tengo que hacer teatro de texto” y cayó esta obra. Pensamos darle una vuelta a la obra. Con esta obra, se nos ocurrió que fueran dos actores que hicieran de las dos mujeres. Esta es la vuelta distinta pero sino sería una obra más con éxito o sin éxito (eso lo decide el público) pero lo diferente es que los personajes femeninos son hechos por hombres.
-Recién dijiste que no querías morirte haciendo siempre de Mirtha. El encasillamiento es el peor enemigo del actor? ¿O lo es el ego…o ambos?
GG: El encasillamiento es un enemigo muy grande aquí en Argentina. Acá sos un actor comico… o incluso el público te encasilla ya que no te puede ver haciendo un papel trágico. Lo del ego…no se tanto…
CP: Ego no tengo. Es algo que desconozco. Se lo que significa intelectualmente pero a mi no me importa y el encasillamiento nada que ver. Hice de todo. Estaba en el conservatorio y filmé con Libertad Leblanc, “la cigarra no es un bicho”. Hice películas, obras, (“la jaula de las locas”, “cabaret”), comedia musical y en un carrito de la costanera. Puedo venir del Metropolitan al Moliere, porque me parece divina. Es siempre uno el que está haciendo. Hice miles de mujeres pero en un tono caricaturesco, ahora lo hago en serio.
– Julián ¿Cómo es salir de atrás del micrófono para estar delante del micrófono?
Julián Labruna: Es raro pero es un sueño. El tener la posibilidad de estar de este lado y haciendo teatro con Carlos, que es un genio y Guillermo, que es otro maestro. Cuando la gente me ve, me felicita y me dice “arrancás jugando en Primera”. Estoy jugando en Primera. Es un espectáculo con mucha teatralidad, mucha composición de personaje y esta novedad que dos actores hagan de mujeres y como bien dice Carlos, que se haga “teatro de verdad”. Estamos haciendo un texto donde si bien hay comedia y humor, también se muestra el interior de las personas. Siento que acá estoy con el traje de actor y después me cambio (literalmente) y salgo como cronista y cuando termino, estoy con la obra o me pongo el traje de humorista con los monólogos del stand up. La vida pasa por hacer roles y siento que explotando mis posibilidades.
-Recién hablaron los chicos de la palabra “galán”. Siempre hay una cosa como entre galán y actor…
JL: La verdad es que no me siento galán! Jajajajajajajajjaa
CP: Me encanta que no se sienta galán porque eso lo hace más atractivo. No es buen monisimo? Si, es fachero. Mucho mejor que los otros mejores que los otros que te nombré. Cuando te encasillan de “galán” y sos un pésimo actor, es un horror. Bebán era galán y un gran actor. Satur era galán y muy buen actor.
JL: Vemos mucho en la tele que el galán es galán y nada más. O las mujeres también, son sex symbol y nada más. Por ahí no tienen una formación o no necesitan porque con ser super galanes les alcanza. Pero acá, en el teatro, con lo que estamos haciendo, la particularidad es que es un actor y también se muestra al personaje que hace en la novela. Sería Marcelo Rivas, el actor y Marcelo, el mecánico, el personaje que hace en la telenovela y Julián Labruna que es actor, que hace de actor. Son distintos trajes que uno se pone. Esta obra tiene la posibilidad de mostrar tanto a Marcelo el mecánico, el galán de la novela (como uno ve a los galanes de la televisión ahora) y ver la profundidad del personaje, que el actor que hace de Marcelo. Ahí aparece el mundo interior de esa persona. Es un desafío actoral muy grande. No solo sos galán sino que hacés de la persona que hace a ese galán en la televisión. Podés bucear en el mundo interior de los personajes.
-Recién hablaron del “componer” un personaje, hacerlo. ¿Ustedes creen que dentro de lo que sería ficción no se compone.
CP: Se compone muchísimo. Mirá, de los mejores actores que hay hoy, están Possi y Peña, que salieron del programa de Tinelli. O sea, artistas hay. Lo que sobran son artistas de calidad. A veces se los utiliza y a veces no, a veces se los bastardea y a veces no. A veces tienen necesidades que los lleva a hacer cosas que no les conviene y otras no pero gente con talento es lo único que nunca va a estar en crisis.
GG: En televisión, generalmente veo que hay muchos actores que no componen a los personajes. Veo actores que son siempre ellos. No cambian una actitud física, un tono de voz. Son siempre ellos.
CP: Si pero Marlon Brando era siempre Marlon Brando. Paul Newman era siempre Paul Newman. James Dean era siempre James Dean. Las grandes estrellas…Bette Davis…eran personajes distintos los que hacían, te los creías pero siempre la veías a ella. Lo digo porque los jóvenes muchas veces no saben. Una vez le dije a una actriz “Haces de rubia boba, el papel que mejor hizo en el mundo Marilyn Monroe” y la chica esta no sabía quien era. Mucha gente joven…y creo que esto es culpa nuestra que no supimos difundir los valores de nuestra época. Digo nuestra época, porque el domingo cumplo 69 años y los actores de nuestra época no son los mismos que ahora. Si bien los conozco, no los conozco a todos. He visto a todo el cine del mundo de mi época y en general…Gary Cooper siempre fue Gary Cooper. Era un actor maravilloso porque siendo Gary Cooper le creías lo que hacía. Esa es la clave. Cuando vos le crees lo que alguien te hace, ahí es cuando es buen actor. El que te hace creer, que tiene facilidad. Charlize Theron es divina y cuando hizo de mujer horrenda, lo crees. Trabajó con Keanu Reeves en “Abril en septiembre”, estaba estupenda. Tenía cáncer, se iba a morir y quería tener un novio por mes. Cuando Keanu Reeves descubre esto, no la quiere dejar ir. Es una actriz maravillosa pero es ella. Ava Gardner era una belleza. Para mi la mujer más lindo que hubo. En mi época le decían “el animal más lindo de la Tierra”. Con decirte que Angelina Jolie era fea al lado de ella. Siempre fue ella y fue una maravillosa actriz. Nunca le dieron un Oscar. Hizo tantas cosas increíbles. Con los actores se nota más la composición en el teatro.
– Decís que fue culpa de ustedes pero me pongo del otro lado…los jóvenes actores, ¿no tienen esa curiosidad?
CP: Hay actores que la tienen. Julián fue al Conservatorio. No se largó a actuar porque era un chico lindo y alguien lo vio y se lo llevó. Estudió hizo giras por Europa. Hasta en Georgia estuvo! No paró de seguir estudiando ni nada. Otros no. No se puede hablar en general. No somos todos iguales.
– Ya se pero pareciera como que se quedan ahí o que actúan del pecho para arriba…
CP: Creo que si. Nicolás Cabré, trabajando después con Alfredo, se ha convertido en un actor de los más talentosos. Sbaraglia es otro. De los que están en España son estupendos actores. Han crecido viajando y trabajando en otras partes del mundo. Darío Grandinetti es un monstruo. Por ahí tengo, en el programa de ““La Cage Aux Folles”, cuando Dario era jovencito en 1986, y hacía de mi hijo, ya tenía el cartel igual de grande que el mío y que el de Tato porque, además de ser un actor que matara en las tiras, era un actor que hace como Baraka. Cuando lo fui a ver, sentí un orgullo porque son todos nuestros. Los cuatro están maravillosos y son nuestros.
GG: Igual, lo que vos decís tenés razón. Recuerdo un día que conocimos un actor que le dijimos (vos lo conoces), estudiante de teatro y actor, muy buen actor, con Matias Luciani hablábamos de Nini Marshall y este actor preguntó quien era. Está Cabre y Sbaraglia pero también están estos.
CP: Igual hay de todo. No se puede generalizar.
JL: Depende de las inquietudes de cada uno, la carrera de cada uno. Lo que quiere hacer o a donde apuntar la carrera. Lo que pasa que el conocimiento y la formación es fundamental para poder hacer otra cosa. Sino te limitas, te autolimitas con el desconocimiento y con la no investigación de las distintas cosas. Es un poco como cualquier otra cosa.
-Muchos actores quieren llegar a la tele…
CP: Si, más que nada por la popularidad. En teatro te ven 150 personas y en la tele, te ve un millón. Abrís tu mercado. También esto es un negocio. No lo podemos olvidar. Si sos actor, hacés el teatro que te gusta y tenés tele, tenés las dos cosas. Hacés lo que te gusta y además, ganás plata.
GG: ¿Querés ser actor o ser famoso? Y por qué no ser las dos cosas, no? Pero esta mal visto el querer ser famoso, ser popular?
CP: Yo siempre quise ser famoso.
GC: Yo quiero ser un actor famoso.
CP: Yo siempre quise ser una estrella y aquí estoy. Hace 65 años que estoy y no he dejado de brillar nunca. Siempre lo tuve claro eso. Lo hablaba con la Picchio, que fue compañera mía del Conservatorio y me decía “vos siempre fuiste el raro del grupo porque nosotros queríamos conservar el clasisismo y la cosa pura. En cambio vos filmabas con Libertad Leblanc y hacías cualquier cosa”. Lo que pasa es que no me importaba nada. Hacía de extra de Beatríz Taibo si lo tenía que hacer y no me importaba. Yo quería trabajar y ser una estrella. Una vez que te instalás como estrella en el corazón de la gente, no te saca nadie. Y más, si sos un actor cómico que hace reir….yo camino por la calle, la gente habla de una agresividad pero yo no la veo. Digo, si vas conmigo por la calle es “te queremos”, “que divino que sos”, “sos un capo”, “lo que me hiciste reir”, “mi madre murió feliz porque le daban morfina y no quería porque cuando veía tu programa de televisión, se reía tanto que no le hacía falta”. Esas historias..te puedo contar miles. La gente tiene especial predilección por los actores cómicos. Yo no recibo más que amor de la gente que me rodea. Hay que tener (y eso lo cuenta la obra) mucha perseverancia, mucho aguante. Sabés que es lo importante en esta carrera? Y esto me lo dijo Will Smith una vez, “lo importante es que el fracaso nunca te llegue al corazón y que el éxito no se suba a la cabeza”. En esta carrera, nos van a pasar las dos cosas a todos. Vamos a tener fracasos y éxitos. No hay actor que no haya tenido un fracaso. Todos han tenido un fracaso pero que este no te llegue al corazón. No pienses “la gente me ha dejado de querer porque no vino a tal espectáculo”. No! Porque quizás no embocaste lo que quería la gente en ese momento. Y si la embocaste no creas que lo vos hacés mata: que no se te suba a la cabeza.
-Además estuviste en todas partes…
CP: Estuve tres años seguidos en el Grand Splendid cuando era teatro. La única persona que llenó el Grand Splendid aparte de mi, fue Mirtha Legrand. Dos años con “40 kilates”; yo estuve tres. Puedo darme el lujo de trabajar de 150 con algo que me encante. Sobre todo si uno está bien acompañado. Uno sigue aprendiendo. Hay veces que los escucho a ellos dos y me pongo a llorar porque lo hacen tan bien. Les tirás un hilito y como son buenos actores, profundizan. Cuando empezó a estar bien este (por Julián), le dije “los cimientos están, ahora hay que levantar al edificio” y ahora está casi en la azotea. Si hubieses visto el ensayo de hoy…. De Guillermo no te digo nada porque es un actorazo pero este es un pendejo que recién empieza y es un actor de la puta madre.
-Estuvieron viendo algo de teatro que les haya gustado?
CP: Fui a ver a Martín Bossi y me pareció maravilloso.
JL: Yo también lo fui a ver y lo rescato como un producto de la tele, que sale con un programa como el de Tinelli pero con un actor con manejo de la imitación increíble y una voz divina. Ahí si está bien usada la tele. El tipo se hizo conocido por la televisión pero tiene una respuesta artística terrible y llenar el teatro Broadway. Creo que es un actor impresionante y me parece que es el hallazgo del año pasado. Si bien viene trabajando de hace muchos años, su paso por la televisión fue fundamental para que pueda hacer un Broadway. El secreto está en poder responder artísticamente en un teatro, en un escenario donde no todos los que pasan por la tele, lo pueden hacer. Es un ejemplo claro de un actor que puede hacer televisión o que puede hacer teatro solo o con un grupo de cantantes y bailarines con un espectáculo maravilloso.
-La última, si por esta puerta entrasen los tres pequeñitos que eran ustedes cuando recién empezaban, ¿que les dirían? ¿Algún consejo, alguna recomendación?
CP: Yo le diría “Seguí lo que te indica el corazón, a muerte”.
GG: Es mi frase esa…A veces digo corazón y en otras, conciencia. Seguí y seguí. Es lo que hice. Empecé hace treinta años y me caí millones de veces. Seguí y ahora estoy trabajando al lado de Carlos Perciavalle.
JL: En mi caso, sería más que nunca. Yo estoy en ese proceso. Ellos son actores consagrados, con unas trayectorias increíbles, que han hecho este cambio. De decidir que quiere ser y que quiere hacer uno en la vida, apuntar los cañones e ir directamente a lo que uno desea. No hay caminos más fáciles o difíciles. Se hacen más fáciles si uno los elige desde el corazón y puede dedicarle todo a eso.
CP: “Caminante no hay camino…se hace camino al andar….”
JL: Sobre todo en esta profesión que es tan…etérea…
GG: Es el seguir. A veces te dicen “si se te pone alguien en el camino, aplástalo”. No, eso no. Apartalo, no lo aplastes. Seguí tu camino, no es necesario aplastar a nadie.
CP: Primero conquistalo y después segui adelante. Asi la pasás mejor en el camino. Jajajajajaja
Jardín de Otoño. Teatro Moliere. Balcarce 652. Viernes y sábado, 20.30 hs