Acaba de editar su libro “La protagonista” (Ed. Sudestada) que indaga en su propio ser y la forma en que encaró su vida frente a distintas vicisitudes que le tocó afrontar. Agente de prensa y comunicadora social, prepara una nueva presentación de su publicación en la Casa Patria Grande, el viernes 27 de octubre, a las 18.30 h. Analía Cobas desmenuza la creación del libro al tiempo que cuenta su experiencia docente dentro de la UBA.
– Analía, ¿cómo surge la posibilidad de “La protagonista”?
– La idea del libro comienza por un taller de escritura. A partir de ahí, sentí que mis textos tenían impacto social. Resonaban y movilizaban a las personas que los leían. Empecé a sentir que la posibilidad de escribir un libro era algo que podía alcanzar. Además, estaba pasando por situaciones muy difíciles en mi vida personal. De alguna manera, la literatura me permitía sentirme un poco mejor.
– ¿En qué momento decidiste encarar el desafío de compilar tus escritos?
– Eran textos aislados, pero me di cuenta que había un hilo conductor que acompañaba esos relatos sueltos. Tenían la fuerza para que sean libro. Ese hilo conductor es el deseo y la pulsión de vida de una persona que, en cada relato, está contando algo que la moviliza. La obra arranca con la voz de un hombre y el relato “mi perra”, y termina con la voz de una mujer completamente liberada, sin estar narcotizada por el discurso del patriarcado con el texto “Sexoafectiva”.
– El título es fuerte. ¿Es una reivindicación de tu persona, de tu ser mujer?
– Surgió naturalmente porque es fuerte y convocante. Lo es tanto para mujeres, hombres o para las personas tal como se perciban. A lo que apunto es que, por primera vez en mi vida a mis 39 años, es que me siento la protagonista de mi vida. No tengo miedo de ser quien quiero ser. Por eso está esa frase en la contratapa. Tuve tanto miedo en mi vida a ser yo, que ahora me voy a dedicar a ser quien soy. Esa valentía es la que empuja a esta autora a escribir este libro.
-Es un libro que se hace preguntas…
-Sí, y es algo que arengo a los lectores, a que tomen las riendas de su propia vida y sean los protagonistas de sus vidas. En la presentación vino un señor que dijo que me había visto en una nota con TN, y que, con sus 50 años, nunca se había sentido “protagonista” de su vida y que yo lo había convocado a dar un giro en su vida. Como autora, no puedo pedir más.
– ¿Cómo te resultó esa escritura que tiene su enfoque puesto en el futuro, pero sin olvidar el pasado?
-La realidad es que es un texto que está en permanente diálogo con el pasado, como piso para todo lo que viene. Hay algo del trabajo que tiene que ver con que no me arrepiento de quien fui pero me gusta mucho más quien soy. Quien fui es una Analía necesaria para que haya emergido la que soy ahora. Más segura de sí misma y que tiene en claro que no quiere para su vida. Me parece muy interesante que trabajemos la memoria. El libro trabaja por la memoria. Habla de hacer memoria, hacia donde vamos y como estamos. También admito que, en la escritura, está presente mi formación en Ciencias de la Comunicación. Tiene esas preguntas y esa mirada crítica con la que somos formados en la Universidad de Buenos Aires.
– ¿Por qué elegiste el formato “cuentos”?
-El formato de cuento surge de la necesidad de abrir y cerrar puertas a historias. Si fuera una novela, no podría abordar tantas temáticas. La realidad es que hay algo de esa necesidad de mostrar y poner en escena temas que no están en agenda. La única manera de visibilizar tantas temáticas, era a través de estos cuentos y relatos. Tiene una complejidad muy grande porque es más difícil escribir algo que empieza y termina que algo que es más extenso. En la extensión, te podes ir en detalles pero acá, tenes que condensar esa historia y que sea atrapante. Que la gente no pueda dejar de leer.
– ¿Quedaron cuentos afuera?
– Quedaron cuentos afuera porque, al ser una escritora novel, como soy yo, que recién estoy empezando, hay determinada cantidad de hojas recomendadas para un primer libro. ES difícil arrancar con un primer libro que sea un tomo enorme. No es que quedaron afuera sino que van a ir para el segundo libro que lo estoy escribiendo. Hay un texto que se llama “La rabia unida” que es una historia hermosa que sucede en la Boca, con una moza. Es un texto hermoso y necesario.
– ¿Hubo alguno que te haya costado más “cerrar”?
– Hay textos que me costaron mucho cerrar. Soltarlos y decir “Ok, se terminó”. “En el cielo” tiene un trabajo muy grande porque se aborda la pedofilia. Me llevó mucho tiempo. Hay textos que empezaron y terminaron rápido porque eran historias que me venía diciendo a mi misma en privado. El texto se cierra cuando le lee el lector. Me ayudaron mucho en Sudestada para soltar el material. Es interesante y difícil soltarlo porque se le puso muchos años en realizarlo. Hay textos como “Atropellados” que está dedicado a mi primo que falleció en enero que lo atropelló una camioneta y a mi tío que le pasó lo mismo por un camión, a los ocho años. De alguna manera, trato de darle algún sentido –si es que lo tiene- a estos accidentes. Actos en que son arrebatadas las vidas de las personas, sin que haya reparación posible.
– La estructura de los relatos es diferente según cada uno, más allá de si son prosa o poesía. ¿A qué se debe esta elección?
-El escribir un libro tiene un costado medio tortuoso que tiene que ver con el estar escribiendo y escribiendo. Dejando macerar el libro, yendo y viniendo…Me pasó con “Desayuno saludable” que me terminó enojando con el texto porque me daba bronca. Prendía la tele y había cada vez más femicidios. Le di el tiempo necesario a cada texto. No apuré ninguno y solo lo solté cuando estaban listos para ser compartidos. Hay textos en los que he llorado escribiéndolos. Me daba bronca y preguntaba ¿por qué tiene que ser así?
-Hubo un trabajo minucioso….
-Trabajé con cada relato como si fuera un libro. Esa es la temática, por eso la estructura es distinta. Hasta me doy el gusto de tener una poesía. Además, estoy escribiendo un poemario. Hay un texto llamado “Redondines” que es una crítica a lo vincular, a como vivimos los vínculos tras la pandemia, con las apps de citas. Está escrito en una jerga medio tanguera, arrabalera. Entonces cada relato termina siendo un libro aparte. Está construido de esa manera. Por eso vas a notar una diversidad de voces y posiones. No va a tener la misma cadencia. Hay un leit motiv pero no vas a encontrar a que un texto suena como el anterior. Cada texto tiene una posición, una perspectiva, un narrador y convoca a determinado público. Cada texto es escrito para determinada persona.
-Los relatos visibilizan las emociones desde una fuerte proximidad. ¿Crees que, hoy en día, hay una mayor posibilidad de hacerlo en relación a lo que pasaba en años anteriores?
-La realidad es que las emociones están puestas para ser vistas. Estes o no de acuerdo. Cuando se narra la historia de ese hombre en “Mi perra”, está puesta desde su carne. Su miseria o lo truncada que tenga la emoción. Por un rato, te subís y viajas por estas vidas e historias, como si pudieras ponerte en sus propios ojos. Ves el mundo y lo habitas tal como lo hace ese personaje. Eso es lo interesante.
-Estamos hoy más abiertos a hablar de estas emociones…
-Si, seguro que si. De alguna manera, el movimiento feminista nos ha habilitado a todes a que empecemos a decir que sentimos.
– ¿Cuánto hay de catártico en el libro?
– El libro fue la tablita en medio del océano de la tormenta para autosalvarme. La literatura es un puente. Fue un momento para sanar un montón de cosas que me estaban aplastando en mi vida personal. A qué cosas elegí decirles “nunca más”. Tiene mucho de catártico y de no tener miedo a exhibir mis heridas.
– ¿Tenés miedo que sea tomado como “autoayuda” –con todo lo que implica este término-?
– Si tengo miedo a que sea tomado como un libro de “autoayuda”, no. De hecho, a mi me “autoayudó”. No me molestaría que sea tomado así. Igualmente hay textos como “Casa Vacía” con mucho contenido litarario y vuelo. O como “El ancla” que ha recibido un montón de premios como la distinción de Mecenazgo. No me molestaría que sea considerado de “autoayuda” porque el fin de mis textos es buscar ayudar a personas que están en situaciones límites.
– ¿Pensas en escribir una novela?
– No estoy pensando en escribir una novela. Estoy abocada a los poemas y a los cuentos y relatos que necesito escribir. Hay un texto que se llama “Hacia donde parto” que aborda la violencia obstétrica. Esto va todo para el segundo libro. No estoy pensando en escribir una novela pero no lo descarto.
– Vas a presentar el libro en la Casa Patria Grande pero antes lo habías hecho en la editorial Sudestada. ¡Fue un gran momento!
– La presentación estuvo maravillosa. Cuando terminó, le pedí a los presentes que me canten el “Feliz cumpleaños” porque, de alguna manera, siento que estoy volviendo a nacer con esta nueva parte, una nueva versión de mi. Hubo gente que se quedó en la calle poruqe no había lugar por la cantidad de personas. Superó todas las expectativas que había generado. También estuve presentándolo en Villa Elisa, Entre Ríos, en Magenta Libros y en la biblioteca del pueblo. La verdad es que se vienen nuevas presentaciones. En noviembre en Mar del Plata y se vienen muchas más.
– Hasta ahora, tenes algún tipo de comentarios respecto a la recepción del libro.
-La recepción del libro es muy buena. Me escriben desde todos lados. Le libro llegó a todos lados, desde Tierra del Fuego a Tucumán. Por Instagram, la gente me cuenta su propia historia, en un intercambio maravilloso. Ahí es donde tiene sentido la obra.
-Contame de tu experiencia como docente en la UBA, de tu catedra sobre agentes de prensa. ¿Cómo surgió el dar clases, con tu propia “cátedra”?
-Le hice la propuesta al coordinador de la carrera, Sebastián Ackerman que la recibió con mucho interés y ganas para tener este cargo de docente. La realidad es que no estaba visto dentro del programa. Empezamos con una TEX (Taller de Extención Universitaria), después tuvo carácter de Seminario y ahora es un TIF, de esos seminarios que le permite a la gente recibirse. La realidad es que mi experiencia con el alumnado es maravillosa. Generamos lazos muy interesantes que terminan siendo una comunidad de apoyo a la hora de trabajar. Me encanta. Es la manera de generar cofradía y acompañamiento en este medio. Estoy superagradecida y feliz de las devoluciones de los alumnos.
– ¿Qué expectativas tienen los alumnos cuando van a clase? ¿Saben lo que es “hacer prensa”?
– Quizás no muchos tenían idea de lo que es ser “agente de prensa”. O tenían una leve idea. Es como que, realmente con algo muy superador. Soy muy dinámica en las clases. Las armo así porque son las que disfruté de mis profesores. Hoy, encontrarme en el listado de materias con los profesores que admiraba en la carrera, es un honor y un orgullo. No puedo pedirle más a la vida.
– ¿Toda obra es «prenseable»?
-No, por supuesto que no. No toda obra es prensable y hay que tener cintura para elegir. Que prensear y que no porque, sino se genera un desgaste entre la obra misma y el agente de prensa. No es redituable para nadie. A la hora de analizar un proyecto, hay que pensar en que momento del ciclo de la vida está cada proyecto para ver si es posible o no realizar la prensa.
– ¿Qué opinas de la crítica a los agentes de prensa que acreditan a “periodistas/críticos” que no cuentan con un saber acorde?
-Desde Mas Prensa, acreditamos a profesionales de los medios y especialistas en cultura. No solemos hacer mucho más extensivas las invitaciones.
-¿Cómo te sentís el pasar a ser profesora después de haber sido alumna en la misma facultad en la que estudiaste?
– Para mi, es un privilegio ser docente de la Universidad de Buenos Aires. Es algo que me encanta, me enorgullece, y que, de alguna manera, siento que estoy devolviendo algo de lo que la facultad me dio. Soy hija de trabajadores. Mi mamá es cocinera y mi papá, distribuidor de galletitas por su cuenta. Entonces, la realidad es que no hubiera podido acceder a la universidad si no hubiera sido pública. Por eso, para mi, es tan importante defender la educación pública.
Viernes 27 de octubre. Analía Cobas presenta “La Protagonista” en Casa Patria Grande, Carlos Pellegrini 1285, CABA. A las 18.30 h.